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reseña de the irregular at magic high school
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BIBLIOTECA: THE IRREGULAR AT THE MAGIC HIGH SCHOOL

El medio nos ha acostumbrado a la fantasía. La magia, los poderes… son temáticas tan recurrentes y explotadas que, a veces, se convierten en conceptos difíciles de explorar con la premisa de encontrar algo nuevo y fresco a lo que enfrentarse. Con todo, esa era la intención de una de las últimas licencias de Norma Editorial.

The Irregular at Magic High School aterriza en nuestras librerías después de labrarse un enorme éxito en Japón y contar ya con una enorme franquicia compuesta por más de treinta volúmenes de su novela ligera, varias adaptaciones manga, adaptaciones anime en forma de serie y película y, por supuesto, su propio salto al videojuego. Toda una apuesta por la fantasía juvenil que llega con una idea clara: hacerse con su propio espacio en nuestro mercado.

Reseña de The Irregular at Magic High School #1


Una premisa que, en primera instancia —reconozco—, me parecía casi imposible. Si bien es cierto que la demografía shonen, por características y accesibilidad, sigue imponiéndose como la más férrea entre los catálogos editoriales, la diversidad y la entrada de nuevas obras y géneros está contribuyendo a ampliar ese espacio, oxigenando el medio y relevando las obras de menor calibre de la misma demografía a un lugar menos destacado en la palestra. Con esas, y con series del tamaño de Guardianes de la noche, The Promised Neverland, Jigokuraku o Jujutsu Kaisen compartiendo el mismo espacio bajo el sello de Norma Editorial, todo apuntaba a que la adaptación de Tsuna Kitaumi y Fumino Hayashi no tendría oportunidad de destacar lo más mínimo. Pero, en el momento de escribir estas líneas, me doy cuenta de que quizás no estaba en lo correcto.

Si bien, la propuesta basada en la obra original de Tsutomu Sato no resulta excesivamente original —y repite clásicos errores del formato en el que se encuentra—, la forma en la que la su propio argumento resulta autoconsciente de su espacio suma puntos al conjunto e, incluso en su primer volumen, consigue apuntar a un resultado más vistoso y funcional de lo que parece ocultar en su premisa. En esencia, The Irregular at Magic High School, se atreve a jugar con pequeñas ideas del imaginario colectivo del género para dar forma a un estilo propio que, sin salir de su círculo, consigue destacar por su forma de innovar.

No es tanto una reformulación sino una ingeniosa forma de jugar con diversos conceptos para dar luz a un entramado más complejo de lo que podría parecer en primera instancia. Lo suyo es un mano a mano entre la fantasía y la ciencia ficción que se acoge a ciertos valores políticos y éticos para dar forma a una obra juvenil basada en dos conceptos. El primero, el uso de la magia modernizada bajo los valores de la tecnología. El segundo, y quizás más importante, el establecimiento de un sistema meritocrático que domina la etapa estudiantil y, tras las sombras, parece extenderse a todo su mundo.

Si su idea principal gira en torno a ello. El cómo la sociedad humana se ha visto transformada por “la magia moderna” y cómo ello ha afectado a los principales institutos de Japón. Un sistema que, al menos por el momento, funciona con cierta incomodidad. Y es que la idea plantea la existencia de dos tipos de alumnos. Los “florecidos”, capaces de utilizar la magia a niveles óptimos y, por lo tanto, parte de la élite y los “hierbajos”, un nivel de categoría inferior que les lleva a ganarse el repudio del resto y a ser apartados, recibiendo clases menos específicas y sirviendo, en esencia, cómo reserva en el caso de que un alumno de primera clase se encuentre indispuesto.

Su problema no es la forma de plantearlo, sino su propia fórmula. Y es que si otras obras como Assassination Classroom o la menos conocido Baka to Test trataban la meritocracia y el elitismo como un factor negativo y se utilizaba para el crecimiento personal de sus personajes, en este caso no es más que el telón de fondo de la obra. Un punto discriminatorio que solo pone en marcha algunos conflictos de la obra, sin dar posibilidad a los personajes de menor categoría a rebelarse o actuar en pos de una posición más elevada.

Con esta dicotomía se presentan sus personajes. Y es que mientras Tatsuya, el hermano mayor, acaba siendo clasificado como hierbajo, su hermana, Miyuki, es una de las florecidas más prometedoras de primer año. El problema, no obstante, es la fijación de la misma —y cierta reciprocidad de él— con su hermano, generando ciertas escenas fetiche que no sólo no aportan nada a la obra, sino que desencajan por completo. Un tema sobre el que sus propias líneas trabajan en justificar pero que sigue resultando muy fuera de lugar.

Por otro lado, y volviendo a sus virtudes, lo cierto es que la obra estipula un nuevo tipo de magia que aporta mucho a su universo a través de la aplicación de leyes físicas y su particular manipulación para el uso de los hechizos. Algo que, si bien no resulta totalmente nuevo, insisto, se encuentra bien formulado y añade mucho al conjunto general de la obra, forjando así un trasfondo que compite con sus personajes y desarrollo para hacerse con el papel protagonista.

Si The Irregular at Magic High School se vende casi como una dicotomía constante, lo mismo resulta con su propuesta. Su mundo resulta interesante y el desarrollo de su fantasía juega muchos puntos a su favor. Sin embargo, y por el momento, se deja llevar demasiado por factores que no aportan demasiado a la obra e introduce otros, como esa suerte de fantasía de incesto camuflada, que provocan una división entre sus intenciones.

Cómo es la edición de The Irregular at Magic High School #1


The Irregular at Magic High School llega en forma de adaptación de sus novelas ligeras originales y, por lo tanto, adaptada también al trabajo que realizó en ella Kana Ishida y sobre el que trabaja Tsuna Kitaumi para esta edición, presentando una portada que nos deja entrever que encontraremos en la obra, con un dibujo que se mueve sobre líneas clásicas y un trabajo simple, aunque efectivo, sobre los fondos. Destaca, no obstante, el trabajo de vestuario y la forma en la que se pretende evocar una imagen de ciencia ficción basada en la idea que los autores dan al futuro. En lo general, nos encontramos ante una entrega que si bien no resulta especialmente vistosa, cumple con su cometido.

La edición de Norma Editorial que adaptará el primer arco de su novela homónima, Inscripción, llega con un clásico formato de rústica con sobrecubierta y un tamaño de 13 x 18,2 cm. Cierran los aspectos técnicos un total de 192 páginas en blanco y negro, acompañadas de dos más a todo color. A ello debemos sumar el estreno de Miguel Moclán al cargo de la traducción de la serie, que realiza un notable trabajo incluso jugando con términos complejos y específicos que se dan cita en su imaginario de ciencia ficción.

Oscar Martínez

Banner inferior Norma Editorial julio 2020 - El Palomitrón

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Escribo más que duermo. Ávido lector de manga y entusiasta de la animación japonesa. Hablo sobre ello en mi tiempo libre.