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Weekly Shônen Jump en 2020 destacada - El Palomitrón
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WEEKLY SHÔNEN JUMP 2020: UN AÑO DE CAMBIOS

Nos cuesta decir adiós; es algo inherente al propio ser humano. Tememos las despedidas, nos incomodan, sobre todo las que son definitivas, aquellas que angustian por la necesidad de grabar a fuego en la retina y memoria humanas una última imagen. Nos cuesta decir adiós, también, porque no nos gustan los cambios. Más que temerlos, nos causan rechazo, y eso es algo que moldea nuestros hábitos. Todo en esta vida está sujeto a un principio y un fin, y ha dado la casualidad de que en este apocalíptico año 2020 ha convergido el final de varias de las series más populares y representativas de la Weekly Shônen Jump, el emblemático magazine japonés. El público ha visto cómo en cuestión de semanas el fenómeno de ventas Kimetsu no Yaiba optaba por concluir su periplo sin alargarse hasta el tedio; cómo la enigmática y sobresaliente —sobre todo la primera mitad— The Promised Neverland ponía punto final a la cruenta huida de los huérfanos de Grace Field House y cómo, tras ocho largos años de serialización, Haikyuu!! desplegaba sus negras alas por última vez, dejando a la revista huérfana de manga deportivo.

Estos tres títulos se han consolidado a lo largo de los años como algunos de los grandes pilares de una revista que sigue ondeando la bandera del rey con One Piece, pero que, a día de hoy, la mitad de su catálogo está compuesto por series que tienen, literalmente, meses e incluso semanas de vida. Hace apenas un lustro, el magazine presumía de contar en sus filas con pesos pesados como Naruto, Bleach, Gintama o Kochikame, publicaciones excesivamente longevas de las que el simple hecho de pensar en emular su trayectoria a día de hoy roza la utopía. El statu quo de la revista ha cambiado, y la incertidumbre que moldea nuestra realidad se adhiere también a gran parte de su catálogo; uno que en la actualidad es el siguiente. 

Weekly Shônen Jump en 2020 tabla series - El Palomitrón

Así, series como My Hero Academia o Black Clover se convierten en las series más longevas tras One Piece, seguidas por otras como Dr. Stone, Act-age, Jujutsu Kaisen o Chainsaw Man, títulos que cuentan entre dos y tres años de publicación. Aun con todo, creo que la situación actual de la Weekly Shônen Jump no es excesivamente preocupante. La pérdida más o menos consecutiva de tres de sus últimos pilares es un duro golpe, máxime teniendo en cuenta que un volumen de Kimetsu no Yaiba vende millones a las pocas semanas de ponerse a la venta, y los tomos de Haikyuu!! y The Promised Neverland oscilan alrededor del medio millón. Por eso, el paso más lógico de la editorial pasa por impulsar series con gran potencial como Act-age, Jujutsu Kaisen —cuyo anime se estrena en octubre— y Chainsaw Man, además de, obviamente, asentar poco a poco catálogo con algunos de los últimos títulos que están funcionando bien, como es el caso de Mission Yozakura Family, Mashle: Magic and Muscles o Undead Unluck.

La revista japonesa está pasando por un periodo de transición muy marcado por la tendencia existente fruto del increíble éxito de Spy x Family —serializada en la revista digital Shônen Jump+. La inmediata notoriedad que ha alcanzado la obra de Tatsuya Endô es un hito con muy pocos precedentes a los que agarrarse, y por ello la estrategia creativa y comercial de Shûeisha desde mediados de 2019 ha orbitado alrededor de la explotación del género de la comedia. Así, una amalgama de títulos han ido y siguen publicándose en las páginas de la revista siempre con la esperanza de calar en un mercado cada vez más complicado. Y lo hacen mediante un género que conlleva cierta complejidad a la hora de transitar derroteros narrativos originales y del que la editorial quizá haya pecado de sobreexplotación en su intento por contar con algún que otro nuevo hit.

Weekly Shônen Jump en 2020 Haikyuu!! - El Palomitrón

Pero, aunque este año el efecto se haya agudizado más por la pérdida de grandes series, lo cierto es que el magazine nipón comienza alrededor de una decena de nuevos títulos cada año, con un breve porcentaje de los mismos asegurándose una serialización a medio plazo y esquivando los famosos «guillotinazos» de la editorial. Un hecho tan ordinario como necesario para nutrir de savia nueva un catálogo que no puede permitirse el lujo de no contar con un cupo de series superventas. Por otro lado, desde Shûeisha también parecen querer encontrar en las grandes firmas autorales de antaño la oportunidad para consolidar nuevos títulos, sin embargo, la jugada no parece estar dando sus frutos. Tras el desastroso regreso de Masashi Kishimoto (Naruto) con Samurai 8 y la inminente llegada de Tite Kubo (Bleach) con Burn the Witch, la editorial también ha probado recientemente con autores como Kentaro Yabuki (Black Cat, To Love-Ru) y Ryūhei Tamura (Beelzebub), cuyos trabajos están actualmente dando sus primeros coletazos de vida editorial. Una estrategia editorial válida y entendible, sobre todo desde un punto de vista publicitario, pero que en ningún momento debería eclipsar la irrupción de nuevos talentos que tan buenos resultados están generando en los últimos años.

Como mencionaba líneas atrás, creo que la Weekly Shônen Jump no está en una fase de declive como dicen algunas voces por ahí, sino más bien en una de transición, un periodo complicado donde ahora más que nunca deben primar la calidad y el dinamismo de las obras. La revista vive una situación muy diferente a la de hace cinco años, pero también lo es el contexto general. Ahora, aplicaciones legales como Manga Plus o la Shonen Jump americana permiten que lectores de todo el mundo puedan seguir semanalmente las obras en publicación, dotando así a la industria de un alcance global que antaño no tenía, así como de un feedback vital a día de hoy ante un inmenso catálogo.

Cuando lleguen a su fin series como One Piece, JoJo’s Bizarre Adventure o Detective Conan, por citar algunas, es muy probable que no volvamos a ver jamás publicaciones tan longevas; pero seguramente tampoco veamos tan a menudo colecciones de cuarenta o cincuenta volúmenes. Para bien o para mal, industria y público evolucionan, las tendencias y hábitos de consumo no permanecen inamovibles, y el público debe apostar con prudencia en aquello más acorde a sus intereses e inquietudes. Pero, sobre todo, recordar que lo «original» en 2020 no existe, que está prácticamente todo inventando y lo que importa es el cómo; el setting, el pulso, el juego y la efectividad de las maniobras narrativas de los autores. Cuando tengamos que quejarnos, que sea con razón. 

Edu Allepuz

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Intento de muchas cosas y una de las piezas que hacen funcionar la sección manganime. Ávido lector de manga, enamorado de la tinta y de la tragedia de Sui Ishida. Firme defensor de la industria como arte y la abolición de estúpidas etiquetas.