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BRAD PITT: 10 PERSONAJES PARA UN ACTOR 360

A sus 56 años, Brad Pitt lleva tres décadas en la actuación. Proveniente de una familia sin antecedentes en el mundo del cine, decidió al poco de graduarse en periodismo y publicidad que quería probar suerte en Los Ángeles. Sembró la tierra de las oportunidades de pequeños papeles en series de televisión y algunas películas en cuyos créditos ni siquiera consta, y para mediados de los noventa ya era un icono. Por aquel entonces, seguro que ni él mismo era consciente del actorazo que se escondía tras la fachada de guaperas, ni tampoco llegaría a imaginar que hoy por hoy iba a estar donde está (esperemos que escribiendo el discurso de agradecimiento por el Oscar para el domingo que viene).

A modo de preparativos, desde El Palomitrón hemos pensado que ya iba siendo hora de reivindicarlo a través de un recorrido cronológico por sus papeles más característicos, y que evidencian su versatilidad y valía como actor. Con permiso de sus comienzos (Entrevista con el vampiro, Leyendas de pasión), y personajes que se han quedado a las puertas como Benjamin Button o Rusty Ryan de Ocean’s Eleven, ¡dentro lista!

DAVID MILLS (SEVEN)

Nuestro primer pecado capital de Brad Pitt se remonta a 1995. Bien es cierto que para entonces teníamos a un Pitt de 32 años que ya había hecho sus pinitos especialmente en papeles secundarios, destacando su faceta de sex-symbol (Thelma y Louise). Precisamente de eso quiso huir, del encasillamiento como niño bonito, cuando aceptó ponerse a las órdenes de David Fincher para interpretar a un joven e irreflexivo detective en Seven. Esta buddy-cop movie, antecesora de ficciones como True Detective, lo emparejaba con Morgan Freeman en el papel de un detective templado y veterano a punto de retirarse. La dinámica entre la pareja de actores funciona como un tiro en su persecución de John Doe, un asesino en serie que encuentra en los siete pecados capitales su modus operandi. La frescura e impulsividad de David Mills es la protagonista del inolvidable giro final de la cinta (por el que Pitt abogó pese a su oscuridad), poniendo al descubierto la capacidad del actor para interpretar papeles más dramáticos y menos “perfectos”.

JEFFREY GOINES (12 MONOS)

El mismo año en que se estrenó Seven, Brad repitió éxito con 12 monos de Terry Gilliam. En este clásico de ciencia ficción se mete en la piel de un paciente ingresado en una institución mental que podría ser clave para ayudar al personaje de Bruce Willis a descubrir más sobre un extraño virus que ha relegado a la humanidad a vivir bajo la superficie de la tierra en el futuro. Verborreico, espasmódico y ferviente activista, Jeffrey Goines es una especie de Joker para el Batman de su compañero de elenco, y le consiguió al intérprete su primer Globo de Oro a Mejor actor de reparto y su primera nominación al Oscar.

TYLER DURDEN (EL CLUB DE LA LUCHA)

Somos conscientes de estar rompiendo la primera regla de El club de la lucha, pero sería imposible permanecer callados cuando es un must en la carrera de Brad Pitt y en la historia de la cultura popular. Cuatro años después de Seven, volvió a formarse la dupla Fincher-Pitt y nos trajo tantas o más satisfacciones que la primera vez. En esta ocasión se partía de la novela homónima de Chuck Palahniuk, y aunque en su estreno la adaptación cinematográfica recibió opiniones polarizadas, ha acabado convirtiéndose en película de culto. Lo que desde el principio fue indiscutible es el papelón que se marca Pitt dando vida a uno de los personajes más inspirados de la década de los noventa: Tyler Durden, vendedor de jabones y fundador de los clubes de lucha, un lugar donde eliminar la somnolencia generada por una sociedad alienada. A través de Durden, Brad Pitt vuelve a adoptar un discurso antisistema y nihilista llevado hasta la última expresión, y se convierte en un reflejo de lo que él mismo es: un tipo guapo, magnético y carismático que copa el ideal de la gente corriente (como Edward Norton).

MICKEY O’NEIL (SNATCH: CERDOS Y DIAMANTES)

Las clases de boxeo y artes marciales que tomó Brad Pitt para El club de la lucha le vinieron que ni pintadas para su próximo proyecto. Snatch: Cerdos y diamantes se estrenaba en el 2000, y en ella el bueno de Brad volvía a sacar a pasear los puños en el cuadrilátero. Su personaje es uno de los puntos fuertes del variopinto elenco coral que compone esta adrenalínica película de atracos dirigida por Guy Ritchie. No es la primera vez que el actor clava el acento irlandés, pero en esta ocasión está más pikey que nunca como miembro de un campamento gitano. Entender algo de lo que dice es todo un logro incluso para los protagonistas de la cinta, y sus pintas tampoco tienen desperdicio. Sin duda con Mickey nos regaló uno de sus papeles más hilarantes.

AQUILES (TROYA)

Llegamos al ecuador de la lista recalcando que, interpretativamente hablando, esta no es una de sus actuaciones más brillantes. Sin embargo, y a pesar de los palos que le llovieron a Wolfgang Petersen por esta adaptación de La Ilíada, no podemos negar que Troya fue uno de los taquillazos de 2004, y que Brad nos enamoró con su Aquiles. Para esta superproducción tuvo que pasar meses entrenando con la espada e irónicamente tuvo una lesión allá donde su personaje conservaba la mortalidad: el talón. Durante algo más de tres horas lo vemos luchar, sangrar, amar. Y qué bien le sientan las conchas, la armadura, y el color azul del mar a su melena dorada. Nos cuesta pensar en alguien que hubiese encarnado mejor al semidiós y trágico héroe de la mitología griega. ¿Alguien más osaba luchar?

JESSE JAMES (EL ASESINATO DE JESSE JAMES POR EL COBARDE ROBERT FORD)

Nuestra siguiente parada llega con este western de 2007 dirigido por Andrew Dominik. La película es un nuevo ejemplo de lo acertado de poner a Brad Pitt haciendo de leyenda, y tiene una Copa Volpi para demostrarlo. En este caso le tocó calzarse las botas, el sombrero y el revólver de Jesse James, el (in)famoso forajido del viejo oeste. La celebridad de Pitt dota al personaje de un halo de idolatría inalcanzable y carisma que atrapan tanto al espectador como a su, primero compañero de banda y máximo fan y posteriormente asesino por la espalda, Robert Ford (Casey Affleck). La actuación del rubio (aquí teñido de moreno) pasa con maestría de la parsimonia más amistosa o la melancolía más sutil, a una ferocidad perfectamente palpable tiempo antes de estallar en violencia. Jesse James, admirado y temido a partes iguales, es la pieza central de una cinta tan pausada como bella. El actor, por cierto, forjó años después y de nuevo a las órdenes de Dominik, otra interpretación memorable en Mátalos suavemente.

CHAD FELDHEIMER (QUEMAR DESPUÉS DE LEER)

Nos duele en el alma que por lo general cuando preguntas a alguien por esta atinada sátira a los servicios de inteligencia de los hermanos Coen, lo único que parecen recordar es la silla-consolador de George Clooney. Quemar después de leer es mucho más que eso, más que una película menor en la filmografía de los cineastas como tiende a considerarse. Entre otras cosas porque nos descubrió en pleno 2008 a un Brad Pitt totalmente alejado de los papeles y la imagen a la que nos tiene acostumbrados. Es un deleite verlo en la piel de Chad, un entrenador personal de cabello mechado que encuentra olvidado en el gimnasio en el que trabaja un CD que piensa que puede contener información altamente secreta. Sin paños calientes, es Pitt haciendo de tonto y zambulléndose de lleno en el absurdo del argumento para regalarnos una actuación desternillante y para caerse de espaldas. Aparte del bailecito que tantos gifs ha generado, no olvidemos la escena en el coche tratando de coaccionar a John Malkovich. Gracias BAFTA por ser los únicos en no ignorar este papelón.

TENIENTE ALDO RAINE (MALDITOS BASTARDOS)

En 2009 Quentin Tarantino hizo gala del revisionismo histórico marca de la casa con la estupenda Malditos Bastardos. Esta versión alternativa de la Segunda Guerra Mundial además de darnos a un personajazo como Hans Landa y una salvaje venganza hacia los nazis, nos trajo a un Brad Pitt de mentón saliente aficionado a coleccionar las cabelleras de sus enemigos (lo de Aldo el Apache no es ninguna broma) y tatuarles a cuchillo esvásticas en la frente. La película fue todo un éxito de taquilla y rascó ocho nominaciones en los Oscar. Por desgracia ninguna de ellas fue para Brad, motivo que no nos impide llevar grabado a fuego su intento de hacerse pasar por italiano, ni reconocer que esta primera colaboración con Tarantino le ha concedido uno de los papeles más y mejor conocidos de su carrera.

SEÑOR O’BRIEN (EL ÁRBOL DE LA VIDA)

Cambiando radicalmente de género, llegamos a 2011 con El árbol de la vida de Terrence Malick. Probablemente más de uno esperaría encontrar Moneyball en esta lista, pues es al fin y al cabo una de las películas que más ha acercado a Pitt a la carrera de premios. Sin embargo, si tenemos que quedarnos con una de sus representaciones parentales (a pesar de no ser el modelo más sano), escogemos la que nos mostró Malick. A momentos el señor O’Brien, autoritario y exigente padre de familia, ejerce poco menos que de “villano” de la cinta. Es tal vez el personaje más ambivalente de cuantos ha interpretado, y lo resuelve de forma admirable tanto en sus momentos más tiernos y comprometidos con su familia, como en aquellos en los que se excede en su mano dura. Un personaje que suscita amor y odio por igual.

CLIFF BOOTH (ÉRASE UNA VEZ EN HOLLYWOOD)

Y llegamos al final, 2019, otro año de buena cosecha para Brad. Por un lado ha protagonizado en Ad Astra el papel más introspectivo de su carrera, y por otro ha tenido otro regalo de personaje en su segunda película junto a Tarantino. Érase una vez en Hollywood es una carta de amor al cine y la temporada de premios la está reconociendo como tal, subiendo a Pitt a la terna por ganar la estatuilla a Mejor Actor Secundario. Ya tiene el Globo de Oro y también el SAG, y confiamos en que por fin, la madrugada del próximo domingo 9, se alce con su primer Oscar en esta categoría (porque ya se llevó uno como productor por Doce años de esclavitud, donde además tiene una pequeñísima pero genial intervención). Cliff Booth, doble de acción y right-hand man del actor en horas bajas Rick Dalton (Leonardo DiCaprio), es un tipo leal, de esos que siempre están ahí cuando los necesitas, además de derrochar encanto a raudales. Una imagen que choca frontalmente con las habladurías sobre qué le hizo a su esposa. Brad Pitt toma todo ello, combinando afabilidad y carisma con ese aire misterioso y discreto, construyendo otro personaje merecedor de un lugar de honor en el podio.

Cliff Booth es el perfecto reflejo de la madurez no solo física sino también actoral que ha alcanzado Pitt. A medida que ha avanzado su carrera ha ido embarcándose en proyectos más relevantes, y sobre todo escogiendo de unos años a esta parte papeles que han destacado y sacado el máximo partido a su capacidad y buen hacer interpretativo. Con esta selección queremos celebrar esa evolución, esperando que Brad siga por tan buen camino. Y para vosotros, ¿cuál es el mejor papel de Brad Pitt?

Aitziber Polo

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Criminóloga con sueños de directora. Pisé el cine por primera vez a los dos años. Con siete vi cómo un cocodrilo gigante se zampaba una vaca entera de un bocado en Mandíbulas, y empecé a leer a Stephen King (y así me he quedado). Mi película perfecta tendría guión de los Coen, banda sonora de Zimmer + Horner y plotwist made in Shyamalan.