RIDLEY VS. SCOTT: THELMA Y LOUISE
Dos amigas deciden pasar un fin de semana tranquilo de relax. Camino a su destino vacacional, las cosas se torcerán. Ese viaje, que comenzaba con un selfie con una Polaroid, será la aventura de sus vidas. RIDLEY SCOTT firmaba una película que hizo historia por el mensaje que transmitía, por unos personajes carismáticos y con una fuerza que poco se ha visto en el cine, y por clamar justicia dentro de la sociedad profunda estadounidense. Repasemos los puntos que conforman THELMA Y LOUISE, convertida ya en título de culto.
PERSONAJES INOLVIDABLES
La trama se centra en dos mujeres insertadas en una tierra con pocas aspiraciones para ellas. Thelma tiene un marido que mira a todas las mujeres menos a la suya, es una ama de casa ingenua que ha tenido pocas ilusiones en su vida. Louise, quien está más hecha a este mundo, quizá por ser más mayor, se encuentra en una relación con un hombre incapaz de comprometerse. Su presentación, su evolución y su culminación es una de las más enriquecedoras dentro de un metraje.
AMISTAD
Es cierto que THELMA Y LOUISE es, ante todo, una road movie, pero no hay que olvidar que además es una buddy movie. Las amigas son muy diferentes que se llevan realmente bien. Su amistad, al igual que ellas, evoluciona en los 129 minutos del metraje. La una no podría estar sin la otra en esta escapada, y eso queda patente por encima de todo: sus conversaciones, sus risas, sus trifulcas, la forma en la que una defiende a la otra… Su relación es de las más puras vistas en pantalla grande.
LAS ACTRICES
Las protagonistas eran dos actrices en estado de gracia que se ponían en la piel de estas dos valientes féminas. SUSAN SARANDON y GEENA DAVIS ofrecían las interpretaciones de sus vidas. Ambas fueron justamente nominadas a Mejor Actriz en los Oscar. Sin embargo, dárselo sólo a una de ellas habría sido injusto. Pero en esa ceremonia fue finalmente JODIE FOSTER la que se llevó la estatuilla a casa. Al menos en su rol de Clarice Starling (EL SILENCIO DE LOS CORDEROS) era también una digna luchadora y merecedora de todas las condecoraciones. La carrera de GEENA DAVIS no ha tenido después papeles tan memorables como el que en interpreta en este largometraje. Tras THELMA Y LOUISE apareció en ELLAS DAN EL GOLPE, ANGIE o en la saga de STUART LITTLE. No obstante, su compañera de reparto sí ha corrido mayor suerte en los siguientes proyectos. En los setenta, una joven SUSAN SARANDON interpretaba el musical THE ROCKY HORROR PICTURE SHOW, aunque sería muchos años después cuando se le reconocería su talento como actriz. SCOTT lo vio, y por ello le regaló el personaje de Louise. Poco después rodaba EL CLIENTE y al año siguiente llegaría PENA DE MUERTE, trabajo por el que sí que subió a recoger el Oscar. Con carreras dispares, este trabajo las unió y la química entre las dos amigas funcionó a las mil maravillas.
IGUALDAD Y JUSTICIA
La cinta es de 1991. Parece mentira, pero hace veinticuatro años la igualdad entre sexos difería bastante de la actual. THELMA Y LOUISE fue el punto de partida de un punto de vista diferente en el séptimo arte. SCOTT ha sido un director muy feminista (¿acaso hay que recordar quién es la heroína de ALIEN?). El argumento presenta un mundo con hombres con más derechos y mujeres con más obligaciones. El director critica esta postura y, desde el rol del investigador Hal Slocombe, interpretado por HARVEY KEITEL, quien quiere defenderlas a capa y espada dentro de un mundo que no les brindará una oportunidad. Están fuera de la ley «injustamente». No hubieran tenido muchos apoyos si se hubieran entregado en el primer momento, hecho que comentan en ocasiones las protagonistas, y lidiar con los agentes que van en su busca no es fácil.
AMBIENTACIÓN
En los títulos de crédito, el director de BLADE RUNNER ya nos pone en situación: la cámara recorre un paisaje árido, estancado. Sólo hay una carretera recta que rompe en medio de la polvorienta postal, como indicando que hay un camino, una vía para escapar. La historia comienza en Arkansas, pasa por Oklahoma y culmina en Arizona, concretamente en el Gran Cañón. Hay sombreros de vaquero, música country y también algún que otro revólver involucrado. Una cinta de raza, sin lugar a dudas. Además, hay que hacer mención a la música. Puede que en un primer vistazo la banda sonora no sea tan característica como la de otras cintas, pero esas notas que acompañan los paisajes desérticos y las carreteras interminables decoran cada plano igual que al mítico final con una fuerza emotiva y casi desgarradora.
BRAD PITT
Sí. También la producción es recordada por ello. Demos gracias al cineasta en dar la oportunidad a ese joven de Oklahoma para que se metiera en la piel de un autoestopista. Damas y caballeros, ese chico era BRAD PITT. Sin ser un rol glorioso, tan sólo divertido, el ahora también productor se daba a conocer como pillo de carretera con estilo de vaquero con el que Thelma se topaba, por suerte y por desgracia. Muy al american style, por supuesto. Le hablaba de sus labores para ganarse la vida y ella, fascinada, le escuchaba. Muchos y muchas tienen sus inicios, y PITT también tuvo sus inicios de «actor objeto»: muchos han recordado que el actor enseñaba el trasero en esta película. El tiempo ha demostrado que además de guapo, sabe trabajar bien cuando quiere.
COMEDIA, VENGANZA Y DRAMA
THELMA Y LOUISE es un drama. Sin embargo, contiene escenas únicas que sacan sonrisas. Dentro de la tragedia que marca el punto de partida de la trama, hay espacio para la risa. El guion que firmaba CALLIE KHOURI gozaba de un espíritu optimista inmenso: no hay más que ver el atraco de esa Thelma que ha madurado. La cámara de la gasolinera recoge el momento ante los ojos atónitos de su esposo (y de los del público). O el incendio que el par de heroínas provocan al camión de ese cerdo de la carretera, una escena apoteósica. Sin duda son momentos dignos de recordarse. Como en todo buen drama, hay píldoras de comedia de apoyo al público.
FINAL
Las han alcanzado. Van detrás de ellas. Por mucho que corran, lo tiene complicado escapar. De repente, se encuentran delante del Gran Cañón de Colorado. No hay escapatoria. Tienen que rendirse. Pero Thelma le dice a su amiga: «Oye, Louise, no nos dejemos coger. Sigamos adelante». Tras meditarlo brevemente, Louise pisa el acelerador de su Ford Thunderbird del 66 y las dos se dan la mano ante el barranco. No hay una escena final igual. Llena de fuerza, llena de vitalidad, y llena de esperanza. ¿Es un final feliz? Sí. Las heroínas viven para siempre.