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CINE E HISTORIA DE ESPAÑA (IV)

LA POSGUERRA ESPAÑOLA

Tras haber recorrido la historia de la Restauración española en el primer artículo de esta serie, vivir los tiempos republicanos y su reflejo en la ficción en el segundo artículo y haber abarcado los tiempos de la cruda guerra en este tercer artículo, continuamos con nuestra serie de artículos de historia de España a través de sus películas y lo hacemos adentrándonos en el período de la posguerra, período iniciado una vez el conflicto civil entre españoles dio fin, pero esta vez lo dividiremos en dos artículos distintos a causa del volumen de testimonios audiovisuales de ficción que puebla nuestra historia fílmica.

La posguerra española fue el tremendo impacto que tuvo la Guerra Civil Española tras tres años de enfrentamientos durante los cuales los golpistas conquistaron el territorio republicano hasta que cayó Madrid. Una vez asentadas las familias de poder que pergeñaron la guerra, se inició una dura posguerra durante la cual los que habían mandado siempre continuaron haciéndolo con el triunfo de una guerra a sus espaldas, mientras que los que siempre habían vivido bajo la bota eclesiástica, burguesa o militar continuaron haciéndolo tras la humillación que supuso le pérdida de la guerra y del país. Bajo este contexto es como vamos a entender el siguiente artículo.

 

  1. LAS 13 ROSAS (Emilio Martínez Lázaro, 2007)

Las Trece Rosas es uno de esos mitos de nuestro conflicto civil que ha permanecido en el imaginario colectivo como símbolo de la brutalidad de un régimen que no se conformó con acabar con el enemigo durante la guerra, sino que desplegó todo su arsenal de tortura y muerte tras esta para poder erradicar cualquier atisbo de oposición. El argumento de la película es el proceso que sufrieron trece mujeres socialistas tras la guerra hasta ser llevadas al paredón de fusilamiento acusadas de rebelión el mismo verano del 39 cuando Franco ganó la guerra.

Ubicada históricamente al inicio de la posguerra tras la Guerra Civil Española, esta película con la que iniciamos estos dos artículos sobre la posguerra española sirve para entender el clima de terror que se impuso en el país tras el triunfo de Franco y lo hace con una película coral de mujeres interpretadas por actrices como Marta Etura, Pilar López de Ayala, Verónica Sánchez o Bárbara Lennie, entre muchas otras que acabaron poniendo rostro al mito de las Trece Rosas.

 

  1. JOSEP (Aurel, 2020)

Recién conquistada Cataluña, miles de españoles refugiados cruzaron los Pirineos llevando consigo más incertidumbre que futuro y huyendo de un país arrasado por una guerra que nadie nunca quiso. Entre los muchos nombres de políticos republicanos y miembros de la cultura del país huía uno llamado Josep Bartolí, pintor y dibujante catalán que pasaría los siguientes años de su vida sometido a las duras condiciones de los campos de concentración franceses donde iban a parar todos aquellos españoles a los que el gobierno francés repudiaba para sostener el embate de un fascismo cada vez más agresivo en Europa.

Josep es una preciosa obra de orfebrería no sólo por lo que cuenta, un tema como es el de los refugiados españoles atrapados en los campos de concentración del sur de Francia al final de la guerra y el inicio de la dictadura, sino por el cómo lo cuenta, ya que volvemos a toparnos en nuestros artículos con una propuesta de animación que dice quizá mucho más a través de los vívidos colores de la animación que no lo que podría haber sido una imagen real. Josep sabe ser cruda cuando la ocasión lo merece, pero es también un canto a la libertad del ser humano por encima del egoísmo de los gobiernos y el absurdo de la guerra y también un rendido homenaje al arte como instrumento para seguir viviendo y exorcizar nuestros demonios.

 

  1. LOS DÍAS DEL PASADO (Mario Camus, 1977)

En 1977 el dictador Francisco Franco llevaba dos años muerto y España entera estaba en plena efervescencia demandando cambios que se necesitaban tras casi cuarenta años de dictadura. Sólo en este contexto es cuando el director Mario Camus fue capaz de rodar una película crepuscular, melancólica y sombría como es Los días del pasado, cruda historia sobre los maquis en el norte de España, aquellos guerrilleros que, una vez acabado el conflicto, decidieron esconderse en las montañas resistiendo hasta que Europa se diera cuenta de que el fascismo continuaba viviendo en España. Hasta allí llega Juana (Pepa Flores), una maestra que pide como destino ese lugar inhóspito del país para poder ejercer su profesión, pero secretamente anhela reencontrarse con su pareja quien sabe que mora en esas montañas que cada día contempla en su camino a la escuela.

Los días del pasado es una de esas joyas de nuestra filmografía que permanece enterrada bajo la abundancia de propuestas que vinieron después, bajo la pesada losa de un cine más intimista que hoy día requiere paciencia y tiempo para contemplar y también por un contexto histórico de efervescencia fílmica que trajo consigo la Transición Española. Esta propuesta de Mario Camus es todo un canto a los días, como bien dice el título, de un pasado que voló. Marisol ya firmaba como Pepa Flores y pocos años le quedaban en el mundo del cine antes de su críptica retirada voluntaria, pero encarna como nadie el dolor de una pérdida personal que arrastra consigo, también trasunto de la pérdida de un país entero frente al futuro, y que se contagia en todo el paisaje melancólico de la película, casi como si España entera contenida en ese pueblo de lluvias, niebla y barro se hubiera refugiado del dolor de la guerra viendo pasar los días que ya pertenecen a un pasado que se fue.

 

  1. PA NEGRE (Agustí Villaronga, 2010)

Segundo título en catalán que proponemos en este artículo sobre la posguerra española, el director Agustí Villaronga ubica temporalmente su propuesta en 1944 en la zona rural del interior de Cataluña donde el hambre tras el conflicto pervivía todavía junto a un miedo al enemigo que no llegaba jamás a morir. Es en ese contexto en el que se narra la historia de Andreu (Francesc Colomer), un niño de familia republicana que un día encuentra el cadáver de un hombre y su hijo en el bosque. Perseguido y constantemente vigilado por su pasado republicano, las versiones del padre, Farriol (Roger Casamajor), bien pronto son puestas en entredicho mientras se estrecha en torno a él un cerco que pretende doblegarlo ante la impotencia de una madre y esposa, Florència (Nora Navas), que no será capaz de sostener toda la marea de acontecimientos.

Tiempo de sospechas, de hambre y de miseria, Pa negre es una propuesta innovadora que refleja el ambiente rural de la posguerra en los lugares pequeños donde el enemigo estaba tan cerca, pero lo hace alejándose de la propuesta anteriormente expuesta de Mario Camus para acercarnos a la brutalidad del cine de Villaronga. Rodada íntegramente en catalán, la película se hizo con 9 Goyas y su actriz principal, Nora Navas, con la Concha de Plata a la mejor actriz, demostrando de esta forma la riqueza dialéctica e idiomática de España y el reconocimiento del talento más allá del idioma español. Fue tal la potencialidad de esta propuesta que se propuso para los Óscar de 2012 a la Mejor película en lengua extranjera y el propio autor del libro en el que se basa la obra, Emili Teixidor, guionista también de la película, llegó a alabarla como una obra merecedora de ser vista.

 

  1. LA TRINCHERA INFINITA (Aitor Arregi, Jon Garaño, Jose Mari Goenaga, 2019)

Esta película da inicio con la depuración de rojos a manos de los fascistas en el verano de 1936 en una pequeña localidad de Málaga. Antonio de la Torre es Higinio, quien, desesperado, huye y posteriormente rehace el camino a casa donde le espera su mujer, Rosa, interpretada por Belén Cuesta. El calor asfixiante del verano andaluz se aplaca durante la noche cuando se fuerzan las puertas para sacar de sus casas a esos republicanos que pasarán la eternidad en las cunetas. El clima del país es irrespirable y en los pueblos llega a ser sofocante, por lo que marido y mujer toman una decisión: Higinio permanecerá escondido hasta que pase la guerra española, luego hasta que los aliados ganen la II Guerra Mundial, luego hasta que el país cambie, pese a la entrada de España en la ONU. Y espera tras espera, toda una vida pasará Higinio en un agujero entre las cuatro paredes de una casa convertida en única vida, una cárcel en vida con su familia, quien vivirá también su propio encierro en sus propias carnes.

Antonio de la Torre y Belén Cuesta sostienen ambos una película sobre sus hombros que basa su maestría en el uso claustrofóbico que se puede llegar a hacer de una habitación cerrada, pero también en un guion magistral que hace de la necesidad virtud al convertir ese espacio cerrado en todo escenario de la película sin salir nunca a la calle; nosotros somos Higinio y nuestro mundo como espectadores se encuentra en esa casa de la que no podemos escapar, tal como le pasa al personaje interpretado por Antonio de la Torre que, a su vez, se basa en la verdadera historia de un hombre de la localidad malagueña de Mijas que tuvo que vivir treinta años en su propia casa. Esta no es quizá una película sobre la posguerra española, sino sobre un hombre que asumió la posguerra como parte inherente de su vida hasta hacerla carne pese a que el país, cuando por fin salió a la calle, ya no era el que él había vivido antes de su encierro.

Javier Alpáñez

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