NOCTURNA 2018: CRÓNICA DÍAS TRES Y CUATRO
Tras los dos primeros días, el jueves empezamos la tarde del Nocturna con entusiasmo, un par de cafés y muchas ganas de pasar miedo. Llegamos al Cinesa Proyecciones para dividirnos en dos salas, cada una con su correspondiente película de terror.
He’s Out There
Por un lado tenemos una home invasion clásica, protagonizada por una Yvonne Strahovski que probablemente rodara esta película antes de convertirse en una estrella gracias a El cuento de la criada. Porque tras tu gran papel de éxito, puedes plantearte si aceptar o no un guion de la categoría de He’s Out There, que no ofrece absolutamente nada nuevo.
Aunque contiene un par de momentos interesantes, la película decide no darles mayor protagonismo y deja que se pierdan a favor de lo previsible. Yvonne intenta salir del paso como una heroína de acción algo difícil de creer, las niñas lloran durante todo el metraje y la sangre fluye para agrado de todos. En definitiva, olvidable. Y con un extraño filtro de Instagram que arruina las escenas diurnas, de eso sí nos acordamos.
El tutor
Y a esa misma hora, Diego Arjona, muy popular por su faceta como monologuista, presentaba su ópera prima El tutor. El director novel se rodeó de familiares y amigos para presentar fuera de competición una cinta que, si bien no esconde su ajustadísimo presupuesto de pura supervivencia, sí logra compilar un buen abanico de sustos que funcionan y aciertos en la planificación que terminan por relegar sus limitaciones técnicas (quizá el sonido sea su mayor talón de Aquiles) y prometen futuros trabajo mucho más sólidos en su conjunto. Álex O’Dogherty, Lola Baldrich o directamente el propio Arjona (hasta Joseba Fiestras, director de FesTVal, hace un cameo) dan vida a una extensa galería de personajes, la mayoría de ellos condenados a una rigurosa purga de la que no podrán escapar. La conexión entre sus historias es uno de los grandes alicientes para el espectador, si este acepta el juego que propone Arjona y se deja llevar por esta cadena de relatos cortos cuyo final, pase lo que pase, nunca es bueno para sus protagonistas.
Deadtectives
Y poco después de la propuesta española, en la misma sala 2 se proyectó la mejor comedia del festival. Deadtectives, cuyo título ya indicaba por dónde iban a ir los tiros. La película sigue a un equipo de investigadores paranormales que buscan casas encantadas para su serie de televisión. Son unos farsantes, pero el final de temporada lo rodarán en la casa más embrujada de México. Esta vez de verdad.
Una premisa interesante pero difícil de desarrollar. Por suerte, Tony West consigue que nos creamos la historia gracias a unos personajes divertidos y bien escritos. Además, ayuda que la maldición de la casa no tome demasiada importancia, creando un misterio sencillo para poder conducir la atención al humor. Y Deadtectives tiene algunas de las secuencias más divertidas que hemos visto en las últimas comedias de terror, lo que hace que merezca mucho la pena. Veremos si consigue distribución en España, pues su visionado es más que disfrutable.
Piercing
Y acabamos la noche con una de las mejores propuestas del festival. Basada en la novela homónima de Ryu Murakami y adaptando a la perfección su violencia y extraño humor, Piercing es una pequeña joya. Destaca desde el primer momento gracias a su forma de representar los espacios abiertos como si fueran una gran maqueta a escala. Y luego te atrapa con sus interesantísimos personajes, encarnados con maestría por Christopher Abbott (First Man) y Mia Wasikowska.
Es mejor no saber mucho de ella para dejarse sorprender, así que solo añadiremos que Nicolas Pesce ha dirigido una película peculiar, juguetona y sorprendente. Si tenéis oportunidad de verla, no la dejéis escapar.
Heretiks
Y el viernes volvimos al Proyecciones con las mismas ganas de sangre. Por desgracia, nos encontramos ante una extraña sangre digital que parecía haberse editado esa misma tarde. Heretiks, que vino a presentar Paul Hyett, es un desastre. La historia no va a ninguna parte, las actrices se confunden con facilidad y los efectos especiales son de lo más cutres. Poco se salva en esta película de monjas y brujas en el siglo XVII.
Mirai, mi hermana pequeña
La primera película de animación en la sección oficial del Nocturna tiene un genio moderno detrás. Mamoru Hosoda, que ha dirigido ya cinco grandes largometrajes (además de la película de Digimon y una de One Piece), estrena una maravillosa película que parte de los celos de un niño al ver como sus padres prestan más atención a su hermana recién nacida. La manida premisa se tuerce enseguida cuando Hosoda deja salir la imaginación del niño, que convierte cada pequeño drama en una aventura fantástica.
Siempre imaginativa, la película peca de repetirse al presentar excesivas fantasías en su primera mitad, donde nos interesa mucho más lo bien reflejado que está el ambiente familiar. Son varios los temas que se tocan, desde la enemistad entre hermanos hasta el resentimiento de la pareja con la llegada de los hijos. Pero Hosoda nos conmueve con facilidad, pues Mirai, mi hermana pequeña es otra joya de su filmografía. Tal vez algo menor que sus películas más recientes, y demasiado parecida a Los niños lobos o La chica que saltaba a través del tiempo, pero gracias a su honestidad y el maravilloso tercer acto, nos deja un gran sabor de boca.
La sensación perfecta para irnos a la cama felices, algo preferible a hacerlo con el miedo de que haya un monstruo en el armario. El Nocturna nos está creando muchas pesadillas, pero merece la pena. Que Cthulhu nos lleve otra noche más, que esto se acaba.
Ignasi Muñoz