El Palomitrón

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EL COMENSAL

ANTECEDENTES

Ángeles González-Sinde llevaba desaparecida de la dirección desde 2008 tras la película Una palabra tuya y El comensal es su regreso de nuevo a la gran pantalla. Mujer polifacética de múltiples aristas como Ministra de Cultura (2009-2011), Presidenta de la Academia de Cine (2006-2009) o su actual cargo como Presidenta del Real Patronato del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, la directora, guionista e incluso actriz ha firmado una multiplicidad de guiones que van desde capítulos de Amar es para siempre, películas polémicas como Mentiras y gordas e incluso algunos episodios de Cuéntame como pasó. Con El comensal, tercera película que nos ocupa el BCN FILM FEST tras Espejo, espejo y Amor de madre, pretende regresar a la gran pantalla llevando a cabo un ejercicio de memoria histórica para ajustar cuentas con el pasado de ETA y sus ecos en nuestra realidad actual.

ETA ha sido una de las organizaciones terroristas más longevas de la historia reciente del mundo. Nacida en plena dictadura de Franco para luchar contra el fascismo y a favor de la autodeterminación del pueblo vasco, en democracia acabó convertida en un cáncer cuya metástasis derribaba las cautelas de cualquier gobierno y ponía contra las cuerdas no sólo a la sociedad de Euskadi sino a la de toda España. Su fin como banda armada y la entrega de sus armas permitió al país a cerrar un capítulo muy oscuro de su historia, pero las heridas sangrantes que dejó tras de sí todavía supuran en nuestro imaginario colectivo. ETA sigue bien viva en la memoria reciente y su gesto de dolor seguirá poblando nuestro paisaje cultural, pero ya desde el libro cerrado en que se ha convertido.

LA PELÍCULA

No es casual que los productos audiovisuales que en los últimos años han querido contar ETA han sido realizados desde el fin de un conflicto que se atisbaba eterno. Mientras que El desafío: ETA (2020) es una invitación a la reflexión de lo que ha sido un monstruo ya derrotado y ETA, el final del silencio (2019) pone el acento en las víctimas ahora que la tempestad se retiró, la serie Patria (2020) añade el toque de ficción a este relato conjunto de nuestra historia que subraya la necesidad de entender qué pasó con nuestros seres queridos cuando eran señalados por el dedo amenazador de la banda terrorista y también de tender puentes en una sociedad rota.

La nueva película de Ángeles González-Sinde, El comensal, es un nuevo proyecto de ficción que trata de entender la necesidad de enfrentarse con el pasado terrorista como víctimas ahora que ETA ya forma parte de la historia conclusa. Basada en el libro homónimo de Gabriela Ybarra, basado a su vez en hechos reales, la película narra la relación de un padre y una hija con la muerte desde diferentes perspectivas. Mientras que el padre tuvo que enfrentar en 1977 el secuestro y posterior asesinato de su padre, el político y empresario Javier de Ybarra, de nombre Javier Arriaga en la película, a manos de la banda terrorista, la hija tendrá que enfrentarse a la muerte por cáncer de su madre en 2011. Unidos padre e hija por ese vínculo funesto justamente a la misma edad, la película narrará la difícil reconstrucción de algunos hechos del pasado que herméticamente guardamos en nuestra memoria, pero también abrirá la puerta a la necesidad de entender dicho pasado para poder limpiar el presente.

Pese al poso tan amargo sobre el cual se puede levantar una inmensa película, al acabar el visionado y encenderse las luces de la sala tenemos la sensación de que El comensal se quedó a medio gas. Ginés García Millán en el papel de Fernando, el padre, y Susana Abaitua en el papel de Iciar, su hija, conforman un dúo interpretativo que sostiene por sí solo toda la película y con el que, como siempre, nos quitamos el sombrero, pero no basta con ello, puesto que quizá El comensal acaba como un ejercicio demasiado rígido que, si bien permite dicha reflexión con la muerte, no permite un visionado placentero de la película.

El mayor problema de El comensal es una narración que en ocasiones no se comprende demasiado bien hacia dónde viaja. Lastrada además por unos diálogos demasiado ásperos y unas interpretaciones demasiado encorsetadas en manos de algunos actores y actrices no del todo sueltos que acompañan el triángulo de García Millán, Abaitua y Adriana Ozores como la esposa y madre que acaba muriendo por cáncer, la película acaba por convertirse en un producto interesante, pero que jamás llega a despegar, lo que la convierte en una película que podría haber puesto otra piedra en el monumento colectivo audiovisual que pretende entender el pasado de ETA, pero que no llegó a levantar el vuelo a causa de sus diversos contratiempos.

Pese a todo, es de admirar la valentía de una película que pretende narrar la muerte y la posterior reflexión que sobre ella se hace. Ahora que la tormenta se retira, no somos capaces de recordar desde el presente la tensión de una banda terrorista que partió la sociedad vasca, pero todavía entendemos menos el pasado de rencor, dolor y miedo que dejó tras de sí como estela de un barco que zarpa. Pese a sus múltiples fallos como película, el relato que se hace de la muerte y la necesidad de enfrentar el pasado se mantiene intacto y dicha valentía es digna de admirar.

ELLOS Y ELLAS

Fernando (Ginés García Millán), Amalia (Adriana Ozores) e Icía (Susana Abaitua) conforman el triángulo más importante sobre el que pivota toda la narración fílmica como padre, madre e hija, respectivamente, pero, si bien el resto del elenco no llega al nivel de ellos tres, es de mencionar una interpretación correcta de Fernando Oyagüez como el joven Fernando cuando el padre fue secuestrado o Ane Gabarain como el fiel soporte de la familia Ybarra.

LA SORPRESA

Descubrir que ETA sigue siendo un pozo inacabable de reflexión comunitaria, adopte el registro que adopte.

LA SECUENCIA/EL MOMENTO

El momento en que padre e hija penetran en la vieja casa donde el padre vivió cuando su padre fue secuestrado, ese momento en que la pétrea coraza de silencio con la que se emboza el pasado empieza a quebrarse.

TE GUSTARÁ SI…

  • Te interesa la historia de ETA desde el punto de vista de las víctimas.
  • Si disfrutas de las historias intimistas que, con lo personal, describen lo colectivo.

LO MEJOR

  • Ginés García Millán y Susana Abaitua, lo mejor, sin duda, de toda la película.

LO PEOR

  • Unas interpretaciones que no sólo quedan bastante lejos del trío de actores principales, sino que confieren a la película una sensación de dureza que le restan naturalidad.
  • La sensación en ocasiones de que el guion no lleva a ninguna parte.

Javier Alpáñez

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