LOS PREMIOS YAGO CIERRAN LA TEMPORADA DE PREMIOS
Hay ideas que son producto de enajenaciones transitorias o vaciladas más propias de una tarde intensiva de cañas en buena compañía, y hay ideas que pese que pese a parecerlo pueden desmarcarse de este grupo si realmente se trabajan, se alimentan y se planifican con cabeza y mucho sentido de la orientación, algo que, nos pongamos como nos pongamos, no está al alcance de todo el mundo, especialmente en estos tiempos que corren.
Con solo 5 ediciones a sus espaldas, y con una fidelidad muy notable respecto al concepto germinal, los Premios Yago vuelven a cerrar la temporada de premios de nuestro cine anunciando un palmarés que vuelve a recuperar el cine que los «premios serios» han ninguneado. El cine que por méritos propios necesitaba con urgencia un cambio de guion, y debe permanecer posicionado estoicamente en la memoria cinéfila de 2018.
Porque la naturaleza de estos premios, ya no es tanto la transgresión o la rebeldía, como sí lo es nadar contra corriente. Y de ahí que sean los últimos en entregarse, y de ahí que su jurado no admita deliberaciones hasta que no se levanta el Goya a Mejor dirección año tras año. Y con las tartas más populares habiendo repartido ya sus raciones, los Premios Yago acaban de anunciar los invitados a su fiesta particular, y así reparten su pastel este año.
El Palmarés
Yago impepinable a nominado no ganador: Isaki Lacuesta por Entre dos aguas. Y es que es verdad que la cinta ha pasado muy de puntillas por algunas de las grandes citas, pero Isaki Lacuesta sí ha triunfado en los ASECAN del cine andaluz (ex aequo histórico con Viaje al cuarto de una madre), y mucho más importante: en septiembre levantaba su segunda Concha de Plata en San Sebastián, un honor del que muy pocos pueden presumir y que justifica de sobra que el director se mire al espejo todos los días nada más levantarse y le guste lo que vea.
Yago al no nominado:directoa las manos de Bárbara Lennie, que si bien se lo lleva finalmente por Petra, lo cierto es que también podía haberlo rascado por Todos lo Saben (ahora ya sí, la auténtica olvidada de la temporada), La enfermedad del domingo o incluso El Reino.
Yago al no reconocido: recae en el especialista Óscar Dorta, por doblar a Dani Rovira en las escenas de acción de Superlópez. Esta categoría está pensada, con mucho acierto, para reconocer a los profesionales de nuestro cine cuyo trabajo no está contemplado reconocer (al menos hasta ahora) en los premios de nuestro cine. labores que son una pieza más del engranaje de la industria, pero que normalmente pasan desapercibidas para el gran público y viven relegadas a un injusto segundo plano.
Yago al éxito menos comercial: se lo lleva Las distancias, de Elena Trapé. Porque poco le ha servido de cara al público sus Biznagas en el pasado Festival de Cine de Málaga (película, dirección y actriz) o su premio a Mejor película en los Gaudí. Una cinta justamente recuperada para la reivindicación que debería haber merecido mucho más. Siempre quedarán las plataformas, en cualquier caso, para que la disfrutéis. es una apuesta segura.
Yago al mejor grupo de irreductibles: reconoce el trabajo colectivo de todo un reparto, y este año los honores son para el elenco de Tiempo después. Miguel Rellán, Daniel Pérez Prada, Roberto Álamo, César Sarachu, Blanca Suárez, Antonio de la Torre, Manolo Solo, Gabino Diego o Carlos Areces. Casi nada, vamos.
Yago de honor: para la actriz Bárbara Rey por su naturaleza inclasificable, y por una trayectoria que acumula más de 40 títulos en cine y televisión, además de otras muchas facetas que la han ligado a la industria televisiva, la música o el teatro.
En total seis categorías en las que votan algunos de los periodistas especializados más importantes de nuestro país, y que gracias a la labor de Santiago Alverú (nuestro padrino de oro en Pendiente de Calificación) no solo gozan de una salud de hierro, sino que además se proyectan como una cita que cada año crece en visibilidad y relevancia.
Alfonso Caro
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