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CRÍTICA: LA QUIETUD EN LA TORMENTA

ANTECEDENTES

La quietud en la tormenta es el primer largometraje de Alberto Gastesi, director que se estrena en el metraje largo tras haber pasado por el mundo del cortometraje, el videoclip e incluso la publicidad. Estrenado esta semana en el 13 D’A Festival de Barcelona, la película ha pasado anteriormente por el Festival Internacional de Cine de Gijón, el Festival Internacional de Cine Independiente de Ibiza y se estrenó en el 70 Festival de Cine de San Sebastián.

LA PELÍCULA

Lara (Loreto Mauleón) y Telmo (Aitor Beltrán) regresan a su Donostia natal tras haber pasado un tiempo en París. La ciudad vasca es una copia de la capital francesa, una réplica en pequeño, según dicen, donde esperan comprarse un piso y establecerse por fin, poniendo fin a los vaivenes incesantes a los que les ha sometido la vida. Daniel (Iñigo Gastesi), por otro lado, vive con Vera (Vera Milán) y trabaja en la inmobiliaria de su familia. Nunca ha salido de la ciudad, pero ha aprendido a reconocerse en las tormentas que la asolan. Un día recibe una llamada de dos posibles compradores y Lara y Telmo se presentan a ver un piso sin saber Daniel que recibirá la llamada de una antigua amante, un rostro del pasado que repentinamente le asalta y le despierta todos los recuerdos que vivieron juntos.

La quietud en la tormenta es una de esas películas que se paladean con el recuerdo y se dejan reposar para que, suavemente, tomen sentido en nuestra memoria. San Sebastián es elegante a nuestra mirada, encapsulado en sus recuerdos melancólicos de los recién llegados que no son más extranjeros que los que allí se quedaron a vivir; y la memoria de los protagonistas acaba deviniendo el relato fílmico en un blanco y negro que nos atrapa para contarnos una historia que podría haberse contado de múltiples formas, pero que acaba siendo narrada de la mejor forma posible. Su fotografía apegada al recuerdo y al imaginario de lo que fue, pero dejó de ser para devenir presente, nos acoge y nos convierte en uno más de la ciudad a través de unos planos que parecen fijos, pero que acogen más movimiento del que parece a simple vista.

Pese a encapsular el recuerdo y la memoria como ejes centrales de la narración, la película en ningún momento nos resulta acartonada en su escala de blancos a negros; sino que se respira humanidad en sus conversaciones en euskera y español, en sus breves momentos de color, en sus miradas y sus conversaciones, pero también en sus silencios. La quietud en la tormenta es una cinta que en apenas hora y media consigue atraparnos en esa burbuja del pasado contemplado desde el presente y nos recuerda que las casualidades de la vida son quizás más determinantes de lo que llegamos siquiera a imaginar. En la vida queda permitido lo extraordinario, antesala de la sorpresa y su capacidad para cambiarnos.

La película no es una gran historia de amor sobre dos amantes que vuelven a reencontrarse, sino una historia sobre la capacidad humana para cerrar historias que quizás tuvieron finales demasiado abiertos; y, mientras el tiempo sobreviene sobre nuestras vidas, los retazos de estas, meras fotografías congeladas en el recuerdo, constituyen el impresionante fresco que nos enseña a seguir viviendo.

ELLOS Y ELLAS

El peso de la película cae sobre los hombros de las dos parejas formadas por Daniel en la piel de Iñigo Gastesi (Intimidad, La línea invisible) y Vera en el rostro de Vera Milán (SomoS, Fragmentos), por un lado, y por Lara, encarnada por Loreto Mauleón (La chica de nieve, Patria), y Telmo, interpretado por Aitor Beltrán (El internado: Las Cumbres, La valla), por otro lado. Cuatro interpretaciones, especialmente la de Mauleón y Gastesi, que contienen en sus rostros ese peso de la melancolía y el sabor agridulce del recuerdo con el que hemos de aprender a vivir.

LA SORPRESA

  • El poder encontrar un guion firmado a dos bandas que tan bien camina y una dirección que ha filmado un relato fílmico preciosista y frágil que habla de lo humano que pueblan los pequeños detalles.
  • Descubrir que el cine español todavía puede generar pequeñas joyas más allá de los grandes nombres de la industria.

LA SECUENCIA/EL MOMENTO

La película, pese a su brevedad en el corazón de un relato sobre la misma existencia, se permite incluso portar a la realidad momentos como el de la ballena varada, una quiebra en las vidas, una quiebra en la ciudad y una quiebra que no es más que las muchas casualidades que pueblan la existencia.

TE GUSTARÁ SI…

Disfrutas de las películas íntimas que desnuden nuestra existencia.

LO MEJOR

  • Loreto Mauleón, tierna y fuerte en un personaje que, desde su contención, llena la pantalla.
  • El blanco y negro a una historia que no se podía contar de otra forma.

LO PEOR

  • Quizás un final que puede que ser demasiado abrupto para algunos paladares.

Javier Alpáñez

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