THE CROWN: THE QUEEN IS BACK
Llega diciembre y vuelve The Crown a Netflix, certera y a tiempo, como los mensajes navideños de la realeza. La elegancia, el protocolo, la corrección y la moral en diez episodios de una hora que no solo nos contarán qué ocurría a finales de los 50 en Gran Bretaña, sino también cómo afronta la década la familia real británica y cómo lidia, a su vez, con los problemas de cualquier familia.
La primera temporada de The Crown fue galardonada con dos Globos de Oro en la pasada edición (Mejor serie de drama y Mejor actriz de drama), haciéndole más complicado el éxito a esta segunda temporada. Pero nunca debemos subestimar el poder de la realeza para sorprendernos y atraparnos, porque adentrarnos en la intimidad de algo tan inaccesible como la realeza siempre despierta curiosidad.
La reina del papier couché
Ser la persona más admirada de tu país conlleva una serie de desventajas que hay que aceptar con la mejor entereza que tu posición determina. Que los cimientos de tu matrimonio se vean cuestionados en la prensa constituye una afrenta social casi tan grande como personal. Y este es el punto de inicio de esta temporada: Philip (Matt Smith) y Elizabeth (Claire Foy) se separan (físicamente) durante cinco meses y la duda de la infidelidad sobrevuela sobre ellos.
Lejos de que este escándalo sea el único de la familia real en esta época, Margaret (Vanessa Kirby), la hermana de la reina, añade un capítulo más a los duelos a los que reta a su hermana. El comienzo de su relación con el fotógrafo Antony Armstrong-Jones (Matthew Goode) es un escándalo en sí mismo, algo que no nos sorprende si es de Margaret de quien hablamos.
Los problemas familiares que rodean a la reina no se completan si el duque de Windsor (Alex Jennings) no hace su aparición estelar. Pero no teman, porque vuelve, con el rey de los escándalos. Sin duda, esta serie nos deja claro que la familia real puede ser más complicada de llevar que el propio estado, a pesar de hacer frente a problemas de tal envergadura como perder el canal de Suez.
Las monarquías son la excepción
Esta frase la pronuncia lord Altrincham (John Heffernan), un noble que arremetió contra las formas anticuadas y clasistas de la reina. Si en la primera temporada a Elizabeth le costó un poco hacerse con el protocolo, parece que en esta segunda le cuesta desembarazarse de él. Un discurso poco acertado hace que su popularidad decaiga y que las críticas de este noble sean doblemente escuchadas.
Los consejos de Altrincham no solo la llevarán de nuevo a ser la cabeza de la lista de popularidad, sino que además nos ofrecen un hito dentro de la historia de esta familia real: el primer discurso navideño de la reina que fue televisado. En la Navidad de 1957, las cámaras de la BBC entraron en palacio para grabar a Su Majestad como muestra de acercamiento de la soberana hacia su pueblo. Sin duda, es una de las mejores escenas de esta temporada, con una Claire Foy (Una razón para vivir) que borda cada gesto, el tono y los movimientos de este momento histórico de la televisión británica.
Los aciertos de la segunda temporada
El importante equilibrio entre serie histórica y culebrón real (no nos engañemos, es un culebrón y nos encanta) está más que conseguido en una temporada en la que los escándalos son tan sonados. Por otro lado, la ausencia del gran Winston Churchill (John Lithgow) se suple con el aumento de escenas de personajes que se nos perfilaron en la primera temporada, como es el caso de Tommy Lascelles (Pip Torrens), el consejero real de su padre y su tío.
El trabajo de Claire Foy es tan exhaustivo que podemos acercarnos un poco más a esa mujer rígida y fría con la que todos relacionamos hoy en día a esta figura monárquica. Pero además de este mimético trabajo de los actores de esta serie, algunos de los capítulos se complementan en sus segundos finales con datos y fotografías reales que nos ayudan a contextualizar los sucesos dentro de una realidad histórica.
El viernes 8 de diciembre The Crown llega a Netflix de nuevo para ofrecernos la posibilidad, durante diez episodios, de sentirnos parte de la realeza británica y para deleitarnos, por última vez, con la interpretación de Foy, ya que la siguiente temporada abordará a una reina de más edad, encarnada por Olivia Colman (Broadchurch). La serie creada por Peter Morgan nos ofrece estos nuevos episodios dirigidos, en su mayoría, por Benjamin Caron (Sherlock) y Philip Martin (The Tunnel). Preparad el té, alejaos de biografías, libros de historia y otras fuentes de spoilers similares, y disfrutad de una de las producciones más detallistas, caras y preciosistas que nos han dado los británicos en los últimos años.
https://www.youtube.com/watch?v=JYC2-UUao0w
Lorena Rodríguez