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Tesis Ana Torrent - El Palomitrón
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TESIS: 25 AÑOS DE UNA REVOLUCIÓN

Corría el año 1996 cuando un estudiante de Comunicación Audiovisual llamado Alejandro Amenábar, no muy contento con algún que otro suspenso en las últimas asignaturas que todavía cursaba, estrenaba su ópera prima Tesis. Aunque pasó por la cartelera un poco de puntillas y con más pena que gloria, esta película producida por José Luis Cuerda fue nominada a ocho Premios Goya en la ceremonia de 1997 de los que consiguió nada más y nada menos que siete, entre los que se encontraban los de Mejor película o Mejor dirección novel. Esto propició, como suele ocurrir, que fuera a partir de ese momento cuando la película empezara a cosechar el éxito que merecía y mucha más gente fuera testigo del talento de ese joven estudiante que suspendía Realización en la Complutense al mismo tiempo que ganaba Premios Goya. 

25 años después, Tesis es una de las óperas primas más laureadas de la historia de nuestro cine y todo un cambio de concepción en lo que hasta entonces significaba el cine español para la mayoría del país.  

La maestría de un debutante

Himenoptero Amenábar - El Palomitrón

Como decíamos, el nombre de Alejandro Amenábar estuvo presente entre los nominados de aquella edición de los Premios Goya y fue él quien se alzó con los Goya a Mejor guion original y Mejor dirección novel en la que es, para muchos, una de las mejores óperas primas que nos ha dado el cine. Tesis fue solo el primer escalón de los muchos que llevarían al estrellato nacional e internacional a uno de los nombres más influyentes del cine español. 

Y lo hizo con una ópera prima que no solo bebía de la atmósfera de suspense que sabían manejar como nadie grandes cineastas como Alfred Hitchcock (de quien, quizá, Amenábar decidió darse el gusto de «copiar» su afán por los cameos de una manera más original: él no aparece en Tesis, pero sí su nombre en el registro de los compradores de las famosas cámaras XT-500), sino de sus propios trabajos anteriores. En concreto, de su mediometraje Himenóptero, que fue el que convenció a José Luis Cuerda para apoyar la carrera de Amenábar, y con el cual comparte muchas similitudes que sentarían las bases de lo que posteriormente veríamos en la película, tanto técnicas como argumentales: el personaje de Bosco, las obsesiones de los personajes masculinos por los femeninos, el uso del blanco y negro o la importancia (de una u otra manera) de los planos secuencia son solo algunos ejemplos. 

Bienvenidos al snuff 

Tesis Angela - El Palomitrón

Quien escribe recuerda perfectamente la primera vez que vio Tesis: fue en un canal de la televisión por cable, no tendría más de diez años y, aunque sabía sin querer (las madres, esa fuente perpetua de spoilers involuntarios) quién era «el malo», eso no le importó lo más mínimo a la hora de alucinar y disfrutar de cada minuto de la película. Melancolías y recuerdos cinéfilos aparte, lo que esta humilde periodista recuerda más claramente fue lo que hizo inmediatamente después de ver la película: correr a teclear «cine snuff» en Google. Y con mucho cuidadito, por si de repente se encontraba algo que no quería ver. 

Alejandro Amenábar nos introdujo en un turbio universo que era desconocido para muchos y muchas y que, años después, sigue suscitando la misma curiosidad que en aquel entonces. Y lo hizo pocos años después de que España entera, sobre todo el Levante, se viera sacudida por el archiconocido Caso Alcàsser, cuya principal teoría de la conspiración defendía que las niñas habían sido secuestradas, precisamente, para hacer este tipo de cintas con ellas. A día de hoy no hay ninguna evidencia de ello, pero lo que sí tenemos es una curiosidad que hará las delicias de los conspiranoicos y de los cinéfilos curiosos: según informaba este artículo de El Confidencial en 2020, el chalet de Bosco Herranz (Eduardo Noriega) en la película pertenecía a una de las personas que había dado alas a esta teoría. 

Al contrario que muchos medios de comunicación en su día, que no habrían titubeado en emitir cualquiera de esas supuestas cintas snuff si en sus manos hubiesen caído, Amenábar supo hacer de Tesis un juego de sugestión, que resulta un ejercicio harto más interesante en muchos casos que el mero hecho de mostrar. Promocionada mediante el claim «Me llamo Ángela, me van a matar» (que prácticamente hablaba por sí solo), la película solo necesita del sonido, los fuera de campo y los contraplanos para que seamos tan espectadores del horror y del morbo como nosotros queramos serlo en nuestra propia imaginación. Como Ángela (Ana Torrent) lo es en una de las escenas más recordadas, portada de muchas ediciones domésticas, y en otras tantas que nos hacen comprobar a través de su persona el poder que el morbo ha tenido, y tiene, sobre cualquier sociedad. Para muestra, las intervenciones del personaje interpretado por Xavier Elorriaga en la película sobre el cine, que únicamente da al público lo que quiere ver. 

Su trío protagonista 

Eduardo Noriega Tesis - El Palomitrón

Aunque a Ana Torrent ya llevábamos varios años viéndola en la gran pantalla desde su aclamado debut en El espíritu de la colmena en 1973, sus co-protagonistas Fele Martínez y Eduardo Noriega eran prácticamente desconocidos para el gran público. Tesis fue, para los tres, una de las interpretaciones más importantes de su carrera cinematográfica. Y para el imaginario colectivo, probablemente, una de las que mejor guardadas han quedado en nuestra retina. Y mira que las décadas de los 90 y los 2000 fueron muy fructíferas para nuestro cine en general y el thriller patrio en particular… pero pocas producciones pueden alardear de contar con unos protagonistas cuyo magnetismo alcance al que tenían Torrent, Martínez y Noriega en la ópera prima de Alejandro Amenábar

Dos actores jovencísimos y casi debutantes, junto a una actriz igual de jovencísima (que, por cierto, pudo haber sido el por aquel entonces talento emergente Penélope Cruz) pero con una carrera más amplia, se ponían a los mandos de un director novel al que varias veces le recomendaron dedicarse a otra cosa que no fuera el cine para dar vida a tres personajes que, a pesar de tener tres personalidades que podrían haberse perdido fácilmente en los estereotipos, son tres personas llenas de matices que se van desvelando al espectador lentamente. Más allá de todo el interés que suscita el para entonces desconocido mundo del snuff, la fuerza de Tesis reside en sus tres protagonistas y en cómo estos van evolucionando a lo largo de la trama, con rasgos de personalidad escritos con una sutileza divina. Amenábar, plenamente conocedor de ello, nos invita a descubrir sus más y sus menos, sus debilidades y sus virtudes a través de diálogos ágiles y muy potentes. 

¿Y cuál fue el resultado de una dirección de actores precisa y tres intérpretes dando lo mejor de sí mismos? Una nominación al Goya a Mejor actriz para Ana Torrent (el cabezón recayó en Emma Suárez por El perro del hortelano y fue el premio que impidió a la película conseguir todos los Goya a los que había sido nominada) y un Goya a Mejor actor revelación para Fele Martínez, cuyo personaje parecía estar hecho a su medida. De hecho, él mismo confesó que las icónicas gafas de Chema y algunas de las camisetas que lucía en la película eran realmente suyas. Solo el nombre de Eduardo Noriega no figuró entre los nominados a los Premios Goya de 1997, y si bien es cierto que en aquel entonces solo había tres candidatos por categoría, no mentiríamos si dijéramos que lo habría tenido igual de merecido que sus compañeros de reparto. Claro que ¿acaso no es ya el mejor premio posible crear un personaje que haga despegar tu carrera y que se quede en la memoria de todo el mundo? 

Revolución generacional 

Tesis Ana Torrent Fele Martínez - El Palomitrón

Todos y todas hemos escuchado alguna vez el tópico de que el cine español solo sabe hablar de la Guerra Civil y enseñar mujeres desnudas. Depende un poco del emisor, pero el mensaje viene siendo el mismo año tras año porque hay un sector de la población que se empeña en seguir perpetuándolo. Allá ellos.

Sin embargo, quienes de verdad nos hemos tomado la «molestia» de ver cine español sabemos que esto hace muchos años que dejó de ser así. Y Tesis es uno de los ejemplos, si no el principal, que nos hicieron darnos cuenta del enorme talento que existe en nuestro país. Hasta entonces eran muchos quienes todavía se acercaban al cine patrio con cierto recelo, pensando que más allá de la comedia y algún que otro drama aislado jamás seríamos capaces de igualarnos a las grandes películas hollwoodienses que nos hacían saltar de la butaca. Hasta que llegó Amenábar y lo cambió todo: Tesis nos enseñó que un director novel de 23 años, con un buen puñado de horas de cine visto a sus espaldas, era capaz de poner nuestra concepción de cine español patas arriba y crear sin demasiados medios una historia de suspense que incluso rozaba el terror en algunas ocasiones. Y que, por supuesto, nada tenía que envidiar a lo que habían hecho otros como Brian de Palma o Hitchcock años atrás. En definitiva, Tesis supuso un antes y un después para el espectador medio y su interés hacia el cine español, que creció tras comprobar que nuestras historias podían ir más allá y competir con producciones internacionales sin despeinarse. El mundo se dio cuenta, y además de varias ofertas de remakes (la última, una serie de televisión que se anunció el año pasado, aparentemente confirmada), Joel Schumacher rodaría tres años después Asesinato en 8mm con similitudes más que evidentes en su argumento. Teóricamente no son precisamente más que eso, similitudes, pero siempre está bien aprovechar cualquier ocasión para sacar pecho y decir: «¡Nosotros lo hicimos antes!«

25 años después, no importa las veces que hayamos visto Tesis porque podemos volver a hacerlo y disfrutar del camino, de los pasillos de la Complutense de Madrid y de la historia de La princesa y el enano sin importar que sepamos cuál es el resultado. Tesis ha envejecido como solo pueden envejecer las grandes películas: sin acusar el paso del tiempo. «Te has enamorado del malo, imbécil». Bueno, vale, ¿y quién no? 

Silvia Martínez

 

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Ally McBeal fue la primera serie que vi y el personaje de Robert Downey Jr. del primero que me enamoré. A partir de ahí, periodista, cinéfila, seriéfila y una mezcla entre Bridget Jones y la niña de El exorcista en mis ratos libres. Actualmente, en busca de un pacto con el diablo que me otorgue más años de vida para ver todo lo que me queda... ¡Y poniendo orden a este sarao como buenamente puedo!