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CRÍTICA: LIBERTAD

ANTECEDENTES

Es interesante atender a la enorme tradición de cine negro que ha definido la cinematografía española. Un género que tuvo un auge muy significativo en los años 50 y 60, a partir del nacimiento de ese renovado nuevo cine español. Autores como Francisco Rovira Veleta, Julio Coll y Jesús Franco cultivaron un género que ha prevalecido con ingenio y constancia hasta nuestros días. Un prolífico devenir que debe una seña muy significativa a Enrique Urbizu, que en 1992 nos presenta Todo por la pasta, una película clave en la definición de su filmografía, la mayor parte de ella al servicio de este género, y una película definitiva en un nuevo entendimiento de las miserias más oscuras del ser humano dentro de nuestro propio contexto. Urbizu ha manejado títulos tan notables como La caja 507, La vida mancha o No habrá paz para los malvados, su consagración en los Premios Goya. Esta vez, y manteniendo su esencia, viajamos al cine de bandoleros, que encuentra un claro referente en el Curro Jiménez que protagonizara Sancho Gracia. Un ejercicio en serie, que no puede ser más candente para definir Libertad, serie y película al mismo tiempo a partir del mismo rodaje (el hito más reciente en nuestro cine lo tenemos en El abuelo, de José Luis Garci), y con un estreno simultáneo este 26 de marzo, en Movistar+ la serie y en cines la película, gracias a A Contracorriente Films.

LA PELÍCULA

Valorando y concretando el ejercicio cinematográfico, Urbizu nos traslada a la España de principios del siglo XIX, esa España heredera del antiguo régimen, y a punto de estallar ante la oleada francesa. Una España de transición, de contradicciones, de conflictos y de rebelión de las clases más humildes. Y así nace Libertad, una mirada al bandolero como un buscador de justicia y de vida paralela ante las corrupciones del poder soberano que azotaba España con sus injustas decisiones. Y de ahí nacen La Llanera, Lagartijo y Aceituno, los tres protagonistas de una historia que, con motivaciones radicalmente diferentes, acaban uniendo sus fuerzas por un inevitable objetivo común: la libertad.

A través de sus hazañas, que comienzan con la salida de La Llanera de prisión tras 17 años encerrada y a cargo de un hijo adolescente, se empieza a dibujar este cuento de aventuras, a caballo y a golpes de escopeta. Bajo un ejercicio de ambientación absolutamente exquisito y el pulso firme de Urbizu acompañando a sus personajes, seguimos unas acciones que claramente adolecen de una falta de definición. Personajes que van y vienen, huecos argumentales que pesan sobre la verosimilitud de la historia, y un sinfín de peros a una narración incapaz de construir un relato tan certero como creíble, y destinado a ser un ejercicio vacío sobre un momento realmente decisivo en la definición histórica de España.

Cuesta creer que un maestro como Urbizu haya sido incapaz de traducir sus potentes intenciones en un resultado mucho más complejo que este ejercicio de estilo que se desvanece en sus personajes y sus motivaciones. Unos personajes defendidos con firmeza por un reparto que, sin brillos, defiende con corrección y atino la propuesta, a pesar de su falta de ensamblaje por culpa de un montaje irregular, que posiblemente, al igual que el resto de la cinta, se haya visto lastrado por esa traslación y recorte con respecto a la duración y estructura de la serie. En cualquier caso, y entendiendo nuestra decepción, nadie puede cuestionar la belleza de los encuadres, la fascinación paisajística y el entendimiento estético de un ejercicio que, a pesar de sus defectos, se mantiene fuerte en sus amplias convicciones de dibujar historia que irremediablemente nos define como país y como pueblo.

ELLAS Y ELLOS

La firmeza del reparto cumple con el cometido, aunque probablemente si la narración hubiese profundizado hubiese hecho brillar al discurrir interpretativo de esta propuesta. Con ello, una vez más, Bebe consigue defender con fiereza y firmeza un personaje tan interesante como candente, sin olvidarnos de la labor de algunos secundarios de lujo como Luis Callejo o Pedro Casablanc.

LA SORPRESA

Sin duda, disfrutar de este tipo de cine y sobre este período histórico, ya es un regalo y una sorpresa al que nuestra cinematografía más reciente no nos tiene acostumbrados.

LA SECUENCIA/EL MOMENTO

El arranque con Bebe cantando para el consuelo último de los ejecutados en la horca condensa alguno de los momentos más bellos de la película, que en general muestra sus mejores cartas al principio, en su presentación y definición histórica.

TE GUSTARÁ SI…

Si disfrutas de las aventuras a caballo de esos bandoleros justicieros en su lucha por la libertad.

LO MEJOR

  • El extraordinario ejercicio de ambientación (arte, vestuario, maquillaje y peluquería).
  • La fuerza de secundarios como Luis Callejo o Pedro Casablanc.

LO PEOR

  • La irregular propuesta narrativa que dibuja de manera desigual el avance de la historia.
  • El desatinado montaje, y un sonido mejorable, puntos fuertes en el cine de Urbizu, que aquí no muestran su mejor versión.

Alberto Tovar

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