GOYAS 2025: MÁS CINE Y MENOS POLÍTICA
Leyendo en Twitter vi un comentario que me llamó la atención. Decía que había que hablar más de cine y menos de política y después de la gala de ayer quizás convendría hacer esa reflexión ¿El cine es política? Muchos dicen que sí, otros engloban el séptimo arte en un término más amplio “cultura” ¿La cultura es política? El debate está servido.
Sin embargo, en la 39 Edición de los Premios de las Artes y Ciencias Cinematográficas, lo que podría haber sido una velada interesante con música y debates sobre el cine español se convirtió en un panfleto político que deslució una idea inicialmente bien pensada. Maribel Verdú y Leonor Watling se ciñeron a un guion que, con el estilo habitual, carecía de gracia y espontaneidad. Chistes forzados, dialogos que rozaban la caricatura, ponen de manifiesto lo artificial de presentar este tipo de ceremonias con actores. No es algo único de España, sucede en otros países y, casualmente, solo funciona bien cuando el encargado de moderar el cotarro es un experimentado en la televisión.
La alfombra roja previa se alargó un poco más de lo esperado. Por ella desfilaron rostros que presentaban y recogían premio; María León, Ricardo Gómez, Paz Vega o Zoe Bonafonte que afirmó estar encantada en sus primeros Goya. La actriz de 21 años nominada a Mejor Actriz Revelación por ‘El 47‘, gran triunfadora de la noche, dijo para El Palomitrón sentirte muy tranquila “demasiado igual”. Eduard Fernández que alzó el galardón como Mejor Actor protagonista por ‘Marco’ destacó la belleza de la ciudad anfitriona, un sentimiento que compartió Juan Antonio Bayona, uno de los encargados de otorgar el premio a Mejor Dirección, que recordaba con cariño los meses que pasó en la ciudad mientras rodaba ‘La Sociedad de la Nieve’.
La gala empezó con un número músical de ‘Bienvenidos’ con Miguel Ríos, Amaral y alguno de los nominados, dentro del estilo tradicional de apertura de los Goya. El reparto de premios se sucedió de forma rápida, intercalando actuaciones musicales como las de Alejandro Sanz y Dora Postigo con Zahara. La mejor de la noche fue, sin duda, la interpretación de ‘Verde’, Alhambra incluida de fondo, con la familia Morente, Dellafuente y Lola Indígo. Una dirección de arte y puesta en escena que bien habría merecido un Goya por mérito propio, en el que se reivindicó la tradición y cultura de la ciudad anfitriona; Granada.

El trabajo de montaje dejó para el recuerdo una sucesión de piezas audiovisuales en las que se repasaba la historia cultural española, cinematográfica y también vital de alguno de sus principales interpretes. Como fue el caso de Aitana Sanchéz Gijón, que recibió el Goya de Honor de la mano de su amiga Maribel Verdú. Un recorrido por su carrera con la banda sonora de ‘Un paseo por las nubes’ de fondo, enmarcó el homenaje a la actriz de origen italiano.
Antonio Banderas fue el encargado de representar la cara internacional y entregar el cabezudo a Richard Gere. Dejando entrever que la Academia sigue siendo tan acomplejada que es incapaz de conceder esa misióna un actor más desconocido para entregar un galardón extranjero absolutamente innecesario, puesto que sería mucho más interesante un Goya a Mejor Doblaje, por ejemplo.

Uno de momentos más emotivos de la noche fue el homenaje a Marisa Paredes por parte de su hija, «Ella me enseñó a pisar un escenario» dijo visiblemente afectada. Un precioso montaje con imagenes de su carrera, que dio paso al tradicional In Memoriam, y que sirvió para recordar a la actriz tristemente fallecida el pasado mes de diciembre.
La polémica por la ausencia de Karla Sofía Gascón, protagonista de ‘Emilia Pérez’, tras sus desafortunados tweets fue una de las preguntas que más se repitió en las horas previa a la gala. Las opiniones fueron diversas pero coincidian en que la reacción había sido desmedida. Sin embargo, a la Academia no pareció molestarle las declaraciones racistas, clásistas y tremendamente ignorantes del director Jacques Audiard sobre el idioma español. Tal es así que no tuvieron reparos en concederle el Goya a ‘Mejor Película Europea’ siendo de todas las nominadas la única que podía considerarse mediocre.
Pero entonces ¿Cúal fue el problema principal de la gala de los Goya 2025? la respuesta es sencilla; los discursos. No solo por no respetar el tiempo estipulado, que también, si no por lo hipocríta del asunto. Que en la entrega de premios culturales, especialmente cinematográficos, se apuesta por hacer alardes políticos no es nada nuevo. España es veterana en esa práctica y en Estados Unidos desde hace poco más de una década se está extendiendo el discurso social como agradecimiento. Sin embargo, chirria cuando viene de gente que no alcanza a vivir cerca de la realidad de la que hablan y que utilizan los mensajes trillados para reivindicar lo que se considera debe ser el pensamiento único de una industria que parece carecer de juicio propio. Prueba de ello son las críticas a las palabras de María Luisa Gutiérrez.

Ego, histrionismo, hipocresía y mucha tontería fueron los ingredientes de una mezcla que empieza a cabrear a una audiencia cansada de que les hablen como si fuesen ellos los responsables de los males del mundo ¿Quieres contaminar menos? Sencillo, no tengas cinco deportivos ¿Quieres ayudar a personas que cruzan mares? Sencillo, utiliza tu yate para rescatarlos de la marea embravecida. La palabra es fácil, la acción no tanto.
En semejante circo de ínfulas de consciencia y corección política, valdría parrafrasear el genial discurso de Ricky Gervais en los Globos de Oro del 2020 «Si ganas un premio esta noche, no lo uses como plataforma para dar un discurso político. No estas en posición para dar una clase al público sobre nada. No sabéis nada sobre el mundo real. La mayoría de vosotros estuvo menos en la escuela que Greta Thunberg. Por lo que, si ganáis, subid aquí, aceptad vuestro premio, dad las gracias a vuestro agente y a vuestro dios, e iros a tomar por culo».
Más cine, menos política. Más hablar de arte, menos dar mítines y larga vida a Los Planetas.