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THE CROWN TERCERA TEMPORADA
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TERCERA TEMPORADA THE CROWN: ¿TIENE LA REINA CORAZÓN?

THE CROWN OLIVIA COLMAN

Con el permiso de Juego de Tronos, nunca un trono despertó tanta expectación como The Crown. El imperio británico ha sido el eje fundamental en muchas series que abordaron diversos periodos del mismo (Los Tudor, The Hollow Crown, Wolf Hall, Victoria); incluso en series en los que los reyes no eran sus principales protagonistas (como olvidar a Moriarty vestido con las joyas de la corona en la segunda temporada de Sherlock). Pero la clase y esa aura real que proyecta The Crown no nos la da ninguna otra y por eso, con cada temporada, hincamos la rodilla en el suelo y bajamos la cabeza ante nuestra Royal Highness de Netflix.

Las expectativas ante esta nueva temporada eran desorbitadas. El cambio de actores a unos más mayores no fue sencillo, pero el casting ha acertado en todos y cada uno de ellos. Algo con lo que ya contábamos, porque tener a la recién oscarizada Olivia Colman (La favorita) como Isabel II es algo así como haber contratado a alguien de sangre real. ¿Pero ha conseguido Colman llenar la alargada sombra de Claire Foy? Pasen y lean.

Viejos nuevos conocidos

THE CROWN COLMAN MENZIES

Cuando una serie gusta, sobre todo, por sus actores, el cambio de estos puede suponer el fracaso más absoluto. En esta ocasión, la sustitución de unos por otros venía dada por la propia línea temporal: si se quería avanzar en la historia de la corona británica, los tersos rostros de Claire Foy (First Man) y Matt Smith (Secretos de Estado) no podían seguir en pantalla. Tempus fugit, incluso en las casas reales. Sin embargo, una serie de esta talla ha sabido qué cartas jugar y los dos primeros cambios nos convencieron al momento: Olivia Colman (Fleabag) y Tobias Menzies (Outlander) serían los nuevos reyes de Inglaterra.

A pesar de que en El Palomitrón idolatramos a Olivia Colman por encima de nuestras posibilidades, no podemos dejar de ser críticos con sus interpretaciones. En este caso, y sabiendo que las comparaciones son odiosas, los pucheros de Colman contrastan mucho con las regias facciones de Claire Foy, por no decir con la imagen de dureza que la propia reina  Isabel II proyecta. Algo además en lo que inciden constantemente, retomando el discurso de la abuela en la primera temporada (“no hacer nada es el trabajo más duro de todos”) o haciendo visible la nula capacidad de la reina para expresar emociones (el capítulo 3×03, titulado ‘Aberfan’). En el caso de Menzies, este ha mejorado con creces la interpretación de Smith (del que también somos muy partidarios), mostrándonos un Duque de Edimburgo cascarrabias y bastante retrógrado. Vamos, que lo ha clavado.

Telenovela sí, serie histórica no

THE CROWN HELENA BONHAM CARTER

Si realmente nos gusta The Crown es por “el salseo”. Los cotilleos reales son lo que mueven nuestra curiosidad, ya que conocemos la historia real y queremos la perspectiva de la primera línea de todos esos enamoramientos, infidelidades, amores imposibles. De hecho, la propia serie empieza con una relación imposible, la del tío de Isabel que renuncia al trono por una mujer, cambiando el rumbo del Imperio y de la propia Isabel. Pero también el amor imposible de la princesa Margarita, el cual marcará su existencia y cuyas consecuencias vemos en esta temporada. No podía faltar, el primer acercamiento de Carlos (Josh O´Connor) a Camila (Patsy Fennell) que, sabiendo lo que sabemos ahora, da rabia ver al chiquillo sufrir.

Sin embargo, en las primeras temporadas había una fuerte carga histórica en la serie. Churchill (John Lithgow) era un peso pesado en la trama con capítulos enteros dedicados a él, y las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial el esqueleto de la temporada. En esta tercera, dan pinceladas de la crisis económica centrándose en la sorprendente buena relación entre el primer ministro Wilson, laborista, y la reina, pero le dan un espacio secundario a la huelga de mineros, como si los cortes de luz aprobados por el gobierno fuesen un Macguffin perfecto para los juegos de luz y la fotografía.

En esta temporada, si bien es cierto que los primeros amores de Carlos juegan un papel clave, la verdadera historia de amor/odio en la que recae el peso es la de Margarita con su marido Tony. Impecable Helena Bonham Carter (Ocean´s 8) que tenía dificilísimo igualar el carisma de Vanessa Kirby (Fast & Furious: Hobbs & Shaw) y que consigue hipnotizarnos, sobre todo, en los momentos de debilidad. Es una mujer rota, una que quiso siempre la atención y a la que sólo le han otorgado mucho tiempo libre y una sensación de libertad que no es tal. Vivir a la sombra de la reina es durísimo.

¡Dios salve a la reina!

THE CROWN DIOS SALVE A LA REINA

Hay un intento de tratar los problemas de autodeterminación de las distintas naciones del reino, a través del nombramiento de Carlos como Príncipe de Gales. Sin embargo, en una temporada que comienza a principios de los 60 y termina casi a finales de los 70 (la dimisión de Wilson se produjo en 1976, cuando le diagnostican Alzheimer), no se comenta, ni tan siquiera se puede ver de soslayo en la portada de algún periódico nada relacionado con el IRA, cuando en 1972 se producía el terrible Bloody Sunday.

No vamos a pecar de ingenuos y decir que no sabíamos que esto era un panfleto a favor de la Casa Real británica, porque eso lo sabíamos desde el minuto uno. Pero sí reconocemos una leve decepción, ya que al avanzar en la historia y acercarse, cada vez más, al ayer de la historia británica y mundial, los intentos de blanquear la figura de la reina y de la Casa Real son de lo más evidente. No dejamos de saber que esto es una ficción y aunque esté basado en algo real, hay licencias propias de la televisión con las que tenemos que ser indulgentes, pero no a costa de obviar algo tan espinoso como es la herida abierta en Irlanda del Norte.

Capítulos clave de la tercera temporada

THE CROWN CAPITULOS CLAVE

Magistral es la palabra para definir el episodio 3, ‘Aberfan’. La catástrofe del pueblo galés que vio como una pira de escombros de carbón sepultaba un colegio lleno de niños. La calidad del episodio ha sido alabada por muchos medios, como este ranking de episodios que hace Fotogramas. La factura técnica del momento de la catástrofe es impecable, así como las vistas aéreas que reflejan a la perfección el corrimiento de los escombros ladera abajo. En este episodio son fundamentales los papeles de los dos hombres que flanquean a la reina: su primer ministro y su marido. Las intensas actuaciones de Tobias Menzies (Los asesinatos de Midsomer) y de Jason Watkins (El hombre que mató a Don Quijote) le dan una fuerza espectacular al episodio, además de humanizar a la familia real británica (¿el Duque de Edimburgo llorando?). Aunque finalmente, todo parezca centrarse en las reacciones emocionales de la reina, porque ella es la protagonista, que no se nos olvide nunca.

El episodio 6, titulado ‘Tywysog Cymru’ (Príncipe de Gales en galés) es de las pocas incursiones plenas en política interior de esta temporada. Un Carlos totalmente marginado y solitario, que no encaja en ese mundo de hienas y buitres que es su propia familia, debe residir tres meses en Gales para aprender galés y dar su discurso en ese idioma el día de su nombramiento como príncipe. Carlos no sólo muestra un respeto inconmensurable hacia el pueblo galés, sino que comprende lo que se siente al ser marginado por la corona, él lo vive en sus propias carnes. Así decide dar un discurso propio en el que reivindica a Gales como nación, dándole valor a su idioma y a sus valores culturales propios. Isabel con los ojos mirando al cielo y pensando “madre mía, que el niño nos ha salido indepe”. Carlos lo paga y caro, pues tiene que escuchar de boca de su propia madre que su voz no le interesa a nadie, ni al pueblo ni a su familia. ¿Entendemos ahora porque este señor sigue sin reinar?

Los episodios 8 y 9, ‘El hombre suspendido’ y ‘Embrollo’ nos ponen de manifiesto que la vida de Carlos es un disgusto detrás de otro. Su tío Eduardo, con el que tiene una relación muy estrecha, sobre todo, porque empatiza con ese sentimiento de haber sido rechazado por los suyos, se está muriendo. Excelentes Derek Jacobi (Vicious) y Geraldine Chaplin (Britannia) como Eduardo VIII del Reino Unido y su esposa Wallis Simpson, y magnífica escena en la que Carlos, tras el entierro de su tío, comprende que no pertenece a esa familia: la cámara ofrece un plano de toda la familia vestida de negro a un lado y Carlos a otro, con un sentimiento de vacío y soledad que pone los pelos de punta.

The Crown tiene mucho que contar

THE CROWN JOSH O´CONNOR

Esta temporada empezó fuerte, con la economía como eje y la devaluación de la libra como el Apocalipsis. El perfil de la reina es un plano recurrente en los dos primeros episodios, dándonos la imagen que aparece en las monedas e hilando un poco con toda esa crisis que planea sobre toda la temporada como si de republicanos se tratase.

La cuarta temporada es un hecho, ya que conocemos las actrices que interpretarán a dos mujeres clave en la década de los 80: Diana Spencer y Margaret Thatcher, Emma Corrin (Grantchester) y Gillian Anderson (Sex Education), respectivamente. Es una década que puede dar mucho juego y que además, esperamos que traten con la importancia que se merece ese hecho histórico y error garrafal que fue la Guerra de las Malvinas (1982). Y además tendremos mucho más Carlos, cosa que nos encantará ya que nos confesamos fieles aduladores de Josh O´Connor (Tierra de Dios) . Finales de 2020 parece estar muy lejos, pero no lo es tanto si pensamos que tendremos que viajar cuarenta años al pasado.

Lorena Rodríguez

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Una tarde, con siete añitos, entré en el salón cuando mi madre veía El Padrino. La escena en cuestión era la del caballo y mi madre me gritó que no mirase, pero miré. Desde aquel entonces no pude dejar de mirar, de observar y soñar. Lo más cerquita que pude quedarme del cine fue haciéndome historiadora del arte. El cine es mi Tardis, un Delorean que me hace la vida real más fácil. Mi primera serie fue Urgencias, siempre fiel, a pesar de lo mal que la trató la tele. No sé decirle que no a una serie.