PATRICIA LÓPEZ ARNAIZ, EL BAMBÚ QUE CRECIÓ FUERTE
Pese a ser un rostro habitual del cine y la televisión durante la última década, su nombre puede resultar aún desconocido para algunas personas. Eso puede cambiar en 2021, quizá a su pesar. Ya se ha empezado a notar en los últimos meses de este maldito 2020, que a ella sin embargo le ha traído varias alegrías profesionales: cualquier quiniela en esta atípica temporada de premios cuenta con Patricia López Arnaiz entre sus principales favoritas gracias a su papel en Ane.
Una trayectoria rápida pero cimentada
Aunque parezca más lejano, López Arnaiz no debuta en cine hasta hace solo diez años. Fue en la cinta 80 egunean y de la mano de los hoy laureadísimos José Mari Goenaga y Jon Garaño (La trinchera infinita), que curiosamente también firmaban su primer largo de ficción. La actriz (Vitoria, 1981) aun no se dedicaba profesionalmente a tiempo completo a la interpretación, y se apañaba entre vacaciones y excedencias para realizar sus primeros trabajos.
Aficionada al teatro, fue descubierta por un representante que le facilitó el acceso a pruebas y pequeños papeles. En ese primer período de «interinidad» la vimos aparecer en otros títulos de la filmografía vasca como Amaren eskuak (2013) y Lasa y Zabala (2014), además de dos importantes muestras del cine independiente de la pasada década: La herida (2013) y Un otoño sin Berlín (2015), ambas reportándole sendos Goyas a sus protagonistas Marian Álvarez e Irene Escolar. Unos años después, la gasteiztarra podría cogerles el testigo.
Sus tres grandes oportunidades le llegan un poco más tarde: en 2017 se estrena la primera adaptación al cine de la trilogía del Baztán, las populares novelas de Dolores Redondo dirigidas por Fernando González Molina y producidas por Atresmedia. Patricia López Arnaiz interpretaba a una de las hermanas de Marta Etura (la tercera hermana era Elvira Mínguez) en un pequeño pero fundamental papel en su carrera que le ha acompañado hasta este 2020 con el estreno de Ofrenda a la tormenta, el cierre de la trilogía. La segunda y tercera gran oportunidad llegarían gracias a la televisión.
Las series en Sevilla son una maravilla
Si tuviera que elegir nombre artístico, el de Patricia López Arnaiz podría ser Teresa de Sevilla. Dos personajes televisivos de idéntico nombre y misma ciudad de residencia le darían la popularidad que no había experimentado hasta entonces. Con La peste la actriz por fin se tira a la piscina para dedicarse plenamente a la interpretación: Alberto Rodríguez la escoge para encarnar al personaje más interesante de la serie de Movistar. Teresa Pinelo es una viuda que no está dispuesta a aceptar las convenciones sociales sobre el papel de la mujer en la Sevilla del siglo XVI.
Durante un par de años compagina esta producción con La otra mirada, una de esas series que dan sentido al concepto de televisión pública. A lo largo de dos temporadas da vida a Teresa Blanco, una profesora cuyas vanguardistas técnicas de enseñanza ponen patas arriba la sevillana academia para señoritas en la que trabaja. Ambientada en los años 20, cada episodio giraba en torno a algún concepto relacionado con el feminismo y supuso una agradable renovación para las series de época que venía emitiendo Televisión Española en las últimas dos décadas. Este papel le valió para ganar el hasta ahora premio más importante de su carrera: el Ondas a la Mejor actriz.
Un año para recordar
Mientras triunfa en televisión, la actriz continúa trabajando con grandes directores y podemos verla bajo las órdenes de Julio Medem (El árbol de la sangre, 2018) o Alejandro Amenábar (Mientras dure la guerra, 2019). Pero pandemias aparte, 2020 marcará la trayectoria de la actriz, que se encuentra a punto de estrenar su sexto trabajo del año: La hija de Manuel Martín Cuenca.
Anteriormente han llegado la mencionada Ofrenda a la tormenta, Uno para todos (David Ilundain), La línea invisible (Mariano Barroso), Campanadas a muerto (Imanol Rayo) y la que muy seguramente le regale mayores alegrías en forma de nominaciones: Ane, de David P. Sañudo. En esta cinta rodada en la provincia de Álava (donde sigue viviendo) interpreta a una madre que, ante la desaparición de su hija, descubre que apenas la conocía. Su soberbia interpretación le ha valido una nominación a los Premios Forqué y será raro que no la veamos destacar (presencial o virtualmente) en los Goya y los Feroz.
Pese a ser su primer protagónico en cine, nadie que haya seguido su sólida e inteligente carrera se sorprenderá por este éxito. Confesa admiradora del cine de Tarkovski y Cassavetes, ya daba en 2018 pistas de cómo ha enfocado su carrera en una entrevista para Barnafotopress: «A mi todo esto que me está sucediendo me recuerda a historias sobre la planta del bambú. Dicen que lo plantas y tarda mucho en emerger, pero como durante este tiempo ha hecho muchas raíces, cuando sale está más fuerte y arraigado que nunca».
Fon López