El Palomitrón

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CINE DOSSIER CINE EL CINE EN LISTAS REDACTORES

10 ÓPERAS PRIMAS QUE CONSAGRARON A SUS DIRECTORES (VOL. 1) (S. XX)

Durante los últimos años se ha producido un auge de directores noveles que están apostando por historias inéditas y nuevos formatos muy diversos para hacer llegar sus historias al espectador en la butaca de cine. Hemos tenido el placer de descubrir directores de la talla de Pilar Palomero (Las niñas), Belén Funes (La hija de un ladrón) o Galder Gaztelu-Urrutia (El hoyo), cuyas películas han tenido una enorme acogida por parte del público y la crítica.

Dentro de la industria cinematográfica siempre es difícil que una productora apueste por un nuevo talento. Por suerte cada vez son más las que se atreven a asumir este riesgo y se convierten en las responsables de descubrir a nuevos directores jóvenes, en parte gracias al apogeo de la era de las plataformas.

Durante el siglo XX, antes del cine digital, los nuevos directores lo tuvieron más complicado. Hacer cine no estaba al alcance de todos. Entre el público se valoró por encima de todo, el riesgo de los creadores de romper con los tabúes y las costumbres de antaño, sobre todo durante la época del franquismo. La elección de los siguientes films atiende a directores que desde un primer momento con su obra obtuvieron un gran reconocimiento por parte del público y/o la crítica. Generando piezas que han sido responsables del pistoletazo de salida a fructíferas carreras. Gracias a este esfuerzo, a día de hoy se han convertido en directores de referencia dentro del panorama español.

Esa pareja feliz (1951) de Luis García Berlanga y Juan Antonio Bardem

El debut de dos de los mayores exponentes del cine español fue esta sencilla película protagonizada por Fernando Fernán Gómez. Una comedia acerca de una pareja madrileña que gana un concurso. Más tarde la carrera de ambos se dispararía. Tras Bienvenido Míster Marshall (1953) (con guion de Juan Antonio Bardem y Miguel Mihura) Berlanga se proclamó maestro de la sátira, expresando en cada uno de sus films con mordaz ironía, una crítica acerca de la realidad política y social de la España de la época. El momento de mayor esplendor de Juan Antonio Bardem llegaría con Muerte de un ciclista (1955) y Calle Mayor (1956), que a diferencia de su compañero optó por el drama y el género negro. En los 50 el franquismo limitaba la libertad de expresión, sin embargo tanto Berlanga como Bardem despuntaron en su habilidad para burlar la censura de la época.

La residencia (1969) de Narciso Ibañez Serrador

Narciso “Chicho” Ibáñez Serrador fue pionero en el género del suspense en nuestro país. Siempre se sintió atraído por los relatos de ciencia-ficción y terror extranjeros. Tanto que en 1964 dirigió la serie Mañana puede ser verdad, para más tarde dirigir la célebre Historias para no dormir, que acercó el lenguaje cinematográfico a la televisión. Ésta última resultó un revulsivo en la España de la dictadura. Chicho dominaba el arte de sugerir sin mostrar y creó obras de enorme calidad a pesar de la censura impuesta por el régimen. La residencia supuso su debut en el cine, seguía los pasos de Historias para no dormir. Contenía un alto componente sexual no explícito, que incluía tintes de lesbianismo y sadomasoquismo. La atmósfera de servidumbre, oscura y lúgubre, iluminada a través de luces tenues creaba un ambiente terrorífico. La residencia cuenta una historia típicamente gótica tradicional, el giro final causó gran sorpresa entre los espectadores de la época.

Los golfos (1959) de Carlos Saura

Carlos Saura estrenó Los golfos en el Festival de Cannes en 1960, dónde fue nominada a la Palma de oro. La película es una de las precursoras del llamado cine quinqui, que narraba las peripecias de delincuentes callejeros de estrato social muy bajo, y que han alcanzado fama gracias a sus delitos. Seis jóvenes de la periferia madrileña ayudan a su amigo en su sueño de ser torero, cometiendo diversos atracos para pagar su debut. Los golfos abrió el cine español al camino del neorrealismo, que por entonces ya era un estilo muy extendido en Europa. Saura contó en su mayor parte con actores no profesionales. La película se estrenó años después en España sufriendo diversos recortes de metraje por parte de la censura. Después de Los golfos, Saura vería se vería reconocido en su país por La caza (1965), que ganó el Oso de plata en Berlín a mejor dirección, seguido de multitud de películas que han configurado una muy elogiable filmografía.

El espíritu de la colmena (1973) de Víctor Erice

Es considerada una de las películas más importantes del cine español. Víctor Erice con El espíritu de la colmena plantea una sincera muestra de cine poético en nuestro país, con reminiscencias del cine europeo de la época e incluso influencias de figuras como Andréi Tarkovksy. Se trata de un film rodado durante el franquismo, pero ambientado en los años cuarenta. Aborda el tema de la posguerra de manera muy sutil, desde los ojos de una niña de un pueblo de Castilla. Un día un camión llega al pueblo con un cine y proyecta El doctor Frankestein para los niños. La inocencia de Ana, la protagonista (interpretada por Ana Torrent), cambia a raíz de ese visionado. La mirada de Erice sobre la infancia muestra un tratamiento muy respetuoso y sensible. Habla de la mirada del niño que aún no es capaz de distinguir entre la realidad y la ficción. Unos seres pequeños cuya imaginación y curiosidad no entiende de límites y por ese motivo son aislados dentro de la familia y de la sociedad. Es una película sobre como el cine nos hace crecer. El director de fotografía de Erice, Luis Cuadrado, mostró con impactantes imágenes el paisaje de Castilla. Unos fotogramas que ya pertenecen al imaginario colectivo. La película se alzó con la Concha de oro en el Festival de San Sebastián y consagró a Erice como uno de los cineastas más sensibles de su tiempo. Erice más tarde dirigiría dos obras también de enorme reconocimiento y recorrido, como El sur (1983) y El sol del membrillo (1992), ésta última como un sincero acercamiento al cine documental.

Asignatura pendiente (1977) de Jose Luis Garci

Garci se estrenó en el cine con un drama romántico protagonizado por José Sacristán y Fiorella Faltoyano. Los protagonistas fueron novios de jóvenes y aunque ambos están casados, al reencontrarse vuelven a enamorarse recordando su relación y al constatar que nunca llegaron a hacer el amor. La película incluye sutiles críticas a las presiones de la estricta moral de los años cincuenta, y es una película bisagra que narra los últimos años del franquismo y los primeros de la transición. Jose Luis Garci realizó una película muy personal y trató de manera emotiva y tierna la relación entre los protagonistas. El director consiguió acercarse al espectador a través de un drama cotidiano. Rodaba un cine de cuyas historias podrían ser protagonistas nuestros padres o nuestros abuelos, ubicados en ciudades y lugares reales. Garci recurre a la melancolía en un período histórico y un paisaje concreto: el Madrid de los 70. Se convierte así en un relato generacional, de cuando en España se empezó a luchar por defender las libertades sociales que habían sido suprimidas durante décadas.

Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1980) de Pedro Almodóvar

Tras la muerte de Franco, en la segunda mitad de la década de los setenta y durante los años ochenta se produjo un despertar creativo, y sobre todo, sexual. El cine del destape apareció en España, las películas comenzaron a mostrar desnudos sin cortes ni tapujos (principalmente femeninos). Almodóvar se convirtió en uno de los iconos de la época, escandalizando con sus películas a la audiencia más puritana. El sexo ganó importancia en la pantalla desplazando a otros temas tan de moda como lo eran la droga o la posguerra. Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón es una comedia que cuenta la historia de tres chicas que viven en Madrid durante la época inicial de la Movida madrileña, cuya violación de una de ellas les cambia la vida. La película aborda temas como la homosexualidad, la prostitución, el sadomasoquismo sin ningún tipo de tabúes. Almódovar fue acusado directamente de estar rodando una película porno. Con un rodaje “semiclandestino”, filmada sin permisos, las críticas fueron diversas. La positiva recepción o el morbo (o ambas cosas) le facilitaron la producción de Laberinto de pasiones (1982) y Entre tinieblas (1983). Después de los primeros años de la transición la ropa volvió a las pantallas, cuando el destape perdió fuerza y se normalizó. Las cintas de Almódovar dejaron de ser tan escandalosas. Sin embargo, los temas de la identidad sexual, la pasión y el deseo se han mantenido como recurrentes en su cine hasta hoy.

Acción Mutante (1993) de Alex de la Iglesia

Considerada una obra de culto en nuestro país y fuera de él (Japón), Acción mutante causó un gran impacto en la sociedad española acostumbrada a películas sobre la guerra civil, dramas amorosos y comedias ligeras. El debut de Alex de la Iglesia marcó un antes y un después en el modo de hacer cine en España. En el futuro, una banda terrorista formada por seres deformes liderada por Ramón (Antonio Resines), siembra el terror en el país, pretendiendo vengarse de los ricos y guapos para tomar el mando. Podría considerarse la primera película de ciencia-ficción española, algo en los noventa reservado únicamente para las producciones americanas. El film es también una comedia, que se presenta como sátira política y una crítica hacia como los medios manipulan a la sociedad. Acción mutante combinó ambientes sucios con escenas de acción, gore sin tapujos y una banda sonora de Def con Dos de lo más cañera. Este bizarro cóctel tan característico lo encontraríamos en posteriores películas del director como El día de la bestia (1997).

Tesis Ana Torrent Fele Martínez - El Palomitrón

Tesis (1996) de Alejandro Amenábar

Posiblemente la ópera prima más célebre de nuestra lista. Con veinticuatro años Alejandro Amenábar se alzó con el Goya a mejor dirección novel, mejor guion original y mejor película con esta cinta. En los noventa la apuesta por nuevos géneros se continuó abriendo, y Amenábar se hizo eco con este thriller con aires hitchconianos, que a día de hoy es considerada un film de culto. Ángela (Ana Torrent), que prepara una tesis sobre violencia audiovisual, descubre muerto a su director en la videoteca de la facultad. Junto a Chema (Fele Martínez) intentaran resolver el misterio de la muerte que también esconde una serie de desapariciones. Tesis se atreve a entrar en el mundo de las snuff movies y ejecuta una crítica hacia la morbosidad que buscan los programas de televisión o el cine. El director hace partícipe al espectador de la trama, haciéndole cuestionarse si él/ella forma parte también de ese público morboso. La carrera de Amenábar se vio catapultada tras el éxito de Tesis, consolidándose como un director de escaso volumen de obras pero todas de enorme calidad, tales como Abre los ojos (1997), Los otros (2001) o Mar adentro (2004).

Torrente, el brazo tonto de la ley (1998) de Santiago Segura

Siguiendo la estela que dejaron películas como Acción mutante (1993), Santiago Segura decide ponerse a la dirección de su debut, que sentaría las bases de su carrera humorística. El director muestra muchas referencias de la comedia española, entre ellas la fuerte influencia de Berlanga y algún guiño a Luis Buñuel. Torrente, el brazo tonto de la ley muestra un humor caricaturesco, lleno de bromas de mal gusto, lenguaje soez y escenas escatológicas. Segura resucitó la comedia popular haciendo un homenaje a las películas de Alfredo Landa o Mariano Ozores. La cinta nos presenta a Jose Luis Torrente (Santiago Segura), un policía español, fascista, machista, racista y alcohólico que patrulla las calles de Madrid junto a su vecino Rafi (Javier Cámara). Torrente y sus expresiones han pasado a formar parte del imaginario popular español con un vulgarismo rancio, sin tabúes. Su propuesta le llevó a convertirse en la película española más taquillera del momento. Después de la pentalogía Torrente, Santiago Segura ha dado el paso a las comedias familiares consiguiendo un apabullante récord de taquilla con films como Padre no hay más que uno (2019).

Solas (1999) de Benito Zambrano

Solas es una ópera prima estrictamente andaluza. Benito Zambrano, natural de Sevilla, rueda en su tierra natal esta historia de madre e hija, maltratadas por la vida, que se reencuentran. Con un guion simple pero intenso, Zambrano dirige una película humilde y sincera, que habla de relaciones familiares fustigadas por la soledad, la pobreza y los sueños ahogados en el alcohol. Con enorme dureza y dramatismo aborda el tema de los malos tratos y la falta de comunicación dentro de la familia, pero sobre todo de la búsqueda de dignidad de las mujeres dentro de una España que las mantiene desplazadas. Un retrato visceral que muestra una visión pesimista del país de la época, lleno de inestabilidad laboral, inestabilidad emocional, y plagado de núcleos familiares destrozados por el egoísmo, sobre todo en las clases bajas. Por otra parte, Solas es una película que reivindica las raíces andaluzas, como acostumbra a hacer este director. Sus películas se ambientan en Andalucía porque el guion exige que no puedan ambientarse en otra parte. Encontramos geniales interpretaciones de María Galiana y Ana Fernández, que pronuncian diálogos demoledores que suponen un golpe de realidad y emoción y contribuyen a crear esa atmósfera agónica de desesperanza. Hacia el final, la película invita al espectador a hacer autocrítica sobre su propia vida y le empuja a ser generoso con todos los que le rodean. Zambrano triunfó en el Festival de Berlín con su primera película obteniendo el premio del público, y se alzó con cinco premios Goya, dirigiendo un film honrado, sincero y directo. Se convertiría en un director de renombre que años más tarde nos daría obras maestras con aire andaluz como La voz dormida (2011) o Intemperie (2019).

Pablo Sánchez

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