El Palomitrón

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LESGAICINEMAD: TEMBLORES

LOS ANTECEDENTES

Tras su paso por los festivales de Berlín y de San Sebastián, se estrena en Madrid de la mano del Festival Lesgaicinemad una de las obras guatemaltecas más relevantes de los últimos años: Temblores. El tercer largometraje del director Jayro Bustamante inauguraba la 24 edición del festival LGBTQ+ de referencia en la capital.

LA PELÍCULA

Estos últimos años, películas como Identidad Borrada o La deseducación de Cameron Post han abarcado en el cine las «terapias de conversión» para homosexuales y todas sus consecuencias. Siempre desde una mirada hollywoodiense y en un marco juvenil, hasta de coming-of-age, los filmes se centraban en la corrección de unos personajes «a tiempo de cambiar» en su periodo adolescente, ¿Pero qué sucede cuando los impulsos naturales emergen en una etapa adulta, tras una larga represión y dónde el contexto lejos de ser inocente se vuelve hostil?

Las interpretaciones tras los temblores que presenta Jayro Bustamante son variadas pero siempre discurren en una misma dirección: algo que molesta, algo que escuece o algo que pica. El roce de las placas tectónicas, como fuerza natural, es un fenómeno que escapa a nuestro control y que es difícil de omitir cuando sucede. Lo mismo le sucede a nuestro protagonista, que incapaz de controlar la situación, deambula por su casa dando tumbos. De esta manera la película se cimienta sobre algo inestable, progresivo y misterioso. Una serie de pulsiones y arrebatos abren la película para abarcar al gran elefante presente en la habitación familiar: la homosexualidad en un padre de familia adinerada.

Sombras muy pronunciadas y una colección riquísima de texturas grisáceas se apoderan de la cinta para sumergirnos en una atmósfera muy cuidada y que acompañando al personaje resulta claustrofóbica de una manera muy elegante. Poco a poco observamos la destrucción progresiva del honor y la dignidad de un hombre a través de su contexto familiar, laboral y hasta sentimental. Las creencias y la manera de aplicar éstas se colocan en el centro del relato para realizar una profunda reflexión en torno a la manipulación, y la opresión. La educación es un arma.

Lejos de quedarse en un tira y afloja entre dos fuerzas evidentes, Temblores consigue dotar de matices el relato a través de sus personajes secundarios y de repensarse a sí misma constantemente a lo largo del metraje. La manera de deconstruir la masculinidad y sus códigos es poliédrica: Ser hombre es asumirse, y a ti te han asumido. El servicio de la casa, los compañeros del protagonista, sus hijos, su pareja y hasta su propia familia descomponen a través de sus miradas el tema central de la pieza.

El hecho de que todo transcurra de manera civilizada y sin violencia aparente acentúa la fuerza de la película para golpear desde lo invisible, casi desde lo cotidiano, la verosimilitud de los hechos y la construcción del contexto resulta aterradora.

ELLOS Y ELLAS

Con mucho pulso y en un papel muy contenido, (sin desmerecer al resto del reparto) la película es de Juan Pablo Olyslager. El corsé de la masculinidad aprieta pero no mata y nos lo sabe transmitir en cada gesto y mirada.

LA SORPRESA

Lejos de caer en sentimentalismos la película sabe moverse en grises para no terminar siendo panfletaria o victimista en exceso. La manera en la que plantea sus temas (sin llegar a ser del todo novedosa) es fresca y está muy trabajada.

LA SECUENCIA/EL MOMENTO

Una pequeña escena en la que uno de los niños con los ojos vendados golpea una piñata contiene de manera sutil toda la película, son apenas treinta segundos, pero recogen con elegancia todo lo que Temblores insinúa en torno a la educación.

TE GUSTARÁ SI…

Buscas reflexionar sobre la educación y la represión/exclusión social.

LO MEJOR

  • La manera en la que la película se desenvuelve progresivamente a través de su sencillo concepto.
  • Su actor protagonista.
  • La atmósfera oscura y llena de texturas.

LO PEOR

  • Pese a toda su riqueza temática, en ocasiones puede resultar algo predecible.
  • La manera en la que se resuelve el conflicto no termina de estar a la altura del desarrollo que la película propone.

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Espectador curioso y soñador inquieto. Narrador licenciado en Comunicación Audiovisual. Cuando vio por primera vez "Amèlie" tenía 12 años y se pasó un interminable verano tirando piedras al río tarareando, ahora está en una etapa más "Frances Ha" con un poquito más de costumbrismo.