El próximo 31 de enero llega a la gran pantalla Adú, la nueva cinta de Salvador Calvo, protagonizada por Luis Tosar, Anna Castillo y Álvaro Cervantes. Tosar, Cervantes y el director ya coincidieron hace cuatro años con el drama histórico 1898: Los últimos de Filipinas.

La desgarradora historia se centra en Adú, un niño de seis años que tiene que huir de su país y hace todo lo posible para sobrevivir y llegar a Europa. Una vivencia que sufren miles de personas cada año comenzando un viaje desde África hacia un hipotético lugar mejor. La historia del pequeño se cruza con la lucha de un activista medioambiental (Tosar) que ama a los elefantes por encima de todo, incluso por encima de su hija (Castillo).

Los grandes descubrimientos del proyecto son los jóvenes actores Moustapha Oumarou y Zayiddiya Disssou, quienes interpretan a Adú y Massa respectivamente y fueron seleccionados tras varios meses de casting en múltiples países del continente africano.

LOS ANTECEDENTES 

El propio Salvador Calvo nos contaba antes del visionado de la película que los sucesos contados están basados en hechos reales. Las historias le llegaron durante el rodaje de la anteriormente mencionada 1898: Los últimos de Filipinas, en Canarias. Según relata el director, había un centro de la Comisión Española de ayuda al refugiado: “Llegaban continuamente pateras. Mi pareja estaba trabajando como voluntario allí mientras yo hacía la peli, todos días nos iba contando historias absolutamente alucinantes, espeluznantes, dramáticas y algunas apasionantes”. 

Entre estas historias, se encontraban las de dos niños, inspirando los hechos relatados en Adú: “Una de ellas era la de un niño de 6 años que llegaba en patera con su supuesta madre y con dos hermanas” continúa: “Al cabo de unos días descubrieron que no era hijo de esa supuesta madre, sino que era parte de una red de tráfico de órganos y le querían desguazar. Tenía seis años, la edad de nuestro Adú”.

La segunda historia es un niño procedente de Somalia que “un día, le dijo a su padre que su tío le estaba violando con sus amigos. Su padre le contestó que lo único que se le ocurría si quería sobrevivir y para que no le matasen ni a él ni a su hijo, es que huya del país. Entonces atravesó todo el desierto, pasando por Libia. Era un chaval de 14-15 años y lo único que le podía dar dinero era prostituirse. Cuando consiguió llegar a Canarias murió a la semana siguiente de sida”. 

LA PELÍCULA

Siguiendo con su línea cinematográfica, la cinta es una crítica social desde el primer hasta el último minuto. La historia de Adú es conmovedora y provoca reacciones en los regocijos más oscuros y profundos de nuestros cuerpos. Sin embargo, parece que Salvador ha querido contar tantas cosas que la historia de Adú pierde importancia en cierta manera. 

Durante las dos horas de película vemos tres historias paralelas: la de Adú, en ocasiones acompañado por su hermana y en otras por Massa), la de unos policías destinados en Melilla para vigilar la valla y los intentos de saltarla de los inmigrantes y refugiados y la de un activista que trabaja en un refugio para elefantes y su hija, quien tiene problemas con las drogas. El director nos asegura que la finalidad de esta decisión era poner en contraposición la vida de las personas más privilegiadas que provienen de países desarrollados como España, a la de los verdaderos protagonistas, los migrantes. Pero no termina de funcionar.

De hecho, la cinta podría ser mucho más crítica eliminando la historia del activista y su hija. La historia de los policías sí que aporta algo más a la crítica social que pretende realizar el proyecto, por lo que no rechina ni cansa. Aun así, el relato pone voz a cientos de miles de personas que no la tienen, por lo que creaciones como ésta son muy necesarias para concienciar al espectador de la cruda realidad de los niños, mujeres y hombres que se ven obligados a abandonar su país de origen. 

ELLOS Y ELLAS

El peso de la historia lo llevan por completo los hombres, echando en falta un personaje femenino durante todo el recorrido del film con más peso. La relación entre Adú y Massa funciona de manera excepcional, así como Cervantes como policía perturbado por las situaciones que tienen lugar en Melilla. Respecto a la relación entre hombres y mujeres, encontramos a la de Adú con su hermana -todo lo que tenga que ver con Adú funciona-, y al personaje interpretado por Tosar y su hija, la cual queda un poco forzada. 

Anna Castillo es el personaje femenino con mayor papel en la cinta y es una pena la poca profundidad que tiene. El arco de personaje es prácticamente inexistente pasa de 0 a 100 en nada, pero la relación con su padre y su experiencia en África parece que podría ser explorada por separado, pues es bastante interesante. 

LA SECUENCIA / EL MOMENTO 

Toda la película (aunque no sea su intención) es una oda a África y sus colores, acompañados de una excelente técnica cinematográfica, por lo que es un deleite para la vista. Pero sin duda, me quedo con dos momentos que parecían sacados de un cuadro, la escena del atardecer antes de que crucen el mar Adú y Massa, y cuando están apoyados en piedras en la playa. Ambos momentos son dosis puras de belleza y demuestran que Calvo sabe lo que hace. 

Respecto a la secuencia que creo, destaca sobre la cinta en general, señalo el momento más tenso de la cinta, siguiendo la entrada de Adú y Massa en España. Cuando piensas que todo ha acabado, Adú te vuelve a inyectar una dura dosis de realidad que reafirma los valores del film. 

TE GUSTARÁ SI…

Esta cinta es perfecta para ti si eres fan del cine social o de historias tan únicas como terribles. Si te gustó Lion, apunta ésta a tu lista de películas para ver. 

LO MEJOR

• Adú y Massa 
• El realismo de la cinta
• Las escenas en el agua
• Los paisajes africanos

LO PEOR

• La historia del voluntario y su hija
• Falta de peso en personajes femeninos
• Quiere contar demasiadas cosas a la vez
• El final de la escena del avión de la hermana de Adú

 Marta G. Diezma