KAGUYA-SAMA: LOVE IS WAR, UNA CONTIENDA DESDE EL CORAZÓN
Hace menos de un mes salíamos de una de las temporadas con mejores títulos de la historia. Títulos de la talla de Banana Fish, Iroduku: The World in Colors o Rascal Does Not Dream of Bunny Girl Senpai. En estas ocasiones es difícil entrar en nueva etapa con la mente abierta y dispuesta a disfrutar incluso más que meses atrás. Ese sentimiento recorría mi cabeza constantemente cuando, a menos de unos días del inicio de la temporada de invierno, me acordé que era en enero cuando daba comienzo una de las series que más curiosidad tenía desde que confirmaron su estreno en 2018. Hablo de Kaguya-sama: Love is War. No solo tenía ganas de ver cómo adaptaban la obra de Aka Akasaka, sino que tenía muchísimo interés en ver de nuevo a A-1 Pictures (Sword Art Online: Alicization, Darling in the FRANXX) en acción. Dos premisas que, a priori, apuntaban ser, cuánto menos, testeadas.
Tras el primer “testeo”, pude comprobar en primera persona cómo gracias a la curiosidad y al interés creados gracias a Aka Akasaka y A-1 Pictures tenía ante mí una de las mejores series de esta temporada. Una obra que juega con el amor como elemento principal y conjuga a través de sus personajes, el humor y la puesta en escena una obra que no puede pasar desapercibida ante ningún espectador. Un relato que posiblemente nos remueva nuestros recuerdos y nos haga pensar en los tan sonados L y Kira. Una oda que aúna dosis de ingenio y amor a partes iguales cuyo reflejo puede dejarse caer en el Death Note de Ōba y Obata. Una comparación que no solo se apoya en los duelos mentales, sino en cómo a través de la dirección son capaces de incluirte, a ti como espectador, en la contienda del amor.
Próximo asalto: Miyuki Shirogane VS Kaguya Shinomiya
Considerado un genio por tener las calificaciones más altas en el país, Miyuki Shirogane dirige el prestigioso Consejo Estudiantil de la academia Shuchiin junto a la bella y rica Kaguya Shinomiya. Dos estudiantes modelo para toda la academia por su forma de ser, apariencia y formalidad. Aunque, tras esa posición social que aparentan ante todos sus compañeros, la mayoría de los estudiantes los consideran la pareja perfecta. No sólo como presidente y vicepresidenta, sino como algo más; a pesar de no tener ningún tipo de relación romántica entre ellos. Sin embargo, el hecho de pasar tanto tiempo juntos lidiando día a día con sus tareas ha hecho que, de una forma u otra, ese sentimiento que llamamos amor, surja entre ellos. Un sentimiento que, tanto por parte de Miyuki como por parte de Kaguya, quedará totalmente escondido ya que mostrarlo sólo dejará entrever una cosa: su debilidad ante el otro. Un aspecto que, de ninguna manera, puede llegar a surgir entre el presidente y la vicepresidenta. Puede parecer exasperante en primera instancia pero, una vez el duelo ha comenzado, descubres que gracias al orgullo de ambos ha comenzado la que será la mejor guerra de amor de la historia.
Kaguya-sama: Love is War se sustenta bajo un esquema que no pretende crear ningún género. Un esquema que se repite capítulo a capítulo centrado en el duelo amoroso que se establece entre Kaguya y Miyuki a través de sus deseos más maquiavélicos. Es cierto en un primer momento puedes temer por la repetición o monotonía semana tras semana, pero cuando descubres cómo son realmente los enfrentamientos y cómo se resuelven cada uno de éstos te das cuenta que ese miedo a la reiteración desaparece por completo. Ambos destacan a través de sus facetas más características. Miyuki se moverá por su astucia y Kaguya nos aportará ese toque más perverso a la vez que encantador. Dos personajes totalmente paralelos a la vez que contrapuestos que lucharán por esconder su amor con un árbitro de por medio. Chika Fujiwara. Un personaje más que complementará a esta dupla siendo su presencia una ayuda para ambos lados. Los duelos tienen fecha de caducidad y suelen concluir en cada uno de los episodios de la serie, pero por el momento no hay un claro vencedor. Tan sólo emociones ocultas; sentimientos que como espectador podemos observar gracias a la voz en off y al montaje técnico que hay detrás de la obra.
Y justamente son estos dos aspectos los que hacen de Kaguya-sama: Love is War una serie vital esta temporada. Gracias al trabajo de A-1 Pictures y la supervisión directa de Mamoru Hatakeyama contamos con una producción perfecta a nivel visual. Posiblemente no estemos ante la mejor animación del año, para eso ya contamos con títulos como Violet Evergarden o Maquia, pero sí que es cierto que, posiblemente, estemos ante el mejor montaje técnico de los últimos tiempos. Un aspecto que, de nuevo, nos hará recordar a Death Note y que a su vez caracteriza por completo a la obra de Aka Akasaka en pantalla. Dejaremos los detalles para líneas posteriores, pero es innegable que este elemento junto a la voz en off queden relegados a un plano invisible.
Incidiendo en esto último, he de decir que a nivel personal el narrador omnisciente que se presenta en la obra me parece uno de sus mayores aciertos. Un aspecto que, además de enriquecer a nivel global la adaptación y haciendo apego de su obra homónima, consigue introducir los pensamientos y planes de los personajes al ritmo que se ejecuta cada una de las batallas. Un personaje sin rostro cuya voz posee una de las tareas primordiales de la serie; una que, posiblemente, a más de uno recuerde al narrador extradiegético de Hunter x Hunter. Es cierto que este factor puede resultar incómodo para una parte del público, pero a nivel técnico y justificando su labor homónima en la obra original resulta una de las partes más destacables de la adaptación animada de Kaguya-sama: Love is War.
Y el resultado de la batalla final es…
Me atrevo a afirmar que estamos ante una de las propuestas más sorprendentes de la temporada. No sólo por cómo presenta su trama y la ejecuta, sino por cómo establece un nuevo juego del amor a través de dos personajes que se desean más que nadie pero que, por miedo a perder su tan codiciado orgullo, tardan más de lo esperado en decir “te quiero”. Dos palabras que surgen desde el corazón y que, ello mismo, asienta a la obra ante una de las bases más fuertes y cruciales de nuestro día a día. Por otro lado, y retomando uno de los temas que ya hemos destacado a lo largo del texto, tanto la puesta en escena de A-1 Pictures como la música de Kei Haneoka hacen de la adaptación de Kaguya-sama: Love is War una para el recuerdo. No sólo luce en las escenas caracterizadas por los duelos, a pesar de ser las más destacables, sino que en cada una de sus secuencias apuesta por contarnos una historia desde un punto de vista totalmente diferente. Juega con la presencia de los personajes, pero también la de sus pensamientos. Y es esa dupla la que hace a esta producción tan especial.
Si tuviese que decir cuáles son los tres puntos fuertes de la obra de Aka Akasaka apostaría por el carisma de sus personajes, el esquema que sigue la serie y el humor que insufla en cada situación. Kaguya-sama: Love is War es mucho más que la comedia con la que merendar cada sábado; es una demostración de cómo derribar los tropos más comunes y lidiar con ellos una forma sutil, valiente y perspicaz. Miyuki y Kaguya todavía tienen mucho por lo que luchar pero, tarde o temprano, el corazón dictará la decisión final. ¿Quién será el vencedor de la batalla?
Marisol Navarro
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El anime comienza con una premisa muy cierta: El «amor» (o mas bien relaciones amorosas) son una GUERRA donde hay un GANADOR y un PERDEDOR (normalmente el hombre) y quien pierde es quien muestra su debilidad al confesarse primero.
Lamentablemente la serie pronto cae en tópicos que parecen contradecir su propia premisa y seden a una versión idealizada e irrealista de este tipo de relaciones, sobretodo Kaguya que se «quiebra» muy seguido.