El Palomitrón

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Love, Simon - El Palomitrón
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YO TAMBIÉN QUIERO REFERENTES EN EL CINE Y LA TELE

Arévalo - El Palomitrón
Arévalo, humorista

Pon que has nacido en los 80 o principios de los 90. Te crías en una familia normal, como las que se ven por la tele. Un padre, una madre, hermanos y abuelos blancos, de clase obrera (clase media, decían en las noticias), heterosexuales y cisgénero. Comidas familiares los domingos e ir a ver una película los viernes con tus amigos a un multicine. Tus referentes en el cine son superhéroes, aventureros paleontólogos, comandantes, jedis o divertidos cómicos. Perfiles diversos, pero con algo en común: son hombres, son blancos, son heterosexuales y cisgénero. No necesariamente guapos, aunque siempre suma. Las guapas son sus novias, eso nunca falla.

Enciendes la televisión. Las estrellas son Emilio Aragón, Bertín Osborne o Ramón García. Hay una joven promesa que despunta: se llama Jesús Vázquez y se rumorea que tiene una relación con la vedette francesa Marlene Mourreau. Sabes que existen mariquitas y gitanos porque Arévalo cuenta chistes sobre ellos cada semana en la televisión pública. Y tú, que ya percibes que algo no funciona bien, que por alguna razón no eres como el superhéroe ni como el paleontólogo ni como el jedi; ni siquiera como el cómico feo o la novia guapa, creces sin referentes que te hagan ver que puedes ser relevante, que tu voz puede ser escuchada, que puedes aspirar a lo mismo que tu compañero de pupitre. Que no eres un ciudadano de segunda. Que hay gente como tú y que está bien ser como eres (gordo/a, homosexual, persona racializada, trans, migrante…).

Hemos tenido que esperar a 2018 para ver la primera película de un gran estudio de Hollywood con protagonista homosexual. Con amor, Simon, comedia romántica sobre un adolescente que no se atreve a salir del armario, lleva recaudados casi 60 millones de dólares desde su estreno (su presupuesto ha sido de 17 millones) y su acogida ha sido mayoritariamente positiva.

Con amor, Simon - El Palomitrón
Nick Robinson en Con amor, Simon

Los nacidos en los 2000, adolescentes hoy, ya tienen su primer blockbuster de instituto no heteronormativo. Encienden la tele, y las estrellas son Jesús Vázquez (ahora sí, con marido), Sandra Barneda, Jorge Javier Vázquez o los Javis. Los superhéroes y superheroínas de las series de CW son diversos étnica y sexualmente, las Cazafantasmas pueden ser mujeres y en Vis a vis hay protagonistas gitanas, lesbianas, migrantes, gordas o trans.

Es solo una pequeña parte de lo mucho por conseguir. En España y en todo el mundo, las historias las siguen escribiendo, produciendo y dirigiendo mayoritariamente varones heterosexuales de mediana edad. Esto se refleja en la falta de paridad en categorías técnicas e interpretativas de muchas series y películas, que siempre representan universos reducidos a las propias experiencias o referencias de sus creadores.

En el control de los puestos de decisión está la clave para que todos seamos igual de visibles. El ejemplo más claro lo encontramos en la comunidad judía: con una población estimada de aproximadamente 13 millones de personas en todo el mundo (6,5 en Estados Unidos), su historia pasada y presente tiene eco en las grandes producciones por su presencia en los despachos de los grandes estudios de Hollywood. Quienes tienen el poder, controlan el relato.

Transparent - El Palomitrón
Kathryn Hahn interpreta a una rabina en Transparent (Movistar Series)

El fantasma del fascismo, siempre presente, nos ha vuelto a azotar esta semana: la Ópera de Budapest ha cancelado quince funciones del musical Billy Elliot por «riesgo de convertir en homosexuales» a los jóvenes asistentes. La Unión Europea, por el momento, no ha intervenido ante la medida de odio y discriminación amparada por el gobierno húngaro.

Para no retroceder, solo nos queda avanzar. Una película para adolescentes es solo un símbolo. Pero los símbolos también sirven para conseguir cosas más importantes. Que al menos, como dice la madre de Simon, cuando un adolescente llegue a los créditos de Con amor, Simon, «por fin pueda respirar». Que no es poco.

Fon López

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He crecido viendo a Pamela Anderson correr a cámara lenta por la arena de California, a una Carmen Maura transexual pidiendo que le rieguen en mitad de la calle, a Raquel Meroño haciendo de adolescente con 30 años, a Divine comiendo excrementos y a las gemelas Olsen como icono de adorabilidad. Mezcla este combo de referencias culturales en una coctelera y te harás una idea de por qué estoy aquí. O todo lo contrario.