ANTECEDENTES

En la rueda de prensa posterior a la película, el director David Pujol reconoció que levantar este proyecto había sido un inmenso trabajo inicialmente respaldado por presupuesto extranjero, posteriormente arrasado por la pandemia y finalmente recogido con ilusión en el último año hasta llegar al estreno en esta sala durante el BCN FILM FEST de este año 2023. Este jueves 27 de abril abordamos una película mágica, una película que se baña en las aguas desnudas del Mediterráneo para regalarnos un jugoso caramelo a disfrutar este verano en las salas. Si en un primer artículo hablamos sobre La desconocida, posteriormente nos detuvimos en Els encantats y ayer pasamos por Un cel de plom, hoy nos toca detenernos en una película preciosa y preciosista que conjuga mar, gastronomía, historia y arte y a la que sólo podemos agradecer eternamente su existencia.

LA PELÍCULA

Los hermanos Fernando (Iván Massagué) y Alberto (Pol López) son dos cocineros en un restaurante de una Barcelona setentera en un país al borde de la quiebra que huele la muerte del dictador. Alberto, luchador antifranquista, se verá en la situación de huir de la ciudad condal hacia lugares más inhóspitos donde sea posible poner tierra de por medio y escapar de los problemas de la ciudad, pero en su huida arrastrará a Fernando. Refugiados en un Cadaqués preñado de mar, hippies, contracultura y calma mediterránea bajo la figura inmensa de un Salvador Dalí global, los hermanos empezarán a trabajar en El Surreal, un restaurante cuyo dueño, Jules, espera con ansia algún día que Salvador Dalí se siente por fin a una mesa de su restaurante.

En El Palomitrón ya nos hicimos eco de este trabajo a estrenar en el mes de julio y el resultado que hemos hallado a su paso por el BCN FILM FEST no puede ser mejor. Esperando a Dalí es un preciosista trabajo de virtuosismo cinematográfico, una joya brillante donde todo brilla por sí mismo, desde el agua que lame la playa al amanecer hasta las farolas en la noche, desde la comida recién hecha en sus platos hasta un sol que lo baña todo, desde los peces recién pescados hasta el cabello brillante quemado por el sol, y es que Esperando a Dalí es ese tipo de película que riega con la generosidad de lo humano un erial cinematográfico donde muchas veces lo artificial sobrepasa a lo humano.

Nada desentona y todo acompaña, aunque, de todo ello, son sus personajes histriónicos, caóticos, excesivos, tímidos, chalados, creativos, enamoradizos e imaginativos los que llenan una historia que, en otras manos directivas y en otros actores, acabaría resbalando hacia el precipicio de lo irrelevante. Pol López e Iván Massagué son los dos hermanos que, comedidos y conscientes de su situación, hacen de la necesidad virtud hasta camaleonizarse totalmente con el ambiente del lugar en dos papeles que parecen irles como anillo al dedo, pero con ellos también desfilan toda una miríada de secundarios y no tan secundarios que llenan una historia hasta hacerla rebosar de imaginación y surrealismo.

Pese a que el pintor surreal catalán se encuentra desde el título hasta las constantes apariciones fugaces, el director y los productores explicaron en el coloquio posterior que la película es también otro homenaje a otro catalán como es Ferran Adrià. Fernando, en la piel de Massagué, trasunto del chef catalán, hace del genio de los fogones su personaje y convierte a la cocina en un personaje más que se funde de manera magistral en el escenario caótico de ese Mediterráneo puro. Al fin y al cabo, la película es un grandioso homenaje a la cocina de Adrià, al genio de Dalí, una carta de amor al Mediterráneo y un canto a la libertad que se respira en cada una de sus secuencias. Ojalá muchas más películas como esta llenaran más a menudo nuestras carteleras.

ELLOS Y ELLAS

Pese a que los dos hermanos en el rostro de Iván Massagué (El inmortal, Escape Room: La pel·lícula) y Pol López (Suro, El sustituto) llenan la pantalla en cada una de sus apariciones, esta comedia coral no se podría sostener sin otros actores como son José García (Asterix y Obelix y el reino medio, Historias para no dormir) en el personaje del desatado Jules, dueño de El Surreal; Paco Tous (Los hombres de Paco, La casa de papel) como el Teniente Garrido, Clara Ponsot como Lola, hija de Jules y amante de la mar azul; Francesc Ferrer (Todos mienten, Vida perfecta) como el loco del lugar e incluso una muy camuflada Vicky Peña (La manzana de oro, La abuela) en el papel de la avejentada Gala, esposa del genio pintor.

LA SORPRESA

El gran trabajo que David Pujol ha conseguido levantar con paciencia a lo largo de los años, un gran trabajo al que sólo podemos dar las gracias.

LA SECUENCIA/EL MOMENTO

Los sucesivos momentos en que Dalí llama para decir que acudirá a comer finalmente a El Surreal, las apariciones de Paco Tous en la piel del teniente con bastantes malas pulgas, las apariciones de Dalí y muchísimos momentos más que amenizan una comedia que sólo va in crescendo.

TE GUSTARÁ SI

• Disfrutas de las películas de verano, de mar, de comida y de comedias de situación, especialmente si son bajo un trasfondo histórico.

LO MEJOR

• Unos personajes carismáticos e hipnóticos a cuyo hechizo quedamos rápidamente sometidos.
• Unos escenarios sometidos a la luz y a la mar que hacen ellos solos la mitad de la película.
• El constante homenaje a la gastronomía, al amor, al mar y al arte de vivir en libertad.

LO PEOR

• Un cierto mensaje conservador que sobrevuela toda la cinta, aunque atenuado por la inmensidad de una película que no parece tener fin.

Javier Alpáñez