Encuadrándonos en esta particular temporada de premios, hoy acercamos nuestra mirada a la longevidad, por partida doble. Por un lado, centramos nuestra atención en lo premios más antiguos de nuestra cinematográfica, las medallas CEC (Círculo de Escritores Cinematográficos) que este año abarcan su 76 edición. Y lo hacen mediante una retransmisión virtual de su palmarés, que tendrá lugar el lunes 22 de febrero a la 13:00, desde su canal de Youtube. Premios que exigen desde hace años una cobertura y una gestión mucho más dignas, dado el valor que han tenido y tienen. Pero si volvemos al principio de nuestro epígrafe, si centramos el adjetivo de lo duradero en estos premios, también lo ubicamos en el reconocimiento honorífico de este año, que es para la inmensa actriz Julieta Serrano. Polifacética en sus diversos ámbitos interpretativos: cine, televisión y teatro, y grande en su manera de otorgar fortaleza y humanidad a cada una de las historias que ha contado a través de su voz, su rostro, su cuerpo y hasta su alma.

Queremos pararnos aquí, a degustar algunas pinceladas que justifican un premio tan merecido como tardío en su concesión. Así es, Julieta Serrano ha tenido que llegar a los 88 años, y alcanzar una carrera que se dilata hasta los 70 años, nada más y nada menos, para alcanzar la gloria honorífica de estos veteranos premios. Dicho esto, vamos a mirar en el cajón de la memoria para desglosar la idea de una carrera tan prolífica como brillante. Carrera que debe su estatus, sin duda alguna, a las tablas, y es que Julieta era, es y será, una actriz fundamentalmente teatral. Sus aportaciones a la escena son innumerables y valiosas, y los reconocimientos por su trabajo se han ido traduciendo en premios, año tras año. Pero centrándonos en el valor de este premio, es decir en lo cinematográfico, y en parte en el ámbito series, hay que citar unos orígenes a mediados de los 60, aunque realmente su gran consagración actoral viene de la mano de Jaime de Armiñán, en Mi querida señorita (película nominada al Oscar) gracias a su personaje de Isabelita, compartiendo plantel con José Luis López Vázquez. Hablamos del año 1972, y apenas pasan 2 años cuando José Luis Vázquez se vuelve a convertir en amuleto para Julieta, que vuelve a despuntar, junto al citado actor, en La prima Angélica (premio del jurado en Cannes), de Carlos Saura.

Desde entonces, han sido numerosos los directores que han contado con ella, para enriquecer el reparto de sus películas, siempre defendiendo esa estela de los brillantes secundarios del cine español. Ha trabajado, además de con los citados Jaime de Arminán y Carlos Saura, con directores de la talla de Luis García Berlanga, Vicente Aranda, Manuel Gómez Pereira, José Luis Borau, Gracia Querejeta, Ventura Pons y Pedro Almodóvar. Sobre todo, a este último, le debe los papeles más enigmáticos y fascinantes de toda su filmografía. Aunque ya apareció de manera anecdótica en la ópera prima del manchego, Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, es con la madre superiora de Entre tinieblas, con la que fascina a todo el cine español, y reafirma la necesaria colaboración con Almodóvar, que cuenta con ella para Matador, Mujeres al borde de un ataque de “nervios” (defendiendo a Lucía, personaje clave en toda su trayectoria) y ¡Átame!. No obstante, tienen que pasar 30 años para que la colaboración entre actriz y director se traduzca en un amplio reconocimiento. Así es, gracias a su papel de Jacinta (ya anciana) en Dolor y gloria, acumuló los mayores reconocimientos nacionales como actriz de reparto, incluido ese ansiado Goya, en su tercera nominación, a la edad de 87 años, convirtiéndose así en la intérprete de mayor edad en ganar este galardón.

Pendiente de sus nuevos proyectos, pues es una actriz incansable que en breve esperar rodar la nueva película de Pedro Almodóvar, Madres paralelas, hay que sumar a la lista de premios conseguidos el año pasado, galardones como el Gaudí de honor, el Premio Nacional de Teatro, o la Medalla de Oro al mérito en bellas artes, que completan una lista muy amplia de reconocimientos, que viene a cerrarse con esta medalla CEC honorífica, que enriquece su obra, aún más si cabe, y viene a demostrar el enorme talento y la excelsa trayectoria de una actriz muy portentosa, clara defensa continua de la riqueza interpretativa de los secundarios del cine español.

Alberto Tovar

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