Nos enfrentamos al estreno de En casa, la nueva serie antológica de HBO España, con ganas de arrepentirnos después de habernos declarado poco amigos de las ficciones sobre el confinamiento. La pereza por acercarnos a una serie que nos muestre a personas encerradas en sus casas y haciendo más o menos las mismas cosas que nosotros con contemporaneidad se aliviaba por tener al frente de sus cinco episodios a dos directores y tres directoras cuyos trabajos nos han fascinado en los últimos años: Leticia Dolera (Vida perfecta), Paula Ortiz (La novia), Rodrigo Sorogoyen (El reino), Carlos Marqués-Marcet (Los días que vendrán) y Elena Martín (Júlia Ist).
La selección de cineastas nos resulta, a posteriori y una vez vistos los episodios, confusa por homogénea: excepto Elena Martín, nacida en 1992, los otros cuatro tienen edades muy similares. Todos afortunadamente exitosos gracias a sus últimos proyectos, viven en pisos agradables y exteriores (aquí podríamos sustituir a Paula Ortiz por las actrices Celia Frejeiro y Julia de Castro, en cuyo domicilio se rodó el episodio dirigido por la aragonesa), con buenos acabados, en los que vemos confortables bañeras, ventanales, domótica, ordenadores Mac o aspiradoras inteligentes. Aunque el cine de los cinco se construya en universos alejados, el confinamiento les ha asemejado los espacios. Incluso la nave industrial en la que se recluyen los protagonistas del episodio de Martín nos transmite esa sensación de privilegio que nos arqueaba la ceja al ver las casas de algunos famosos en redes sociales durante este tiempo de cuarentena.
Aunque las historias transitan distintos géneros, la cotidianidad de sus confinamientos coincide en videollamadas con amigos y familiares, aplausos a las 20:00 en el balcón, practicar deporte, hablar con la familia, cocinar o hacer la compra. Se agradece la apuesta por tratar otras perspectivas como la cuestión de género o la diversidad afectivo-sexual, incluso por el uso de elementos fantásticos y hasta doppelgängers.
Sin embargo, la propia limitación de sus domicilios nos ha impedido acercarnos a otras realidades menos habituales en las narrativas de los medios de comunicación desde que se decretó el Estado de alarma: cómo se vive la cuarentena en precariedad, en pisos interiores sin luz natural, con pobreza energética, o con más recursos pero explotados por unos jefes que aprovechan el confinamiento para exigir más de lo que se debe, o con hijos o personas mayores o población de riesgo. El pacto de suspensión de la incredulidad se nos hace más complicado al tener que separar en su autoficción a la Dolera personaje de la Dolera actriz cuando la vemos lavarse los dientes en su propio baño, dormir en su propia cama o relacionarse con las mismas amigas con las que le vemos interactuar habitualmente en redes sociales.
En casa no es mala ficción, si es que esto se puede determinar en términos absolutos, pero es algo que ya sospechábamos al anunciarse el equipo que habría detrás de cada episodio y contar con el respaldo de HBO. Encontramos guiones interesantes, buenas interpretaciones, planos trabajados, montaje y músicas que amplían los horizontes de sus limitados escenarios. Pero no consigue sacudirnos la idea de que lo que menos nos apetece en estos momentos es ver series sobre gente confinada, en mejores condiciones que muchos que nosotros, y permitiéndose determinados atrevimientos como esa voz en off afirmando que «la COVID-19 nos ha democratizado el confinamiento» mientras vemos a una actriz en una cocina con isla.
¿Dónde y cuándo?
- Fecha de estreno: 3 de junio de 2020
- Plataforma de emisión: HBO
- Número de episodios: 5
- Duración aproximada: Es variable. El episodio de Sorogoyen pasa de los 45 minutos habituales en drama y el de Dolera no llega a los 20. El resto, entre 20 y 30 minutos.
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Fon López
