TIEMPO DESPUÉS: CHARLAMOS CON SU DIRECTOR, JOSÉ LUIS CUERDA
Con motivo del estreno de la última película de José Luis Cuerda, Tiempo después, que se estrena el próximo 28 de diciembre tuvimos la ocasión de asistir a una mesa redonda donde pudimos charlar con el director y contemplar, como es evidente en él, su socarronería para responder a cualquier pregunta de los periodistas.
Recordemos que la película se sitúa en un futuro lejano, en el 9177, donde el mundo se ha reducido en un solo Edificio Representativo y en unas afueras donde viven los parados. Uno de ellos (interpretado por Roberto Álamo, al que pronto veremos en la serie Caronte) intentará vender su limonada en el Edificio Representativo e intentar mejorar las condiciones de vida de los parados.
Tras el visionado de esta película es imposible que la mente no vaya directamente a la película Amanece, que no es poco de la que, aunque no se trata de una secuela, tiene algunos rasgos en común (como ese ambiente de ruralidad mezclado con surrealismo y mucha ironía), sobre esta comparación entre las dos películas espetó Cuerda: “Es que las dos películas están escritas por el mismo guionista y dirigidas por el mismo director. Ese es el quid de la cuestión”.
Los actores
Sobre el reparto de la película, repleto de caras conocidas de la pequeña y gran pantalla (desde Miguel Rellán, al que actualmente podemos disfrutar en Vergüenza, hasta Blanca Suárez, pasando por Gabino Diego, Carlos Areces o Arturo Valls, también uno de los productores de la película), afirma que no tuvo que realizar ningún casting: “Eché mano de actores que conocía, con algunos había trabajado y con otros no, calibrando la calidad interpretativa de la persona a la que le quería encomendar el papel”. Sobre los actores y lo complicado de su oficio ha querido señalar que “el actor es el animal más frágil de la creación ya que no está nunca seguro de si lo que está haciendo es lo mejor que se puede hacer a partir de un texto”.
¿Realidad o ficción?
En la película se muestra un futuro bastante negro donde hay una evidente diferencia entre ricos y pobres, sobre si este problema se puede agravar en un futuro (tal y como él expone en su filme) opina que “eso está en manos de nosotros, los seres humanos, y somos frágiles, quebradizos y algunos: canallas. Hay menos canallas que buena gente, pero lo que pasa es que a veces se singularizan mucho, son muy llamativos, montan guerras y se matan unos a otros (…) El paso del tiempo suele ser demoledor en todo. Os lo digo yo mamones, que tengo 71 años”. Pese a ello, matiza que lo que expone la película no deja de ser mera ficción, “la realidad es peor que en la película, el filme es una prolongación que se hace a partir de una lógica interna basada en comportamientos vistos”. Duda en el aspecto de si todo lo que se muestra en la película puede tener cierto paralelismo con la situación actual que estamos viviendo o con un futuro más o menos próximo: “Profeta no soy. Antes tenía una barba que sí parecía un profeta, pero ahora ya no (…) No hay manera de saberlo, yo qué se. Me pedís sociología práctica y soy incapaz de hacerlo. Eso a otro que sea capaz de hacerlo, o no…”
El guion y el rodaje
Considera la escritura del guion como el mejor momento de todo lo que conlleva realizar una película, porque son momentos en los que, como afirma, “me puedo levantar e irme, puedo mentir, puedo decir verdades como puños, enfadarme, disfrutar…”. Pese a que donde más disfruta es en el proceso de escritura, ha manifestado lo cómodo que fue rodar gracias a que ha contado con el mejor equipo con el que ha trabajado nunca “pero tengo que tener cuidado con decir eso porque se me cabrea toda la gente con la que he trabajado antes, y dirán: ‘se va a enterar este en la próxima, y me están esperando con los limones para que me los coma’”. Pese a su humor impregnado en cada respuesta que nos dio, sí quiso ponerse serio para afirmar que “Fue un rodaje muy fácil, terminábamos siempre antes de tiempo, hacíamos un plan de trabajo, eso un purista del rodaje lo puede llegar a ver mal porque si se puede terminar antes se podría haber rodado durante menos días, pero el equipo lo agradeció mucho y al terminar cantábamos Taxidermia”.
Javier Valera