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CRÍTICA: ÉRASE UNA VEZ EN EUSKADI

ANTECEDENTES

Manuel Gómez empezó su carrera en el mundo audiovisual como ayudante de dirección en películas como A ciegas (1997), de Daniel Calparsoro. Más tarde, se puso al frente como director de cortometrajes (Das Kind, Nur y Abir…) y como realizador de series de televisión (Seis Hermanas). Y por fin en el caótico 2020 le llegó su oportunidad de dirigir su primer largometraje, Érase una vez en Euskadi, un viaje al pasado de su Guipúzcoa natal para abordar los cambios sociales y convulsos de la época. Para ello, nos presenta la mirada de cuatro niños maravillosos interpretados por los pequeños Asier Flores, Aitor Calderón, Miguel Rivera y Hugo García. Presentada en el Festival de San Sebastián, podremos verla en la gran pantalla a partir del 26 de octubre.  

LA PELÍCULA

Euskadi, 1985. Un grupo de cuatro niños camino de la adolescencia se preparan para pasar unas vacaciones inolvidables, divirtiéndose y haciendo de las suyas a través de las laberínticas calles de su pequeño pueblo. De esta forma, nos encontramos con Toni (Aitor Calderón), un chico rebelde más bien por las circunstancias, pues su madre apenas se ocupa de él y su hermano está ahogado en las drogas. Por su parte, Marcos (Asier Flores) no es tan buen ciclista como su padre cree y apenas su familia es capaz de llegar a fin de mes. Paquito (Miguel Rivera) es un niño alegre que solo desea tener en casa un vídeo para ver cientos de películas, y también que su peluquera se fije en él. Y por último está José Antonio (Hugo García), que idolatra a su hermano sin saber que pertenece a un grupo de ETA.

Ajenos a lo que ocurre a su alrededor, verán como sus familias se van desmoronando poco a poco debido a las dificultades económicas de la época, el auge del terrorismo y las consecuencias de las drogas. Todo ello llena de pesimismo a la película, que se logra equilibrar con los toques divertidos del guion y con escenas más costumbristas en la que encontramos otros aspectos de aquellos años 80 como la música punky (maravilloso comienzo con ese What a wonderful world interpretado por Los Ramones), los reproductores de VHS, el ciclismo o la pelota vasca. Quizás porque el director ha querido recurrir con esta historia a su infancia y a lo que él conoce, su público objetivo es más bien aquel que estuvo presente durante esa época, y más en concreto a aquel que vivió por esa zona, y se aleje de los demás espectadores, causando en ellos un poco de desconcierto, aunque también de curiosidad y descubrimiento. Por otra parte, la localización y la puesta en escena también consiguen que el pueblo se torne más gris y frío (a pesar de ser verano) y se convierten en el reflejo de los eventos acontecidos en el momento.

Por todo lo comentado, podría decirse que Érase una vez en Euskadi pertenece al cine quinqui (podéis recuperar aquí nuestro especial sobre el género), tan puesto de moda en los años 80 por directores como Eloy de la Iglesia y que Daniel Monzón ha recuperado para Las Leyes de la frontera. Todas esas historias retratan de forma realista la decadencia de una sociedad envuelta en la pobreza, la delincuencia y el impacto de las drogas.

ELLOS Y ELLAS

Los niños protagonistas destacan soberanamente con su luz, inocencia y mirada, demostrando que este es solo el comienzo. De hecho, podremos ver próximamente a Asier Flores en Páramo, junto a Inma Cuesta y Roberto Álamo. Por su parte, todos los adultos cumplen perfectamente con su papel, aunque no haya ninguno que sobresalga. Entre ellos nos encontramos con Luis Callejo, Marian Álvarez, Josean Bengoetxea, María Isasi, Vicente Romero, Ruth Díaz, Yon González y Arón Piper.  

LA SORPRESA

Las sorpresas se producen sobre todo en el momento de algunas muertes, ocurriendo en el momento más inesperado e incluso en fuera de campo, lo que hace que llegue a ser incluso más imprevisible.

LA SECUENCIA/EL MOMENTO

Todas las tramas consiguen que el espectador acabe soltando la lagrimilla, pero si debemos destacar una escena nos quedamos con la que protagonizan Toni y su hermano. Afectado por las drogas y ya con una sentencia de muerte a causa del VIH, ambos tienen una conversación en la que el personaje de Arón Piper se empieza a despedir de él.

TE GUSTARÁ SI…

  • Te gusta el cine quinqui y sumergirte en la nostalgia de la España de los años 80.

LO MEJOR

  • El gran reparto, sorprendiendo gratamente el trabajo de los niños.
  • La manera tan natural que tiene de relatar la época.

LO PEOR

  • No se profundiza mucho en ninguna de las tramas ni tampoco en las emociones de los personajes.

Lucía Ruiz

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