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QUÉ DESPRENDEN LOS FALSOS MITOS SOBRE EL CINE ESPAÑOL

¿Tiene la industria (informadores incluidos) que seguir dedicando energías en desmontar los falsos mitos sobre el cine español que llevamos décadas escuchando? De dónde salen, por qué se perpetúan y a quién le interesa que sigan difundiéndose son la clave para entender que no hay más ciego que el que no quiere ver. 

Si hay algo con lo que no haya podido este loco 2020 es con el dichoso debate en torno a las subvenciones al cine español. En un país con tres partidos estatales de derecha conservadora con representación institucional, el sector audiovisual sigue siendo un arma arrojadiza recurrente desde y contra las administraciones y a la vez se percibe como una amenaza que, por otro lado, ¿realmente es tan potente? 

Aprovechamos la última polémica surgida en redes para desmontar los tres bulos más recurrentes sobre nuestra industria:

1. Subvenciones al cine: Y dale Periquillo al torno

Padre no hay más que uno 2 - El Palomitrón

El estreno de Padre no hay más que uno 2, secuela de la exitosa comedia de Santiago Segura que está arrasando la desolada taquilla española en este verano sin blockbusters, ha servido para que las redes sociales vuelvan a llenarse de mensajes a favor del creador de Torrente usando como argumento su éxito sin la ayuda de subvenciones. El dato es completamente falso y solo hay que acudir a la web del ICAA para comprobar que el film recibió casi 700.000€ en ayudas a la producción, que afortunadamente revertirán con creces a las arcas públicas no solo por la venta de entradas, sino por los impuestos generados durante el propio rodaje. 

La eterna cantinela de las subvenciones no se sostiene ni comparando las ayudas al cine con otras industrias en España ni haciéndolo con otras cinematografías: ya sea por ayudas directas (Francia) o exenciones fiscales (Estados Unidos), las comparaciones siempre van a venirle en contra a quienes no tienen ningún interés en los datos y se benefician electoralmente de los bulos y la desinformación. Las ayudas al cine en nuestro país son más bien escasas. 

2. Una industria de rojos… en manos azules

B la película - El Palomitrón

Desde aquella famosa gala de los Goya del «No a la guerra» en 2003, la derecha institucional entró en conflicto bélico (perdón por el chiste) con la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, presidida por aquel entonces por Marisa Paredes. La mayoría de asistentes a la gala fueron muy duros con el Gobierno de Aznar, pero no disentían con la mayoría de la población que se manifestaba masivamente en las calles de todo el mundo (con especial incidencia en España), provocando un movimiento antibelicista bastante transversal y global.

La imagen de industria politizada (a la izquierda) ha perseguido al cine español desde entonces, mostrándose desde determinadas tribunas mediáticas especial inquina hacia algunas de las figuras más visibles políticamente de nuestro cine, como la familia Bardem o Willy Toledo. Precisamente el actor ha revelado en varias entrevistas cómo sus ideas políticas le hicieron perder todo tipo de ofertas laborales en cine y televisión. Raro en un entorno supuestamente favorable a sus ideas.

Desde la aprobación de la Ley del Cine en 2007 Mediaset y Atresmedia (nada sospechosas en este sentido) son las principales productoras de cine en España. Comedia, terror y thriller son los géneros estrella de sus catálogos, que apenas cuentan con ficción política. Las excepciones, películas que se cuidan de no mencionar nombres reales de políticos y partidos. Mientras tanto, cintas como El rey o B: la película necesitaron recurrir al crowdfunding para financiarse. Los que siempre acuden a Hollywood para comparar negativamente nuestra industria con la norteamericana, ¿sentirán envidia al ver películas como Spotlight o El vicio del poder, por mencionar dos éxitos recientes? ¿Sería posible ver una película producida por las televisiones privadas, RTVE o las autonómicas sobre la policía política de Fernández Díaz o cómo se debatió la Ley de abdicación de Juan Carlos I entre monárquicos y republicanos del grupo parlamentario socialista? 

La industria audiovisual española es tan amplia como diversa, aunque si nos fijamos en las diez películas más taquilleras del último año encontramos poco contenido incómodo: hasta seis comedias (Padre no hay más que uno, Lo dejo cuando quiera, Si yo fuera rico, Bajo el mismo techo, Perdiendo el este y Los Japón), dos thrillers (Quien a hierro mata y El silencio de la ciudad blanca), un drama personal (Dolor y gloria) y solo una película de contenido político, Mientras dure la guerra, que en su día sirvió de saco de boxeo para alimentar otro de los falsos mitos sobre nuestra cinematografía.

3. La guerra del abuelo y las fosas de no sé quién

MIENTRAS DURE LA GUERRA - EL PALOMITRÓN

En un estado democrático que no ha juzgado los crímenes de su reciente dictadura siempre genera controversia hablar de memoria histórica. Mientras el cine y la televisión anglosajona (¿cuántos documentales sobre la Segunda Guerra Mundial se emiten a lo largo del año en Discovery Channel y Canal Historia?) no paran de relatar su pasado bélico o esclavista, cualquier acercamiento del cine español a la Guerra Civil y el franquismo levanta ampollas entre los herederos ideológicos del régimen. 

Alejandro Amenábar recibió un aluvión de críticas tras anunciar el rodaje de Mientras dure la guerra, su largometraje de 2019 centrado en la figura de Miguel de Unamuno en los tiempos previos al alzamiento militar de 1936. Curiosamente, tras el estreno mucha gente la tildó de tibia y equidistante en su retrato de las dos Españas. Lo que la película quisiera contar era lo de menos: cada vez que el cine español habla de la guerra, algunos linajes de apellidos compuestos se inquietan.

El periodista cinematográfico Javier Zurro publica periódicamente artículos desmontando con datos todo tipo de bulos contra nuestro cine. Sobre el supuesto exceso de producciones ambientadas en la Guerra Civil, publicó en 2018 un texto que confirmaba que el número de cintas de esta temática no superaba el 1% desde el año 2010. 

El cine es también Marca España

Entrevista: Dolor y gloria - El Palomitrón

El éxito internacional de nuestros deportistas es recibido de forma mucho más efusiva que el de nuestros intérpretes y cineastas, pese a que los primeros tampoco tienen reparo en manifestarse políticamente en público. Mientras que la cobertura del Balón de Oro ocupa gran espacio en la prensa, unas nominaciones a los Premios del Cine Europeo o un/a intérprete premiado/a en importantes festivales internacionales pueden pasar totalmente desapercibidos. 

Atendiendo a los datos, comprobamos que apenas se produce cine político a gran escala, que el porcentaje de producciones sobre la Guerra Civil es ridículo, que el cine familiar y mainstream recibe tantas o más subvenciones que cualquiera o que el mito de las películas «de putas y maricones» no solo es ofensivo por incierto, sino por misógino y homófobo. Esto poco importa a quienes lo siguen manteniendo, porque en su ánimo no está demostrar ninguna verdad cuantitativa sino censurar voces disidentes, algo en lo que la historia reciente de este país tiene bastante experiencia. 

Fon López

1 COMENTARIO

  1. Sólo un apunte: me río yo de la «memoria histórica» hacia dentro del Canal Historia, también conocido como el Canal Hitler. Dedican buena parte de su espacio a las 2ª Guerra Mundial y relatar los horrores del III Reich pero ni mu de todos los crímenes que ha cometido EEUU desde entonces, y ni de coña levantan el telón sobre la sangre derramada en el nacimiento de su nación.

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He crecido viendo a Pamela Anderson correr a cámara lenta por la arena de California, a una Carmen Maura transexual pidiendo que le rieguen en mitad de la calle, a Raquel Meroño haciendo de adolescente con 30 años, a Divine comiendo excrementos y a las gemelas Olsen como icono de adorabilidad. Mezcla este combo de referencias culturales en una coctelera y te harás una idea de por qué estoy aquí. O todo lo contrario.