El Palomitrón

Tu espacio de cine y series españolas

Crítica de la segunda temporada de Sword Art Online Alicization: War of Underworld
ANIME / MANGA CRÍTICAS REDACTORES

SWORD ART ONLINE ALICIZATION: WAR OF UNDERWORLD, «SI NO ESTÁ ROTO, NO LO ARREGLES»

Sword Art Online siempre ha partido de una premisa muy clara. En todas sus entregas e iteraciones, Kawahara ha pretendido hablar de la naturaleza del ser humano. Me corrijo. Kawahara ha intentado hablar de la naturaleza del ser humano. Este sería el párrafo en el que se cita a Rosseau y debatimos como el autor japonés propone sus propios dilemas ante la moralidad para rasgar su narrativa. Pero no lo es.

Y no lo es porque el discurso de Kawahara nunca ha existido. Kayaba era un sociópata capaz de provocar la muerte de miles de persona pero, al final, nunca se dice nada sobre ello. Sugou es representado como un personaje incel pero nunca se supera su trasfondo y también contamos con los Laughing Coffin, que acaban siendo personajes recurrentes en todos sus arcos pero que nunca cuentan con el suficiente espacio para desarrollar su papel.

Alicization cambiaba las reglas del juego. Quinella no era la mayor antagonista de la obra. Sin embargo, si resultaba ser la más interesante y trabajada. Así como una línea oscura que definía los pasos a seguir y que destacaba, por encima de todo, por no trabajar con lo que Sword Art Online había sido hasta ahora. Era, precisamente, ese distanciamiento, el que permitía evolucionar a la obra y llegar a un nuevo estrato donde el héroe no eclipsaba su propia historia y la fantasía oscura era, valga la redundancia, oscura de verdad.

De vuelta a los inicios

Pero allí donde los primeros arcos de Alicization abrían con una explosión, el caso de Awakening se asemeja más a un efecto pirotécnico sin supervisión alguna y que amenaza con prender fuego a todo lo que había logrado la serie hasta el momento. Hay muchos puntos que tocar y, sobre el papel, cuesta saber por dónde comenzar. Con todo, si lo lógico es hacerlo por el principio, así lo hace también la obra. Porque el peor error de Alicization es, sin duda, el regreso a Sword Art Online.

Es el regreso a Aincrad, al discurso difuso y las muestras absurdas de poder que rompen con la estética y narrativa de la obra. Es el uso desmedido de fanservice que la obra arrastra desde su primer arco, como si su obra no pudiese funcionar sin la sombra del ominoso castillo. Una idea que no le permite evolucionar y que tiene por costumbre volver a la casilla de salida para volver a recorrer el tablero. Es, sin duda, un enorme paso atrás para lo que Kawahara definía en estas nuevas líneas.

Son esos personajes de Alfheim que sirven las veces como comodín, reapareciendo una y otra vez cuando la situación se encuentra en un momento crítico. Cuando, precisamente, se espera que el guion exprima su potencial. El siguiente paso, me supongo, será el regreso de Kirito y sus habilidades para poner fin a todo el conflicto, eclipsando todo lo visto hasta ahora y resumiendo la obra en la misma línea de siempre. Porque, para eso están los héroes, ¿verdad?

Su problema, de nuevo, es que Alicization no creía en los héroes. Quinella acaba retorciéndose sobre sí misma y hace lo propio con los guerreros humanos durante siglos. Eugeo no vive para contar su final y mientras Alice lo hace, el precio a pagar es más grande de lo que podría imaginarse. Sin ir más lejos, Kirito queda en un estado comatoso durante gran parte de la obra. Y son esos momentos los que daban fuera a Alicization. El ver a las compañeras de Fanatio sacrificarse en una muerte agónica para salvarla o a Renly superar sus miedos para convertirse en la persona que esperan de él a pesar de su incapacidad emocional es lo que empoderaba a sus personajes.

Quizás me haya dejado llevar por el inicio. Quizás, simplemente, sea resultado de llevar tantos años esperando a la que la franquicia de Kawahara consiga adaptarse a lo que el propio autor propone. Pero el hecho de que el equipo protagonista utilice avatares divinos y que sean los mismos comodines de siempre quienes arreglen la situación, no me parece la mejor forma de dirigir una obra como esta.

Del discurso a la violencia sexual

Y es en este punto cuando declaro que Alicization Awakening parece estar escrita por dos personas diferentes. Y A-1 Pictures se habrá tomado licencias en su adaptación, por supuesto, pero el material original no parece diferir mucho de la estructura que vemos en pantalla. Porque mientras el tropel de Alfheim y Aincrad salva el mundo (una vez más), contamos con la escena de redención final de Bercouli. Un espacio emocional que exprime al máximo las posibilidades técnicas del estudio y que tiñe la obra con el atisbo oscuro que tanto domina y el sentimiento paternalista de un hombre que no puede despedirse de quien considera a su hija antes de morir.

Es una escena en la que la obra lo da todo. Contamos, de nuevo, con el componente sociópata en manos de Gabriel, con la furia desesperada del propio Bercouli, el sentir que el tiempo se agota antes de poder lograr nada y la aparición y sacrificio de su propio dragón en un éxtasis de ternura, dolor, su fuerte sentimiento de incapacidad y una explosión técnica por parte del equipo.

Sin embargo, solo hay que girar la vista para encontrarse con la otra versión de la serie. La de Leafa siendo torturada por un sinfín de tentáculos momentos después de hablar de los ciclos de violencia y el racismo en un pequeño pero emotivo discurso. Y es que, si el visionado anterior de la serie acarreó merecidos problemas con cómo el autor utiliza la violencia sexual para narrar, Awakening va un punto más allá para resultar, simplemente, repugnante.

Y es un problema, más allá de lo obvio, porque la serie recurre a este tipo de actos en prácticamente todas sus iteraciones. Si bien, la escena de Alicization era la más oscura, pero también contaba con un peso narrativo que servía al trasfondo de la obra y aunque, al final era una excusa para empoderarlos a ellos, si resultaba ser mecánica de evolución: de cómo Eugeo supera los límites virtuales para salvar a Ronie y Tiese y de cómo se desarrolla al final, con la mutilación y asesinato de los detractores, que acaba costando el encierro de los protagonistas.

Pero en este caso nadie dice nada.  Es una excusa nefasta que solo pretende sexualizar a una chica de apenas 16 años en busca del placer obsceno de aquellos que sienten libertad en la expresión artística. Entre líneas, se entiende la reacción de Lilipin y volvemos al discurso de la supremacía a través de las palabras deDee Eye Ell, pero al final todo se resume en una escena desagradable, fuera de contexto y que vuelve a exagerar el material original —sin justificar al autor por la escena, que también aparece en su novela— para desestabilizar por completo todo lo logrado hasta ahora.

Camino a la perdición

Sword Art Online: Alicization hablaba de cómo los seres virtuales podían ser personas. Rompía el abismo entre jugadores y NPC para humanizar a los conjuntos de datos y llevar su ecuación a un nuevo nivel. La forma en la que dejaba de lado a su personaje principal permitía escuchar un discurso coral en vez del monólogo de siempre. Era una obra que atentaba contra todo lo que había sido antes para alcanzar un nuevo nivel.  Era aquello que vimos, años atrás, en Alternative GGO Online, sin necesidad de aislar a Kawahara fuera de su propia obra.

Ahora, sin embargo, parece que harán volver a Kirito utilizando “el corazón” del resto de personajes como si de Kingdom Hearts se tratase y mientras el fanservice trae de vuelta personajes que ya tuvieron su momento para brillar, la obra se pierde utilizando recursos que no deberían existir en el medio. Como se suele decir, «si no está roto, no lo arregles».

No todo es malo, supongo, porque el aspecto técnico de la obra sigue brillando por encima de todo y su banda sonora sabe cómo adaptarse a cada situación, incluso se hace eco del tema principal de Aincrad en el momento oportuno e introduce espectros de folk para enfatizar. Y el nivel de su animación sigue estando un punto por encima de la media. Con todo, Awakening no deja de ser un enorme paso atrás en todo lo logrado. Es pronto para juzgar, seguro, pero su inicio es suficiente para atentar contra todo lo logrado hasta ahora. Y eso es algo bastante triste.

Banner inferior temporada anime verano 2020 - El Palomitrón

Óscar Martínez

¿Te gusta nuestro contenido? Apóyanos a través de este banner y ayúdanos a seguir creciendo.


Banner KoFi 2020 - El Palomitrón

1 COMENTARIO

  1. SAO es un ejemplo de esas obras que se vuelven éxito y que, con el tiempo, uno empieza a caer en sus faltas. Para mí el recorrido ha sido una montaña rusa en cuanto a gustos, porque originalmente me gano el arco inicial de Aincraid (con todo y el no explicar el porqué de la situación y el villano), mientras que Alheim fue una pérdida de tiempo salvo por el final (de acuerdo, esto va de un chico queriendo salvar a una chica). GGO me dio esperanzas de un universo más amplio y con personajes más redondos (que maravilloso hubiera sido que Sinon sólita venciera al final). Desafortunadamente, con cada nueva novela/arco resulta más obvio las carencias de Kawahara en cuanto a desarrollo de una historia coherente y con personajes complejos o por lo menos, interesantes. Cuando leí Alicization, al principio me dio la impresión que el autor no sabía cómo encaminar la novela. Incluso llegó un momento en que juraba era un shonen, cuando en cada nuevo capítulo/entrega te enfrentas a un adversario distinto y al que hay que vencer con una nueva habilidad de último minuto, al más puro estilo de DBZ. Por otra parte, la ausencia de Kirito en el segundo arco fue lo mejor que le paso a la novela, con lo que por fin teníamos el desarrollo de algo que no orbitara alrededor de una sola persona. Pero cuando por fin parecía que el autor se redimiera, volvía a caer en sus errores de siempre. Literalmente SAO al día de hoy es una novela/anime cliché, tipo harén de chicas, donde el protagonismo de uno solo opaca el desarrollo de cualquier otro trasfondo. En los últimos episodios ha ido de ver a Sinon sentirse que solo sobrevive gracias a Kirito, Lisbeth y Silica con ridículas confesiones, Alice en actitud de robarse un novio ajeno e incluso Asuna, haciendo papelitos de colegiala peleando con las demás por demostrar que ella es la número uno. Han sido tan chocantes esas escenas, que entierran la historia principal (las IA con conciencia de su existencia propia), el rico trasfondo (reinos gobernados por distintas facciones y un sistema de magias que se correspondía con comandos) o las historias personales de cada NPC (nunca mejor dicho, pero desde Quinella hasta Gabriel, pasando por todos los generales del Underworld, que personajes tan desperdiciados para acabar como “punching bag”). En fin, si en la novela quise omitir las faltas, ahora viéndolo plasmado en el anime esto resulta imposible.

    Es una lástima, la historia se perfilaba como algo mucho mejor de lo que desafortunadamente es hoy. Ya no cae en cuenta enumerar sus aciertos, cuando son más más los errores. Pero para gusto de sus inversores, todavía va ser redituable.

¡No olvides dejar aquí tu comentario!

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Escribo más que duermo. Ávido lector de manga y entusiasta de la animación japonesa. Hablo sobre ello en mi tiempo libre.