BIBLIOTECA: DR. STONE #1
Muchas son las obras —y de diversos medios— que se ambientan en escenarios de corte apocalíptico o postapocalíptico. En el ámbito literario podemos encontrar títulos como The Road (Cormac McCarthy) o Apocalipsis (Stephen King), mientras que The Last of Us (Naughty Dog), Fallout (Bethesda) o Metro 2033 (4A Games) se postulan como firmes apuestas que engrosan la amplia oferta que ofrece la industria del videojuego. El fin de la humanidad siempre ha sido objeto de ficción para muchos creadores. En ocasiones, este fin es llevado a cabo por la invasión de otros seres, catástrofes medio ambientales o el más cliché de todos, el exterminio de la humanidad debido a una infección o plaga biológica. En otras, es el propio ser humano el causante directo de tan funesto fin. Los distintos autores se sirven de estos marcos ficcionales apocalípticos para crear argumentos impregnados de violencia, ostracismo, crudeza, supervivencia y dualidad moral.
Historias que, en muchas ocasiones, enfatizan y exploran el recurso del viaje como hilo conductor de los hechos. Acontecimientos normalmente narrados desde un punto de vista sumamente crítico y pesimista respecto al propio ser humano. Hablamos de concepciones bañadas en desdicha y desesperanza, algo que poco o nada tiene que ver con los pilares que sostienen Dr. Stone. La obra que nos ocupa plantea una involución, un acontecimiento que supone el regreso a la denominada ‘Edad de Piedra’. Una regresión que se desviste de muchos de los tropos del género para adoptar un humor y un estilo juvenil que casa a la perfección dentro de la obra.
Dr. Stone comenzó su serialización en las páginas de la Weekly Shōnen Jump en marzo de 2017. Con un total de 5 volúmenes publicados actualmente en territorio nipón, se ha convertido en uno de los últimos grandes y más sonados éxitos de la editorial junto a The Promised Neverland. Dr. Stone es el fruto del trabajo conjunto entre dos reputados artistas de la talla de Riichiro Inagaki y Boichi. El primero de ellos —conocido por firmar obras como Eyeshield 21— se encarga del guion, carga con el peso del argumento y la narrativa. Por otra parte, Boichi es el encargado de ilustrar la historia preconcebida de Inagaki. El mangaka de origen coreano sorprende por su increíble capacidad para mantener la excelencia en su trazo a pesar de cargar con dos series de periodicidad semanal. Una vez superada esta primera toma de contacto comenzamos la reseña de Dr. Stone #1. Un análisis donde no destriparemos detalles sustanciales de su argumento e intentaremos ir más allá de lo que vemos a primera vista.
Dr. Stone #1 comienza con una declaración de amor. O más bien, un intento fallido. Taiju, uno de los protagonistas de la obra, está decidido a despojarse de cualquier temor y pronunciar abiertamente sus sentimientos hacia su amiga Yuzuriha. Bajo la atónita mirada de Senku y otros compañeros de clase, Taiju y Yuzuriha se reúnen bajo la cálida sombra de un gran alcanforero. De repente, un enorme destello de luz recorre la totalidad del globo terráqueo y, en cuestión de meros segundos, convierte en piedra a toda la humanidad. Un extraño fenómeno de petrificación que devuelve al planeta a un estado primigenio. Tras miles y miles de años de letargo, Taiju despierta enigmáticamente librándose de la capa rocosa que le recubría. La soledad y el espíritu indomable de la naturaleza son demasiado tangibles, ofreciendo un enorme páramo devastado como escenario. Sin embargo, el gran alcanforero continúa en el mismo lugar y, en su tronco, múltiples ramas protegen el cuerpo petrificado de Yuzuriha. Además de un mensaje tallado dirigido al joven; el pequeño genio Senku irrumpe en escena. Ha llegado el momento de recrear la civilización desde cero.
Dr. Stone es un shōnen donde prima la aventura y la supervivencia por encima de la acción. Ambientado en un universo postapocalíptico, la obra presenta ciertos elementos de sci-fi y apuesta por la ciencia como arma principal. Parte de una premisa bastante original, desmarcándose de las particularidades del género que mencionábamos anteriormente. En Dr. Stone el lector no atisba un mensaje pesimista, de infortunio o mal agüero, todo lo contrario. La obra de Inagaki y Boichi se nutre de un remarcado carácter vivaz y esperanzador, edulcorado con altas cotas de humor. La extinción del ser humano sobre la faz de la tierra se concibe como una nueva oportunidad, un reto hercúleo para sobrevivir e intentar dar con la clave para revertir el proceso. Dar con la fórmula para terminar con el estado de petrificación.
Dr. Stone es un manga donde la ciencia y la tecnología son elementos indispensables para su desarrollo. Por ende, su peso dentro del plot es elevado y de suma importancia. A pesar de ello, Riichiro Inagaki es consciente en todo momento del tipo de público al que se dirige. Sus esfuerzos en adaptar toda la terminología a un lenguaje más fácil de comprender son loables. El guionista aprovecha la personalidad de sus protagonistas para emplear una jerga más cercana al lector. En muchas ocasiones opta por ser breve y conciso, abogando por la fuerza del primer impacto y sin tener la necesidad de prolongar las escenas artificialmente. Gracias a ello consigue que el lector mantenga cierto grado de expectación constante ante las capacidades de invención de Senku, el protagonista de la ficción. Senku es un adolescente cuya pasión por los avances científicos y la tecnología quedan patentes desde los primeros compases de la trama. Tanto su diseño como su personalidad destacan por encima del resto, y su carisma eclipsa por completo al elenco mostrado hasta el momento. El deseo de recrear la civilización desde cero en un tiempo récord es el leit motiv de la obra, y Senku representa el intelecto capaz de lograr tal hazaña. Su inteligencia es el contrapunto a la increíble fuerza física de Taiju, el otro personaje principal. Este último podría encajar perfectamente en el prototipo estándar de protagonista shōnen; puro músculo y poca materia gris —al menos, por el momento— que terminan por caer en la acción más impulsiva y la comedia. Al final, el guionista utiliza el personaje de Taiju como recurso para acercar el lenguaje al lector, para conseguir que cualquier usuario medio sin conocimientos científicos previos pueda entender y disfrutar plenamente el desarrollo argumental.
Si hablamos de los personajes y pensamos en la premisa principal de Dr. Stone, es inevitable realizarse la siguiente pregunta: ¿surge alguna figura que porte la piel del villano? La respuesta es sí. En este primer volumen el lector ya puede presenciar qué personaje se postula como el principal enemigo de la ficción. Tal vez la transición experimentada por dicho personaje hacia esta inclinación moral se sienta apresurada, casi vertiginosa. Y, quizá, los motivos que le llevan a pensar y actuar de tal manera pueden no ser del agrado de muchos pero, si nos ceñimos a la edad y vivencias personales de su pasado, personalmente atisbo coherencia en su construcción. La manifiesta contraposición de los valores e intereses entre Senku y este personaje son un aliciente más de esta carrera contrarreloj. De una historia que aúna aventura y supervivencia, que eleva el intelecto a su máximo esplendor y que, de forma sobresaliente, expone al ser humano a la salvaje, majestuosa y caprichosa naturaleza.
En este primer volumen de Dr. Stone el lector se encuentra ante un producto en el que la medición de los tiempos es notable y las acciones se ejecutan de manera eficaz. El interés en Dr. Stone #1 no está centrado en la acción, en el intercambio de golpes directos o en la reiterada aparición de enemigos u obstáculos para batir con los puños. El punto fuerte de este shōnen reside principalmente en esa diferenciación, en esa bifurcación tan necesaria para crear algo con un sabor distinto, exótico. Se sirve de una ambientación y una temática muy manida, pero consigue en cierta parte realizar una deconstrucción del género. Riichiro Inagaki eleva la inteligencia y la estrategia por encima del resto, construyendo y consolidando los cimientos de lo que se vislumbra como una obra prometedora.
Dr. Stone #1 está ilustrado bajo el firme trazo de un mangaka que destila una enorme calidad en cada una de sus obras. Boichi se encarga de terminar de pulir el diamante en bruto que es esta obra, de dotarla de una brillantez capaz de cegar al lector por un increíble grado de detallismo. El estilo y el trazo de Boichi guarda cierta reminiscencia al de obras como Sun-Ken Rock, Origin o Wallman, todas ellas destinadas a un público objetivo de mayor rango de edad. Sin embargo, del mismo modo de Riichiro se adapta al target de Dr. Stone en lo relativo al lenguaje, el dibujante de origen coreano también aclimata su estilo, ajusta su increíble habilidad en el dibujo para ceñirse dentro de los parámetros de la revista donde se publica. A pesar de contar con un diseño de personajes más infantil que en anteriores trabajos, el lector que haya consumido alguna de sus obras atisba su esencia, sus manías y peculiaridades.
Como comentábamos, el grado de detalle existente en el arte de Dr. Stone es pasmoso. La delicadeza y la fijación en la recreación de los detalles de la vestimenta de los personajes, sus rasgos faciales, los fondos o los animales que pululan por la frondosidad del mundo son capaces de causar estupefacción. En ocasiones, resulta inevitable no clavar indefinidamente la mirada en muchos de los paneles del tomo. Bajo un diseño de personajes muy característico y que consigue un gran impacto visual, Boichi se muestra también versátil a la hora de recrear y plasmar el humor a través de las viñetas, llegando incluso a jugar a menudo con las dimensiones corporales de los mismos. Resulta verdaderamente curioso cómo este mangaka consigue impregnar de vida una ambientación postapocalíptica. Un páramo desolado donde impera lo salvaje y no hay apenas indicios de vida. Boichi insufla de vida el mundo creado por Riichiro, consagrándose ambos autores como una auténtica dupla de oro. Los verdaderos creadores de una nueva civilización.
Hace poco más de un mes Editorial Ivrea anunció casi por sorpresa la licencia de Dr. Stone, uno de los últimos éxitos de la Weekly Shōnen Jump que goza de un gran estado de forma y gran reputación en el país nipón. Dr. Stone #1 está compuesto por un total de 200 páginas, con ilustraciones en blanco y negro. Sigue el clásico formato tankoubon contando con un formato C6 y una edición rústica con sobrecubierta de dimensión 11’5 x 17 cm.
La calidad de los materiales que conforman este tomo es indiscutible, llegando a superar la de títulos de similares características dentro del catálogo de la editorial. La portada logra un gran impacto visual tanto por su diseño, como por su composición. El diseño de la cubierta respeta al máximo al original japonés, con la única diferencia del cambio de color en el título de la obra. En la misma se puede observar el total protagonismo de Senku, copando aproximadamente dos tercios del plano, y dejando espacio para la ubicación vertical del título. El diseño de la portada consigue un mayor impacto gracias al uso de una textura que simula la de una superficie rocosa. Este efecto consigue por un lado resaltar todos los elementos textuales que conforman la portada y, a su vez, ofrece la sensación del propio personaje «luchando» contra el efecto de petrificación. Algo que guarda total consonancia con el argumento principal del título. Añadir que la tonalidad verde que impera en la sobrecubierta también lo hace tanto en la portada como la contraportada interior, demostrando así una total coherencia cromática.
Dr. Stone #1 salió a la venta el pasado 17 de mayo de 2018 a un precio de 8,00 €. Este primer tomo cuenta con un total de siete capítulos que marcan el inicio de una aventura de supervivencia donde la ciencia y el intelecto dotan a la obra de cierto aire rompedor. En cuanto a errores de impresión o diseño no hemos encontrado ninguno aunque, como pequeño detalle, hemos echado a faltar alguna que otra página a color, como las primeras del tomo. Tanto el entintado, como el sangrado y las viñetas gozan de una perfecta armonía en el tomo y además la localización a nuestro idioma está perfectamente lograda gracias a la labor de Pablo Tschopp.
Edu Allepuz
¿Te gusta nuestro contenido? Apóyanos en nuestro Patreon y ayúdanos a seguir creciendo.