Cambios. No nos gustan los cambios. No lo digo a título personal sino, de hecho, en clave general y referenciando al medio y el público general. Porque rara vez, en el sector del manga y el anime, se reciben los cambios con buenos ojos. Ha ocurrido, sin necesidad de ir más lejos en el tiempo, con la segunda temporada de One Punch Man y la terrible acogida de J.C Staff.

Ahora las redes arden por un motivo similar aunque los protagonistas de este cuento sean diferentes. Y es que Wit Studio ha terminado con Shingeki no Kyojin. Se acabó. Un rumor que se ha extendido como la pólvora durante los últimos días —especialmente a través de las ambiguas declaraciones de algunos trabajadores a través de redes sociales— y que ahora amenaza con devorar el plantel general de una de las obras más influyentes de la última década. ¿Cuál es el futuro de Shingeki no Kyojin?

No es el fin de Shingeki no Kyojin

Resulta, cuanto menos, curiosa la relación que se dibuja ahora entren los compases de la obra y la discusión sobre si nos encontramos realmente ante la última entrega de la prestigiosa adaptación de Hajime Isayama. La respuesta, sin necesidad de aclarar la correlación, es un rotundo no. El autor se encuentra en estos momentos trabajando en el clímax final del manga, por lo que nos encontramos lejos de vivir el cierre de su adaptación.

Con todo, el miedo es palpable entre seguidores y seguidoras de la obra. Sin embargo se trata de un temor totalmente infundado, ya que la obra cuenta con una enorme cantidad de material para seguir trabajando en su adaptación y continuidad. Wit Studio se ha encargado de poner voz y rostro a la misma desde el pasado año 2013 pero su salida no significa, en ningún caso, el fin de su producción.

Junto a esto es necesario señalar la constante y errónea señalización de los estudios como organismo claro y único responsable del desarrollo de las obras. Y es que nos encontramos ante una industria que, a niveles generales, suele resultar más individualista de lo que quizás pueda resultar a simple vista. No es tanto que Wit Studio no sea representativo como colectivo pero es importante tener en cuenta que nos encontramos ante un medio plagado de trabajadores freelance.

Tras la imagen de Wit Studio

Es un factor que rara vez se tiene en cuenta pero que resulta especialmente importante en una industria en la que, a veces, sus partes suponen más que la suma de las mismas. Y es que, de nuevo, la producción anime se basa especialmente del trabajo de especialistas que no se encuentran atados a un estudio en particular.

Osamu Masuyama es un gran ejemplo de ello. Ampliamente reconocido por dar vida al mundo de Made in Abyss, también hacía lo propio en Your Name, Madoka Magica o La Chica que Saltaba a Través del Tiempo, realizando dicho trabajo para diferentes estudios en cada uno de los casos citados. Motivo por el cual, de nuevo, es importante valorar los nombres que se esconden tras los créditos de cada capítulo antes que el título del estudio que los produce.

Así es Tetsuro Araki el primero de la lista en resultar especialmente relevante. El director de todas las entregas de Shingeki no Kyojin y orgulloso padre de Kabaneri of The Iron Fortress y, por tanto, uno de los principales responsables de las luces y sombras del estudio. Arifumi Imai —un nombre probablemente más reconocido incluso que el anterior— es otro de los integrantes indispensables de la obra, conocido ya como el alma de Shingeki no Kyojin. El animador se ha encargado de muchas de las escenas más poderosas de la obra y se le considera como uno de los grandes maestros Sakuga del momento siendo responsable también de importantes fragmentos de One Punch Man, Guilty Crown o Boruto.

Más difícil es hablar de otros integrantes tan importantes como Kyoji Asano, quien se ha encargado del diseño de personajes de todas las entregas de la obra hasta ahora, además de sumar importantes cargos en obras como Psycho-Pass o Sengoku Basara. Un nombre que difícilmente volveremos a ver en los créditos, al ser uno de los fundadores del estudio.

Con esto dicho, es innegable la incertidumbre ante una revelación de tal impacto, pero debemos considerar la importancia de sus integrantes y el desconocimiento, todavía, de quienes serán los encargados de tomar el testigo. Incluso de si Araki o Imai podrían hacerse cargo de nuevo a través de las manos de una nueva productora.

You need to understand how taxing making Attack on Titan has been for WIT FROM THE START. Having 30 plus key animators and 10 or more animation supervisors per episode made this a nightmare because the schedules were always so bad. Its no surprise that WIT is done given that fact

— YonkouProductions (@YonkouProd) May 18, 2019

En cuanto a la salida de Wit Studio como organismo de dicha adaptación los motivos son más que intuitivos. Y es que Shingeki no Kyojin ha alcanzado un nivel demasiado alto en múltiples aspectos, causando unos gastos de producción difíciles de controlar y una posible cruda situación entre los componentes del estudio. Ya en 2013 saltaban las alarmas ante la revelación de Imai sobre su jornada de trabajo de tres días seguidos. Algo que, desde luego, se habrá repetido a lo largo del desarrollo de esta última temporada.

Testigo y futuro, ¿qué pasará con la obra?

En el momento de escribir estas líneas y ante la reciente confirmación por parte de múltiples miembros de Wit Studio, las redes sociales arden ante la disconformidad de los hechos y el posible futuro de la obra. De nuevo, es improbable que Shingeki no Kyojin cierre su adaptación en este punto. Sin embargo es menester repasar cuáles podrían ser los siguientes pasos de la obra con la salida de sus principales animadores. Por supuesto, ninguno de estos datos ha sido revelado oficialmente por lo que no deja de ser un batiburrillo de cavilaciones y posibilidades.

La posibilidad más objetiva en estos momentos, y que se encuentra en el punto de mira de cientos de seguidores, es la de que Kodansha ceda los derechos de producción a Production I.G, de la cual resulta subsidiaria lo que ahora conocemos como Wit Studio. Un hecho que serviría para arremeter contra los miedos de los espectadores, ya que no solo sería un trabajo producido por la misma productora, sino que además han demostrado cuantiosas veces su capacidad a la cabeza de proyectos como Higashi no Eden o Welcome to the Ballroom.

Por otro lado, y entrando en terrenos ciertamente más pantanosos al no existir ninguna correlación —aunque la especulación siempre resulta sana mientras se realice bajo su correspondiente aviso— con la obra sería la de la adquisición por parte de Ufotable. Y es que el estudio no se encuentra precisamente falto de halagos, siendo los padres de la franquicia Fate y habiendo dirigido adaptaciones tan sorprendentes como las de God Eater o Tales of Zestiria, sin olvidarnos de la actual Kimetsu no Yaiba.

En la misma línea, los primeros rumores apuntan a MAPPA. Una de las grandes productoras actuales fundada por Masao Maruyama, más conocido por ser también fundador de Madhouse. Y es que resulta difícil no imaginar las proezas que podrían realizar sobre le trabajo de Hajime Isayama los productores de títulos actuales como Sarazanmai, Dororo o Kakegurui que cargan a sus espaldas, además, otros éxitos como Zombieland Saga o Banana Fish.

Con todo, la decisión queda en manos de Kodansha por lo que podríamos encontrarnos con una nueva dirección a cargo de CloverWorks o, quién sabe, J.C Staff. La única certeza que tenemos por el momento es la propia duda de quién tomará el testigo de Wit Studio con la posibilidad de cargar con la pesadilla que, a nivel técnico y humano, supone adaptar el trabajo de Isayama.

En lo personal, tiendo a buscar esperanza en la duda y no a suponer un nuevo desastre en la evolución del medio. Los cambios pueden ser duros en muchas ocasiones, pero no dejan de ser cambios. Y quizás la nueva dirección artística de la obra nos sorprenda y se convierta en un nuevo punto en la historia de Shingeki no Kyojin. Sea como sea, recordemos —especialmente ante la cercanía de los hechos que se han desarrollado en el estreno de One Punch Man 2— que la producción de una obra no tiene porque correr a nuestro gusto y preferencia, por no mencionar las terribles condiciones en las que se trabaja en el medio. Debemos ser conscientes.

Óscar Martínez

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