Quedan unas horas para desvelar el esperado palmarés de los Goya en este año tan particularmente diferente. Un año de estrenos limitados, de auge creciente de las plataformas, de consagración de la no ficción y de una plantilla de cine significativamente peor a la del año precedente. Todas estas denominaciones y más conforman la definición de una temporada que culmina más tarde que nunca (jamás habíamos posicionado el calendario en marzo), pero que invita más que nunca a celebrar y disfrutar de nuestro cine.

Ya conocemos todos los datos necesarios para dibujar una previsión de lo que nos puede deparar la ceremonia que, como ya hemos mentado, tendrá lugar de manera telemática (para los nominados) y presencial (para los entregadores y presentadores) desde el Teatro Soho CaixaBank en Málaga, bajo la dirección y presentación de Antonio Banderas y María Casado. La carta de presentación no puede ser mejor, y la preparación y mimo que desentraña la mirada y el trabajo del equipo de Banderas no puede hacer más apetecible esta gala, a pesar de su no presencialidad. Entre los motivos que se antojan sugerentes tenemos: una promoción y una organización anticipada y elaborada (que en los tiempos que corre es mucho), una escaleta coherente, unas intervenciones musicales tan diferentes como interesantes, un plantel de entregadores representativos de lo mejor de nuestro cine, y ese sonado e increíble plantel de estrellas internacionales que vendrá a iluminar, apoyar y visibilizar la gran ceremonia del cine español. Todo ello vaticina, y esperamos que así sea, que las limitaciones a veces son el mejor aliado para desplegar toda la creatividad y el esfuerzo, y anticipan una gala tan diferente como remarcable.

Pero sin duda, al margen del elemento festivo, lo más importante es el contenido, es decir esas películas presentes y representativas de esta temporada de cine, que prometen acudir a un palmarés ciertamente repartido. Las grandes cifras no son para esta edición, al estilo de ediciones como la de La vida secreta de las palabras (máxima ganadora con 4 Goyas). En este sentido, la máxima contendiente a llevarse los premios clave de la noche es Las niñas, que parece que puede cerrar su ciclo triunfal de galardones (con permiso de los Gaudí) con 4 premios Goya, y ser de esta manera, la ganadora moral y la ganadora en cuanto a número de galardones: mejor película, mejor dirección y guion original para Pilar Palomero, y mejor dirección de fotografía para Daniela Cajías (que sería la primera mujer ganadora en esta categoría).

Así es, el resto del plantel no planea tener más de 3 premios por película. Entre las posibles películas más premiadas podría encontrarse La boda de Rosa con mejor dirección (Icíar Bollaín), mejor actriz revelación (Paula Usero) y mejor canción original (María Rozalén), y Adú, con 3 menciones técnicas: mejor dirección de producción, mejor sonido y mejor montaje. Estas películas podrían encabezar una lista en la que Akelarre promete ser la gran perjudicada de la velada. Parece ser que el premio de mejor dirección artística (para el ganador del Goya Mikel Serrano) es su baza de consuelo. Otras predicciones dentro del ámbito técnico podrían ser: la mención de efectos especiales para Black Beach, la mejor música original para Bingen Mendizábal y Koldo Uriarte por Baby, el mejor maquillaje y peluquería para Orígenes secretos, y el mejor diseño de vestuario para la mediática Cristina Rodríguez por Explota, explota, película que aspira firmemente también al Goya de mejor actriz de reparto, por el carismático y emocionante trabajo de Verónica Echegui, en una de las categorías más abiertas de esta edición.

Citadas dos apuestas actorales, hay que advertir los principales favoritos en este ámbito, dados los premios precedentes, y todo parece apuntar que Patricia López Arnaiz por Ane, y Mario Casas por No matarás son los favoritos en las ternas protagonistas. Juan Diego Botto puede resarcirse en su quinta nominación actoral (la sexta en total) gracias a su labor de reparto en Los europeos, y Chema del Barco, por su extraordinario trabajo en El plan, puede llevarse el premio en el apartado de revelación masculina. Estas previsiones actorales se unen al premio de mejor guion adaptado que, aunque Cesc Gay por Sentimental guarda su condición de favorito, debe tener cuidado con el trabajo de David Pérez Sañudo y Marina Parés Pulido, por Ane, que le pisa claramente los talones.

Y cerrando con las líneas de las mal llamadas categorías paralelas, completamos quiniela con el claro favoritismo de El año del descubrimiento en el apartado documental, y las muy posibles victorias de El padre en mejor película europea y la chilena El agente topo en mejor película iberoamericana. El cortometraje de animación Blue & Malone. Casos imposibles, el documental Biografía del cádaver de una mujer, y el de ficción A la cara, parecen los máximos contendientes en los apartados de cortometrajes. Y si de Goyas fijos hablamos, ahí está el premio directo a La gallina Turuleca, única nominada en la categoría de mejor película de animación y el esperado Goya de honor, para la inmensa actriz Ángela Molina.

Predicciones y previsiones que pueden y quieren romperse en este año de cambios, de imprevisibles acontecimientos, en el que el cine español, una vez más, ha sacado brazo, para demostrar, que a pesar de las circunstancias, su pasión y su esfuerzo está por encima de todo.

Alberto Tovar