Pierde su pelirrojo natural ante un blanco nuclear, pero pese a todo la actriz mantiene toda su esencia. Jessica Chastain vuelve a las carteleras con X-Men: Fénix Oscura y con motivo de su siempre encantadora presencia en pantalla, repasamos la carrera de una de las actrices más interesantes y prolíficas de este siglo.
LOS INICIOS
La actriz comienza su carrera sin mucho éxito tras graduarse en la prestigiosa escuela de interpretación de Juilliard en 2003. Criada en el seno de una familia humilde de Sacramento (California), Jessica consiguió ser admitida en la prestigiosa escuela (una de las instituciones con la tasa de admisión más baja de todo EE.UU), sin embargo, de no ser por la beca de Robin Williams la actriz no hubiera podido costearse los estudios.
A partir de entonces empieza a cocinarse (a fuego lento) su andadura por el mundo audiovisual. Poco después de salir al exterior consigue un papel de reparto en un piloto para televisión (una nueva adaptación de Sombras Tenebrosas) que no llega a emitirse. Desde ahí logra varias apariciones capitulares en series como Veronica Mars, Ley y Orden y una adaptación británica del personaje de Agatha Christie, Poirot, todas sin mucha relevancia.
En 2008 le llegará el que será su primer largometraje como actriz protagonista, Jolene. Y poco antes conoce a Al Pacino, quién estaba en pleno proceso de casting para su versión de la obra teatral Salomé, que terminaría convirtiéndose además de en ficción, en un documental sobre la propia adaptación y proceso. Encandilado con el talento de la actriz, a la que casi la adopta como padrino, lo tuvo claro desde el principio y no duda en enseñar a terceras personas los vídeos de su audición.
EL TORBELLINO NARANJA
En 2011 irrumpe por completo en el panorama cinemátográfico, con la fríolera de 7 largometrajes. Entre la vorágine, su intervención en La deuda supone su primer duelo interpretativo, ya que su papel está compartido con la gran Helen Mirren. Más allá de esta anécdota, lo más discreto que realizará ese año serán dos trabajos de reparto en Take Shelter, Coriolanus y Texas Killing Fields.
Recomendada por Al Pacino llega a Terrence Malick, con quién rueda El Árbol de la vida, junto a Brad Pitt. Después es Malick quién la recomienda a Spielberg, que por aquel entonces estaba produciendo Criadas y Señoras, dónde finalmente la incluiría en un reparto coral que se llevaría casi todos los premios de la temporada. La interpretación de Celia Foote le valdría su primera nominación al Oscar. Lo pierde ante su compañera de reparto, Octavia Spencer (La forma del agua).
A finales de ese año todo el mundo estaba preguntándose de dónde había salido la que era, sin duda, la revelación de la temporada. El nombre de la actriz empieza a irrumpir con fuerza y la californiana empieza a recoger todo lo sembrado con paciencia.
LA NOCHE MÁS OSCURA
Una vez consolidada, la actriz continúa experimentando. Presta su voz a la secuela de animación Madagascar 3: De marcha por Europa, y hasta se ve en la tesitura de rechazar el biopic de la princesa Diana de Gales, Diana, que caería en las manos de Naomi Watts. En este momento, también debuta en Broadway con The Heiress.
Durante 2012 se sumerge en dos personajes opuestos y que poco tienen que ver con su trabajo hasta ahora: Mama de Andy Muschieti (su primera cinta de terror) y La noche más oscura de Kathryn Bigelow. Por esta segunda consigue una nueva nominación al Oscar, esta vez como protagonista. En la temporada de premios cosecha varios galardones y finalmente se queda a las puertas de la gran estatuilla.
Cuando ambas cintas se estrenan en enero de 2013, se convierte en la primera mujer en 50 años en ser protagonista de las dos películas más taquilleras durante el fin de semana de su estreno.
SUMA Y SIGUE: DOS AL AÑO NO HACEN DAÑO
Desde que irrumpiera en Hollywood, Jessica Chastain no ha parado. En muy poco tiempo la actriz consigue trabajar con grandes nombres. Con Christopher Nolan rueda Interstellar, con Ridley Scott colabora en Marte, con Guillermo del Toro protagoniza La Cumbre Escarlata y además participa en el debut como director del guionista Aaron Sorkin: Molly’s Game.
Pero más allá de su éxito, la actriz siempre ha mostrado interés por el cine independiente y de autor, después de triunfar lo sigue contemplando priorizando siempre personajes femeninos empoderados. Desde J.C. Chandor en El año más violento, a Liv Ullman en La señorita Julia. Pasando también por proyectos de las directoras Niki Caro (La casa de la esperanza) y Susanna White (Woman Walks Ahead).
De entre sus proyectos más modestos, produce y protagoniza La desaparición de Eleanor Rigby, un díptico en el que cada película contaba la relación de los protagonistas desde un punto de vista. Fue un proyecto difícil de distribuir y que en muchos casos terminó siendo condensado en una película tradicional que combinaba ambas versiones.
Y nos parece una friolera de títulos pero es que podría haber estado en otras dos películas que rodó pero se quedó fuera en montaje, The death and life of John F. Donovan de Xavier Dolan y To The Wonder, de Terrence Malick. Además, rechazó salir en Iron Man 3. Cuando le ofrecieron el papel argumentó que no quería ser «la novia o la hija», decía que quería llevar el traje o una cicatriz en la cara, tener escenas de lucha. Y varios años después de aquella oferta así ha terminado siendo, este mes la podemos ver en los cines interpretando a una villana extraterrestre en la nueva película de los X-Men.
Actualmente tiene varios proyectos en el horizonte, entre los que destaca una nueva colaboración con Tate Taylor (Criadas y Señoras), la secuela del éxitoso film de terror It, y una película completamente femenina (con Marion Cotillard, Penélope Cruz, Lupita Nyong’o y Diane Kruger) que ella misma impulsa como productora y de la que realmente poco se sabe: 355. Todo esto en apenas una década y con mucha carrera todavía por delante, ¿Cuál es vuestra interpretación favorita de la actriz?
Juan Luis Martínez
