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Quinella en Sword Art Online Alicization
ANIME / MANGA OPINIÓN REDACTORES

QUINELLA, DOMINANDO SWORD ART ONLINE ALICIZATION

Reki Kawahara ha sido objeto de discusión en estas líneas demasiadas veces. Quizás se deba a que el verdadero éxito de Sword Art Online llegaba sobre una versión que él mismo ha reconocido como inmadura — y que ha conseguido paliar, de cierta forma, con el fénix que supone Progessive. Con todo, y lejos de ser un elemento decisivo el hecho que le otorga ese título, lo cierto es que la narrativa del autor japonés suele quedar lejos de lo que se podía esperar de sus obras.

No es una idea errónea per se, sino una ejecución que peca sobre ciertos valores y que suele apoyarse en los muros de la ignorancia o los estereotipos nipones más clásicos sobre los que el propio Kawahara renegaba, según el mismo al haber descubierto otras sintonías en Occidente, en una reciente entrevista. Un paso adelante que enmarca su evolución como escritor y que, más allá de lo demostrado en el citado reboot de la obra original, también ha conseguido cambiar en la definición de Sword Art Online: Alicization.

En el pasado me refería a este nuevo arco —aclamado como el más maduro de los escritos por el autor, más allá del trabajo de Keichi Sigsawa— como la definición de la evolución de Sword Art Online a través del tiempo y las nuevas corrientes. Ahora reafirmo ese texto. Pero no lo hago de forma general, sino con el enfoque puesto sobre Quinella. Uno de los personajes mejor construidos a los que Kawahara ha conseguido dar vida hasta el momento.

Un cambio de paradigma

Construir una meta en la ficción suele venir acompañado de la necesidad de situar obstáculos. Es una estructura particularmente básica en el desarrollo literario forjada para hacer que el héroe o la heroína crezcan en base a ellos. Un esquema que ha evolucionado con el tiempo, sin obviar esa necesidad pero sin repercutir en la recursividad imaginaria a la hora de diseñar el escenario para el desarrollo oportuno.

Así lo hace Made in Abyss, proponiendo un obstáculo tan grande que sus propios personajes lo consideran prácticamente un dios. El Abismo ejerce de juez y escenario, pero también de elipsis de ese clásico enemigo final que tiende a ejercer de brújula narrativa. The Ancient Magus’ Bride no elude al personaje pero si se atreve a representar una figura humana retorcida por un deseo egoísta pero necesario para salvar su propia vida de la tortura eterna a la que vive sometido Cartaphilus. Y si queremos llevarlo más allá encontramos ideas tan interesantes como la que propone Ryousuke Takeuchi en Moriarty el Patriota, obligando al lector a tomar una posición determinada.

Solo son ejemplos. Referencias personales que surgen al redactar un texto sin guion en un arrebato de algo que suele bailar entre la locura y la inspiración, pero es también un referente de lo fácil que es romper con los paradigmas propuestos. Algo que Sword Art Online jamás conseguía en lo que muchos consideran su magnum opus, Aincrad. Akihito Kayaba era definido como un sociópata pero su figura quedaba en el aire y no dejaba de ser demente con la suficiente sangre fría como para encerrar a miles de personas en un entorno digital y hostil.

¿En que convierte esto al enemigo final de Reki Kawahara? En un simple personaje secundario. Vale, luego sabríamos que él mismo jugaba bajo la apariencia de Heathcliff pero más allá de la referencia a Richard Garriott en Ultima no hay un espectro diferenciador que lo convierta en un personaje memorable. Más tarde —en Alicization, precisamente— sabríamos más de él, como persona e incluso como amante. Pero su presencia original es tan débil que pierde la oportunidad de presentar un papel especialmente importante.

De hecho, los miembros de Laughing Coffin, simples jugadores convertidos en fríos asesinos tras pasar por la traumática experiencia en la que se encuentran —además desprovistos de leyes morales o físicas que les impidan asesinar— resultan un mejor contraste que el propio Kayaba. Un detalle que el maestro Kawahara también identificó y que estiró hasta convertirlos dos y tres veces como antagonistas de la obra, rallando en una recursividad poco inspirada.

El plantel no mejora antes de llegar a Alicization. Gun Gale Online se resume en las líneas anteriores y, de nuevo, Sigsawa ejerce un trabajo mucho más notable trabajando en universo ajeno. Fairy Dance destaca por ser el arco menos apreciado de la obra y su enemigo final no puede ser más representativo de esa idea. Es así como el autor busca la redención en Alicization. Porque Quinella resulta ser todo lo que el resto no fue.

Rompiendo el fanservice

Pero antes de meternos de lleno en ello, es necesario volver a hacer un flashback. Porque más allá de la psique de sus antagonistas, Kawahara ha pecado enormemente en el hecho de representar personajes femeninos fuertes. Más allá de las correcciones políticas —que ya se intuyen en los comentarios—, lo cierto es que Sword Art Online siempre ha perdido puntos en como estructuraba a sus personajes. El modelo de la damisela en apuros quizás funcionara en los cuentos clásicos pero en pleno 2013 era precisamente la fuerza de Asuna, corriendo junto a Kirito en su primer capítulo la que sentaba un precedente. Pero claro, esa escena fue extraída de Progressive.

Si rebobinamos la cinta y nos situamos en el origen, en la novela ligera, lo cierto es que el autor juega mejor sus cartas de lo que lo hace A-1 Pictures en su adaptación. Nuestra primera toma de contacto es un Kirito humano, agotado, capaz de ver a la muerte acechándolo y temiendo por ello. No lo hace menos héroe, porque el protagonista seguirá siendo recordado como el mejor jugador “solo” del título —demostrando así, además, una importante falta de información sobre el género al que retrata— pero si algo más comedido.

Culpas aparte, lo cierto es que la obra siempre ha estado descompensada. Asuna es fuerte, pero jamás se la equipara con Kirito. Y el resto de personajes, exceptuando a una maravillosa Argo que apenas tiene cabida en la obra original, sólo son puntos en el camino que sirven para desarrollar la historia, empoderar a Kirito y forjar un harem que si bien se entiende como algo más bien pasivo, resta una importancia vital a una obra que tiene el poder de desarrollar a sus personajes bajo el miedo a la muerte y la hostilidad de su mundo.

En este punto Alicization sirve de contrapeso. Alice tiene un importante protagonismo desde su inicio e incluso tras su desaparición sigue siendo un elemento vital sin necesidad de ser el interés romántico de nadie. Selka sigue los pasos de su hermana en una visible independencia y tenemos a Sortiliena, que ejerce como profesora de Kirito o Fanatio, que sirve de contraposición ética a los valores de género y que la obra utiliza para enfatizar en la igualdad entre hombres y mujeres en la batalla.

Dominando la obra, rompiendo los tabúes

Pero, por encima de todas ellas, Reki Kawahara logra un nuevo hito con el papel de Quinella. El simple hecho de apodarla bajo el título de “Administrator” lanza un mensaje claro y fuerte que desentona con los apartados anteriores. Queda claro, por encima del propio Kayaba o los miembros de Laughing Coffin cúal es su papel. Y, por supuesto, resulta ser un título que la sitúa por encima de cualquier personaje antes mencionado y aprovecha la contraposición en la que se muestra para situarse siempre por encima de Kirito, que suponía la línea limítrofe de la obra hasta ahora.

Quinella en Sword Art Online Alicization

Pero no es solo su título per se el que la convierte en uno de los personajes mejor construidos de Sword Art Online, sino su papel. Porque Quinella dista mucho de las pretensiones sociópatas de Kayaba. No teme en asesinar, pero no necesita grabarlo en su escudo para demostrarlo y, desde luego, no necesita una coartada para suponerse como la antagonista. Como el verdadero enemigo final.

Y es que Quinella atiende a las particularidades más clásicas del género, pero no se estanca en ellas. No necesita el papel que suponen las obras citadas anteriormente. No necesita tener un trasfondo secreto. Es su aire dominante la que la convierte en lo que es. Ella es reina, diosa, ama y señora del imperio humano. Y lo es, simplemente, porque es superior. No hay pretensiones, no hay falsos moralismos que atiendan a su campaña de posesión. Sólo el absoluto y simple deseo de ser quien es, de controlar.

Y es así, controlando su mundo, como Quinella controla también la obra. La deja a su merced. Todo lo representado en Underwold en el momento en que Kirito queda atrapado en él, es producto de ella. De su ego y su egoísmo. Pero es que son estos, precisamente, los rasgos que la definen por encima del resto de intentos de Kawahara.

Voy a citar a Theron Martin al repetir que Sword Art Online nunca ha sido especialmente dado a explorar la psique de sus personajes. Sin embargo era a través de su décimo noveno episodio —tras, recordemos, una décima entrega que también sentaba precedentes— cuando, rebajando la dirección a sus niveles más simples, conseguía alcanzar un hito en su propia historia gracias al desarrollo emocional y psicológico que proponía la propia Quinella.

Y es que, por una vez, la obra consigue romper tabúes y retratar la sexualidad en un plano que se aleja a grandes pasos del fanservice para adoptar una nueva postura. Más allá de la gran dirección con la que enmarcaban el debut de la antagonista de este arco —jugando con el dinamismo de las escenas y evitando que todo recayese en un intercambio de planos estáticos—, su narrativa consigue inducir una premisa psicológica sobre el concepto del placer y la seducción que nos lleva al punto de la sumisión.

Uno que la obra había estudiado ya desde un punto de vista siempre más duro, mandatorio; forzoso. Sin embargo, Quinella actúa con suavidad, de forma tentativa, obviando un papel como el que cumple Exdeath en Akame Ga Kill!, mostrando esa dominancia de forma agresiva y actuando en un sentido que cuadra mejor sobre las líneas de Tsumi to Kai.

Alicization consigue convertir el desnudo de Quinella en un plano fuerte, que muestra la seguridad del personaje en una obra donde nos hemos encontrado con escenas plagadas de fanservice innecesario. La hace incluso maternal —con un importante empujón gracias al trabajo vocal de Maaya Sakamoto—, rompiendo el sentido de la realidad y utilizando su propia sexualidad como transmisión, nunca agresiva, nunca sobremarcada, siempre acogedora y cálida, de las mentiras e ilusiones que induce en Eugeo para romper su protección.

No es ajeno su último capítulo a la hora de escribir estas líneas, a lo aparecido en el ya citado. Porque Quinella siempre se presenta con un importante valor sexual pero jamás como premio, sino casi como ente superior y con una importante capacidad de dominación sobre el resto del plantel. Algo que la propia narrativa utiliza con Chudelkin —clara crítica a pasos anteriores de la obra, que sirve para mostrar una imagen sucia del deseo carnal forzado— empoderando aún más a la antagonista, mostrándola consciente de su condición y orgullosa de la misma. Siempre segura, siempre fuerte.

Quinella rompe con todo lo establecido hasta ahora; representa la antagonista más importante de todo el universo Sword Art Online hasta el momento. Un personaje de intenciones claras, con un enorme ego que sirve de muro entre ella y el resto de personajes, deificándola y llevándole a dominar toda la obra. Prácticamente la primera incursión de la franquicia en conceptos psicológicos y emocionales de ese calibre que consigue, además, partiendo de un punto tan simple como su propia personalidad. Aún queda mucho por ver, pero la dominancia de Quinella sobre su escenario y sobre la propia obra es la viva imagen de la redención que supone Alicization.

Óscar Martínez

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Escribo más que duermo. Ávido lector de manga y entusiasta de la animación japonesa. Hablo sobre ello en mi tiempo libre.