BIBLIOTECA: LA CASA DE LOS INSECTOS
Actualmente nos envuelven multitud de géneros. Explotados más o menos, los escritores hacen uso de ellos para marcar su carrera, para orquestar, digamos, cómo será su línea editorial. Pero son pocos los que se atreven a alternar dichas pautas para crear su obra. Y mucho menos a entablar géneros opuestos. Aunque si indagamos un poco, viajamos hasta la propia Japón y retrocedemos en el tiempo unos 80 años podemos encontrar a un genio que ha sabido compaginar todo esto a la perfección. Uniendo géneros como el terror y el humor, Kazuo Umezu ha hecho de su obra una escalera de sensaciones. Desde sus inicios en los 60 hasta sus últimos títulos publicados, Umezz ha sido capaz de combinar en todos sus títulos un terror que se podría catalogar de J-Horror con un humor ácido pero eficaz. Dos vertientes que pocas veces logran encajar pero que para Umezz son un todo para definir tanto a sus historias como a sus personajes.
Han tenido que pasar 10 años para poder volver a disfrutar de su prosa. Una que quedó sellada por aquella Aula a la Deriva publicada por Ponent Mon y que, desde entonces, no ha vuelto a estar vigente en nuestro mercado editorial. En esta ocasión cambiamos de casa y es Satori Ediciones quien decide apostar por el maestro Umezz. Hace unos meses pudimos disfrutar del magnífico Nekome Kozō, pero es ahora, tras finalizar el verano, cuando la editorial asturiana retoma a este fantástico autor para dejarnos con un título mucho más sombrío y atrevido. Hablamos de La casa de los insectos. Un volumen único en el que Umezz se asoma una vez más a los abismos de la locura, la paranoia y la perversidad a través de siete escalofriantes relatos que, de nuevo, definen a Umezz como el maestro indiscutible del manga de terror.
Lejos de la estructura que seguía la obra mencionada anteriormente, cuando hablamos de La casa de los insectos hablamos de una antología de siete relatos escalofriantes acuñados por el propio Kazuo Umezz y publicados en Japón entre 1968 y 1973. Siete historias oscuras y perturbadoras protagonizadas por personajes cuyas vidas cotidianas se desmoronan de la noche a la mañana, al tiempo que sus mentes se van hundiendo gradualmente en la locura. Siete relatos de celos, codicia, angustia y muerte que traspasan los tortuosos límites de la cordura y exploran los confines de la perversidad. Con su imaginación desbordante y su dibujo sublime e inquietante Umezz nos sumerge en los abismos más oscuros del corazón humano.
Nada más empezar nos encontraremos con La casa de los insectos, el primer relato de la antología que podríamos tachar como una breve introducción de todo lo que nos vamos a encontrar en las siguientes páginas. Una historia que sirve no solo como carta de presentación sino como una declaración de intenciones del propio mangaka, pues es aquí donde ya empieza a tratar los temas que protagonizarán la mayoría de las historias, aunque con diferentes perspectivas y enfoques. En esta ocasión la palabra insecto define a la perfección este primer relato, pues es el paralelismo que emplea el propio Umezz para convertir la obsesión de un hombre —en este caso su mujer— en multitud de bichos empleando así las metáforas visuales en contra posición de la propia locura provocada por los celos y la obsesión, aunque al mismo tiempo sirvan de contrapunto para entender cómo esa pobre y desdichada mujer quiere huir de la perdición de su marido. Un lenguaje que, en mesura, nos podría recordar a Kafka, pero que gracias al talento innato de Umezz se convierte en algo mucho más hilarante y demencial llegando al lector a través de la propia soledad.
Aunque si pensábamos que estamos ante un relato excitante poco posible, Umezz sube un peldaño más en su escala de locura y escribe, a través de Ojos, una historia sobre el engaño y los juegos amorosos. Un tema bastante complejo que podemos encontrar en multitud de ficciones pero es aquí, en menos de 30 páginas, donde podemos entender parte de su esencia y situarnos incluso en la posición de su protagonista. Una mujer que acaba cayendo en manos de otro hombre que no es su marido sin saber muy bien cómo; un hecho que en ningún momento el autor pretende dejar claro pero que, en consecuencia a ello, hará que su protagonista se enrede una paranoia infinita. Por lo tanto, de una forma u otra, gracias a estos dos relatos que mezclan ficción y realidad, Umezz nos muestra cómo va a ser su nuevo juego para con el lector. ¿Qué es real y qué no? Una apuesta con la que otros genios de la industria como Satoshi Kon han sabido lidiar a la perfección y será en esta antología donde encontraremos a un competidor digno de la locura explícita de Kon. Una que, en manos de Umezz, recaerá sobre todo en la situación mental de sus protagonistas, la incertidumbre del momento y la incomprensión de la realidad.
Los dos siguientes relatos, Vela y Vínculos, compaginan, además de lo ya apuntado, un nuevo factor: la muerte. Pues en esta antología el mangaka explora todos los momentos posibles, y aunque sea el amor y, casi siempre el matrimonio, el elemento común de esta recopilación de historias, será en estos donde la muerte consiga su propio grado de protagonismo y haga tambalear la demencia de sus personajes frente a su propia guadaña. En Vela se explorará las últimas horas de vida de un presidiario a través de la voz y pensamientos de su mujer, pero será en Vínculos donde el autor desgarrará nuestro corazón para jugar con él a su antojo. Sin entrar en detalle, Umezz conseguirá incluso disuadirnos con quién es el verdadero protagonista y quién es aquel, o aquella, que sufre un baile continuo con la muerte. Pues será en Vínculos donde el terror se queda en otro plano y serán los sentimientos los que logren protagonizar un relato que lucha por el amor eterno, un amor que incluso se antepone a la muerte y rezuma coraje y valor por todos sus costados. Conoceremos a otro Umezz, sí, pero llegaremos a comprender la versatilidad del autor y cómo, al igual que es capaz de aterrorizarnos, también puede encoger nuestros corazones.
Sumamos dos relatos más y, de nuevo, cambiamos de tono y es en Escalera de caracol y La cabeza donde veremos al Umezz más feroz y perturbador. Nos encontramos ante dos historias totalmente opuestas a todo lo narrado anteriormente, y justo después de desplomarnos con Vínculos, el autor decide girar la rueda hasta el infinito y enfoca sus dos nuevas historias hacia el terror más zafio de toda la antología. Será en Escalera de caracol donde nos encontremos a un Umezz que nos recordará, y mucho, a Satoshi Kon en Perfect Blue. Un relato que juega, ante todo, con la mentira y el autoengaño dejando el amor de lado y centrándose, sobre todo, en un apartado más psicológico que radica en el trastorno de personalidad. Por otro lado, La cabeza también tomará la psicología como eje central de su historia pues, a través de una historia hilvanada a través del amor autoimpuesto y la jerarquía de poder en Japón, Umezz consigue implementar su propia locura usando de nuevo a la muerte de su lado pero también a la distorsión y la duda como elementos complementarios de esta última. Vínculos que unirán todos los puntos de esta historia y la convertirán en una de las más escalofriantes de las siete.
Por último, y no por ello menos importante, cerramos la antología con El fin del verano. Una historia que, en lo personal, ha sido una de las mayores sorpresas de todo 2020. En menos de 100 páginas Umezz consigue soplar muy fuerte a nuestro corazón y susurrarnos al oído: este es el final de todos nosotros. No sabría expresar muy bien con palabras y sin mencionar apenas detalles lo conmovedora que es esta historia pues, además de estar escrita con un gusto exquisito y un mimo muy especial, es aquí donde el mangaka consigue compaginar a la perfección aspectos tales como el amor y el desamor, la obsesión y los celos, la “supuesta” felicidad y, ante todo, lo terrible y demoledora que es la soledad. Una historia que, de nuevo, juega con las perspectivas de su protagonista pero nos enseña cómo somos las personas. Nos sitúa ante un espejo hecho de tinta y papel y no teme en decirnos lo horribles que podemos llegar a ser.
El fin del verano es el final de todos nosotros, pero también el triste y doloroso final de esta gratificante antología de relatos. Un conjunto de historias que harán temblar nuestro corazón y nos harán palpitar con según qué personajes. Kazuo Umezz sabía muy bien qué quería reflejar en los 70 en La casa de los insectos y, aludiendo una vez más al complemento indirecto, esos insectos somos nosotros; las personas. Porque por mucho que nos vistamos, pintemos o incluso actuemos como “personas”, todos somos como los insectos y Umezz lo refleja especialmente bien a lo largo de estas siete historias. Palabras y dibujos a los que querrás volver una y otra vez —para qué engañarnos— porque, simplemente, todos queremos volver a vivir una de esas historias a través de nuestro enfoque personal.
En definitiva, a través de un estilo único e inconfundible, Umezz se postula ante nosotros una vez más como maestro referente del terror. Un mangaka capaz de ver el peor y el mejor lado de las personas, pero es en La casa de los insectos donde deja la sátira y el humor ácido más de lado para embarcarse en un trabajo mucho más adulto y, en lo personal, perfecto. A lo largo de estas siete historias Kazuo Umezz nos regala un terror más maduro y angustioso, bastante más alejado al terror inocente y desenfadado de El chico de los ojos de gato. Es cierto que, tal y como nos confirmó Satori Ediciones, hay multitud de «Umezu»s entre sus obras, pero todos son válidos y, para qué os vamos a mentir, todos nos encantan. Aunque sea este tono más sombrío y atroz el que más nos haya fascinado hasta el momento.
Ojalá poder seguir disfrutando de sus obras, de su prosa, pero también de su arte. Pues, al igual que ocurría con Nekome Kozō, el maestro nipón hace uso de su particular talento para expresar aquello que siente, pero también aquello que quiere que veamos y sintamos. Cada página nos desvelará un secreto nuevo, nos contará una nueva historia. En algunos paneles solo nos encontraremos personas, en otros solo escenarios; pero será la conjunción de ambos los que crearán una epopeya visual propia de la historia en la que nos adentramos. Un viaje sensorial que nos permitirá descubrir uno de los grafismos más increíbles de la época que ha sabido envejecer realmente bien y que, sin temer en decirlo, logra poner los pelos de punta. ¿Hasta dónde será capaz de llegar el maestro nipón del terror?
Cómo es la edición de La casa de los insectos
Tras abrir la veda al manga clásico con títulos como Mujeres del Zodíaco (Miyako Maki), El chico de los ojos de gato (Kazuo Umezz) o el reciente Tatsumi (Yoshihiro Tatsumi), Satori Ediciones trae de nuevo a España a una de las figuras más importantes de la industria del manga en su afán por seguir expandiendo un catálogo que denota solidez y que cubre una vital necesidad.
El encomiable trabajo de la editorial asturiana sigue presente en la edición de La casa de los insectos, un volumen único en rústica con sobrecubierta de 216 páginas en blanco y negro con algunas a color y una dimensión de 15 x 21 cm. La calidad de los materiales que conforman esta edición es excelsa, en la línea del resto de títulos de su catálogo. Además, como añadido, una vez más Satori Ediciones apuesta por jugar con las rayas tan características de Umezz para conformar así la sobrecubierta interior, aunque en esta ocasión dejan el rojo de lado para dar protagonismo absoluto al color añil.
La casa de los insectos se puso a la venta el pasado 14 de septiembre de 2020 a un precio de 18,00€. Por otro lado, y siguiendo la estrategia habitual de Satori en sus magníficas ediciones, la editorial también incluye un punto de libro con la presente edición. La lectura de La casa de los insectos no adolece de errores de impresión, diseño o rotulación, y la traducción a nuestro idioma está llevada a cabo con un gran resultado gracias a la labor de Marc Bernabé.
Marisol Navarro