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Entrevista Lo dejo cuando quiera destacada - El Palomitrón
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LO DEJO CUANDO QUIERA: LOS PROTAGONISTAS Y EL DIRECTOR NOS DAN SUS CLAVES

El viernes 12 de abril se estrena Lo dejo cuando quiera, una loca comedia protagoniza por David Verdaguer, Ernesto Sevilla y Carlos Santos. El trío de actores, que coinciden por primera vez en un proyecto para la gran pantalla, han sido una apuesta personal del director Carlos Therón,  responsable de la versión española de la cinta italiana, Smetto quando voglio. El proyecto llega a manos de Therón después del éxito de Es por tu bien y por encargo de Mediaset, propietaria de los derechos. Con el director y los tres protagonistas nos reunimos en un céntrico hotel madrileño, para que nos den algunas claves de la película y el rodaje.

Therón lo vio desde el principio como una oportunidad para hacer algo radicalmente distinto a su última película. “El punto del que parte el guión es muy bueno y muy divertido. Además, estudié en Salamanca y en aquellos años hubo un caso real muy parecido, porque el laboratorio de química se estaba usando para cosas que no eran experimentos. Así que eso, unido a la posibilidad de entrar en territorios oscuros, con unos profesores universitarios que se ponen a vender drogas, era la oportunidad de trabajar en algo que nada tenía que ver con la comedia blanca y para todos los públicos que acaba de hacer”.

El resultado final del remake es una película muy diferente del título italiano original, con el que apenas solo comparte premisa: profesores universitarios en precariedad debido a la crisis y que descubren que tienen entre manos un complejo vitamínico que es algo más que eso. “Sólo mantenemos alguna secuencia, así que el resto de la historia no se parece en nada. El desarrollo que hicieron los guionistas, Cristóbal Garrido y Adolfo Valor, va por otro lado respondiendo a su humor. Lo cierto es que nos hemos alejado bastante de la propuesta inicial”, señala el director.

Y es que el humor en España está en crisis. Hemos entrado en un ciclo en que está perseguido y cada vez es más difícil tratar temas en tono de comedia sin que surjan acusaciones desde todos los ámbitos. Por eso, Therón consideró un reto este proyecto “Estamos en un momento en que casi es difícil no auto-censurarse de base y eso es un problema. Encontrarte con la posibilidad de explorar territorios que, a día de hoy, son procelosos o controvertidos es interesante, aunque es algo que ya hemos visto en los 70. Ahora arrancarse con una comedia sobre drogas y determinados puntos de humor negro y referencias a los más bajos instintos, es un avance”.

La película es una crítica social a la realidad que viven muchos licenciados que después de cumplir su parte del trato (dedicar años de estudio) no encuentran trabajo. La fuga de talento, la frustración de la Generación X, y la pérdida de valor del profesorado universitario forman parte de una dura realidad que está pasando factura a nuestra economía, en medio de una crisis de la que no hemos salido, pero con la que hemos aprendido a convivir. “Los mensajes complejos se expresan mejor con comedia. Si tuviera que explicar la situación de los pactos que van a suceder después de las elecciones, propondría La Vida de Brian. Nosotros nos hemos divertido contando la precariedad laboral de los profesores, pero es una realidad que está ahí. Después de todo, si lo piensas, debemos tener cuidado con cómo reaccionamos ante la crisis. Los protagonistas, por ejemplo, deciden lanzarse a delinquir como respuesta a su frustración”, añade el director.

Un casting a la medida de Verdaguer

Carlos Theron Entrevista Lo dejo cuando quiera - El Palomitrón

La elección de los actores surgió en torno a la decisión de contar con David Verdaguer como protagonista. Hasta ahora en la gran pantalla lo habíamos visto sobre todo en dramas, ganando un Goya por Verano 1993, aunque cuenta con una gran experiencia de comedia en teatro. Quizá por eso se desenvuelve en Lo dejo cuando quiera como pez en el agua. Su mirada y su actitud corporal lo dota de una vis cómica que funciona muy bien gracias a un casting muy elaborado. “Tiene mirada de perro apaleado y es muy buen actor, afirma Carlos Therón.

Según avanzaba el rodaje, de forma muy sutil, iba ganando seguridad y se iba convirtiendo en un personaje con más poder, más oscuro y peor persona. David Verdaguer reconoce que su papel es el más serio de la comedia. “Estoy encantado de poder demostrar que puedo hacerlo, porque la comedia es lo que más me gusta. Leyendo el otro día Humorismos, de Gómez de la Serna, leí una frase que decía que ningún vegetal hace reír, pero una cebolla hace llorar, y me pareció que es verdad. Hacer reír es más difícil que hacer llorar”.

Una preocupación de Therón es conseguir que todos los actores desarrollen personajes que encajen en la película: “A partir de que supimos que David iba a ser el protagonista, construir el resto fue casi hacer un mapa. Él es la espina dorsal de la peli, con su propia forma de hacer las cosas. Ernesto Sevilla tiene una gran vis cómica y trabaja desde su propia ocurrencia. Y, en oposición, Carlos Santos es un actor del método, de entrar en la piel del personaje. Con energías muy diferentes conseguimos el equilibrio. Y luego, lo completamos con Miren Ibarguren, Cristina Castaño, Amaia Salamanca, Ernesto Alterio y el resto del elenco”.  

Desde los ensayos, los actores tuvieron claro que iba a ver muy buen rollo durante el rodaje y que sobre todo, se iban a reír mucho. “No hay que reírse para hacer comedia, pero es muy difícil hacerla si no te llevas bien o no hay química. Desde el primer momento, Therón fomentó que fuéramos a cenar, de fiesta, a tomar unas cañas, y a ensayar, por supuesto…”, señala Carlos Santos.

Tres formas de abordar el trabajo de actor

David Verdaguer Carlos Santos Entrevista Lo dejo cuando quiera - El Palomitrón

Los tres reconocen que tienen formas de trabajar muy distintas, lo que ha servicio para sumar en lugar de restar. Además, la mutua admiración que se tienen ha hecho que el trabajo conjunto sea más fácil. “Cuando respetas al otro como actor es más sencillo ensayar, poder probar cosas e incluso que haya momentos en que puedas pedir ayuda. Esto se transmite en la película, afirma Ernesto Sevilla.

Tres actores que abordan el trabajo de manera diferente. Ernesto Sevilla, reconoce que es más humorista que actor y, para él, en el final de los papeles siempre tiene que haber una risa. Por eso en el rodaje, ha sido mucho más atrevido y ha improvisado más. Carlos Santos y David Verdaguer tienen mayor formación como actores y creen que la comedia tiene que hacerse en serio. Por eso, trabajan desde el convencimiento, tratándolo con tiempo y sentido del ritmo.

Como actores, siempre hay que enfrentarse a escenas comprometidas y, por supuesto, en las comedias también. Curiosamente, las escenas más alocadas y en las que la comedia se lleva al límite, coincide con las que más han sufrido los protagonistas.

La más loca que tuvo que rodar Verdaguer incluía subirse a una mesa y bailar enloquecido, en un aula llena de estudiantes. El actor reconoce que lo pasó regular. “Era al inicio del rodaje y para mí fue como hacer teatro, pero el teatro se ensaya. En cine no, y a mi me acojona. De hecho, me saqué las lentillas para no ver a nadie. Hice la primera toma y luego otra vez y otra vez, y luego ya no hace tanta gracia y empiezas a cuestionarte… Al final, Therón tuvo que cortar porque se me fue bastante la olla”.

Para Carlos Santos fue la escena de musical, porque le da mucho respeto bailar. Además, también se rodó al principio del rodaje y estaba un poco abrumado. “Compartía escena con Luis Varela y Gracia Olaya y estaba previsto que el rodaje durase más horas, y se rodó en apenas media jornada. Pero el resultado me ha gustado mucho”, comenta.

La palma en este caso se la lleva Ernesto Sevilla que luce trasero en una escena. “Lo pasé fatal. Me tocó la parte de correr desnudo rodeado de 200 o 300 personas de figuración. En realidad soy muy tímido y para mí ha sido lo más parecido  a una pesadilla”.

Un universo lleno de referencias cinematográficas

Ernesto Sevilla Entrevista Lo dejo cuando quiera - El Palomitrón

El universo de Lo dejo cuando pueda está compuesto por un  montón de referencias,  más o menos directas, a películas que forman parte de la memoria colectiva. Los guionistas han incluido algunas muy evidentes, como El club de los poetas muertos. Hay guiños al Guateque, a Cazafantasmas, a La Llamada… “No lo puedo evitar. Soy de una generación que está cerca de Tarantino o Spielberg, en la que nos gusta hablar más de películas que de experiencias. No soy producto de la II Guerra Mundial, no he vivido las cosas en primera persona y por eso, es inevitable recurrir al cine. Además,” continúa Therón, me gusta adentrarme en cosas que no domino porque me parece más interesante. Quería que la comedia fuera acelerada y por eso la trufé de gags a todos los niveles: unos más básicos, otros más slapstics y otros en los que hay que pensar”.

Con todo ello, hay comedia en varios niveles, que va desde una caída, a un humor negro, y en ocasiones es difícil de ver porque bordea algunos límites que lo hacen más interesante. En cualquier caso, y para los más suspicaces, cuando vas a ver una comedia o te ríes, o no te ríes. Si no se ríe nadie, el silencio es atronador. Luego, algunas personas reelaboran su opinión e incluso se sienten culpables por haberse reído con algunas escenas. Esa reflexión que intenta buscar una explicación de por qué te has reído no tiene sentido. “El humor y la inteligencia siempre van unidos. Por eso, es incorrecto decir humor inteligente. La persecución del humor que se está haciendo ahora recuerda a la historia que se planteaba en El nombre de la Rosa, en la que lo que se ocultaba era el tercer libro de Aristóteles dedicado a la Comedia. El argumento era que si te ríes pierdes el miedo. Y si pierdes el miedo, se acabó el poder”, señala Therón.

No cabe duda. Hay que ir a ver comedia, y hay que reírse.

Marisa Cruzado

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