ADIÓS
ANTECEDENTES
Nadie sabe que empujó a Paco Cabezas a cruzar el charco. Desde Carne de Neón, aquel corto que más tarde se convirtió en largometraje, el nombre del director sevillano no había vuelto a sonar en las taquillas españolas. Uno podría pensar que habría desistido en su labor artística, pero nada más lejos. Allí en Estados Unidos, se encontraba trabajando y perfeccionando una faceta más internacional.
Tras dos producciones en las que dirigió a estrellas como Anna Kendrick o Nicolas Cage, dejo el cine para dedicarse enteramente a la televisión. Sin tiempo que perder se hizo un hueco en la industria y desde el 2014 ha sido director y guionistas de notables ficciones televisivas como Fear The Walking Dead, American Gods o Penny Dreadful. Con este currículum nadie habría augurado su vuelta, pero a Paco siempre le han gustado los giros de guion. Ejemplo de ello es Adiós, su reencuentro con la tierra que le vio nacer.
LA PELÍCULA
Desentrañando los engranajes de una Sevilla sucia y desangelada, la historia se sitúa en los bajos fondos de las 3.000 viviendas, un barrio regido por el poder de unas minorías. Entre esos restantes poco se sabe ya de la familia Santos, que desterrada a unas chabolas lucha por la supervivencia de un legado. Cuando la hija de Juan, uno de ellos, es asesinada en un accidente impredecible, comenzará en la familia una carrera en la que no habrá piedad, solo sangre. De esta manera, Cabezas elabora un retrato dónde la familia y el honor premian por encima de todo.
Lo primero que llama la atención de Adiós es su visceralidad. A diferencia de otras del género, no le teme a la violencia ni a la sangre. Desde el primer minuto se desprende una sensación de crudeza que invade toda la película. Curiosamente, esto, no solo se manifiesta en las acciones, sino también en las características tanto de los personajes como del barrio en el que habitan. Sorprende como una simple casa o los vecinos que la rodean, pueden crear una sensación de jaula, en la que parece que nadie tiene escapatoria.
Con unos pilares claros, la película no se corta en apostar por la acción. Aunque es cierto que peca de algunos clichés hollywoodenses como el asesinato de una hija o la ira incontenida de un padre, maneja la historia combinando acertadamente explosiones y silencios. Por tanto, ruidosos accidentes pueden verse sustituidos a los pocos minutos por calmadas puestas de sol. En definitiva, cuenta con un ritmo dinámico, algo que es esencial en una película de este estilo.
Precisamente, lo reflexivo y sensorial es lo que compone el verdadero ADN del proyecto. Es donde realmente conocemos el dolor de los personajes. Esos escenarios vacíos y silenciosos muestran el espíritu de una Sevilla decadente en donde el dolor de la pérdida es protagonista.
A pesar de todo, lo sentimental no se queda ahí, sino que se expande por un camuflado universo pictórico. Sutilmente, los tatuajes y grafitis dicen mucho de la historia. Acorde a declaraciones de Cabezas, representan la personalidad de los entornos y de las personas que los habitan. En parte, son también recordatorios de los valores puros de unos personajes que a medida que avanza la película se marchitan. Rasgos como el empoderamiento, la inocencia o la maldad son clave para entender Adiós.
La música, aunque pueda parecer un recurso sin apenas uso, es de lo más importante del relato. No sólo sirve para diferenciar los tres actos en los que se divide la película, sino también para demostrar el carácter de una ciudad como Sevilla. Otra cosa no, pero la influencia de lo andaluz está muy presente. Se muestra tanto a través de la religión, como del baile, las expresiones y algún que otro acento de dudosa procedencia. No es por desprestigiar pero con un elenco en su mayoría andaluz, se nota cuando uno no lo es.
ELLOS Y ELLAS
Era de esperar que la vuelta de Cabezas fuese recibida por los mismos que le vieron marchar. Por eso, no es de extrañar que la cinta la encabece Mario Casas, protagonista también de la ya mencionada Carne de Neón. La última del sevillano supuso un punto de inflexión para el joven actor y parece que este no lo ha olvidado. Acostumbrado a papeles de hombre duro, ya es experto en el género, algo que vuelve a demostrar en Adiós.
A pesar de todo, la sorpresa reside en los papeles femeninos. Natalia De Molina, Ruth Díaz y Mona Martínez llevan las riendas de una historia que rezuma masculinidad. Cargadas de carácter en la mirada reflejan la verdadera carga dramática de la película. El resto del elenco lo completan excompañeros como Vicente Romero y otros como Salva Reina o Carlos Bardem.
En definitiva, Adiós es una película con mucho potencial. Aunque pueda pecar de estereotipos, es su profundidad la que la salva de la monotonía. Su rica simbología y el amplio espacio que presta a semejante elenco de mujeres es de aplauso. De cara al futuro esperemos que la vuelta de Paco sea definitiva, que aquí le echábamos mucho de menos.
LA SORPRESA
La película destaca por su dinamismo. Evita una resolución simple para ofrecer un relato creíble y sobre todo entretenido
LA SECUENCIA/EL MOMENTO
Los mejores momentos de la cinta corren a cargo de Mona Martínez. El carácter que derrocha es excepcional
TE GUSTARÁ SI…
Te gusta el thriller y las historias de acción dramática
LO MEJOR:
- Su reparto
- Su rica simbología
- Su ritmo dinámico
LO PEOR:
- En ocasiones se encuentra al borde del cliché
- El poco desarrollo de algunos personajes
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