JAPAN SINKS 2020: UN LARGO CAMINO HACIA LA LIBERTAD
Las películas, las series, los libros… lo que más os guste, están definidos a través de los momentos que les rodean. Ya sea de forma interna o externa. Pero siempre que pensemos en uno de ellos, recordaremos ese suceso que ocurrió cuando vimos esa serie o leímos ese otro libro. Momentos que, de una forma u otra, definirán una obra y la dotarán de un significado algo diferente a aquel con el que se concibió de forma original. Es cierto que no todos consumimos un producto al mismo tiempo ni en el mismo lugar, pero hay ocasiones —pocas— en las que un acontecimiento envuelve por completo el globo terrestre y lo convierte en una estela eterna.
Este año estaban previstos los Juegos Olímpicos, un evento deportivo que además de convocar a todos los países del mundo, ha ayudado a lo largo de la historia a crear múltiples ficciones a su alrededor. Ficciones que para la edición 2020 se han visto afectadas a causa de la pandemia mundial provocada por la covid-19. Una pandemia que ha cambiado las reglas del juego y nuestra forma de vivir; una pandemia que, además de llevarse consigo miles y miles de vidas, ha fragmentado todo el calendario de 2020 e incluso 2021. Es cierto que el último proyecto de Masaaki Yuasa no se ha visto perjudicado si hablamos de fechas, pero es innegable pensar que su mensaje ha mutado. Basado en la novela original de Sakyo Komatsu, Japan Sinks no solo cambia su escenario nativo de 1970 por la actual 2020, sino que además suma de una forma no intencionada un contexto social muy ligado a su historia y mensaje. Un marco que consigue resaltar, más si cabe, el tono de la obra y su propio significado. De esta forma Japan Sinks 2020 no solo se convierte en ese título que encabeza la temporada de verano, sino que de la noche a la mañana ha pasado a ser esa serie que ha sabido narrar desde su propia realidad cómo debemos luchar por nuestro futuro y, sobre todo, por nuestra libertad.
El principio del fin
Japan Sinks 2020 narra la historia de la familia Muto siendo los hermanos Ayumi y Go los principales protagonistas de la ficción. Los cuatro miembros de la familia se verán atrapados en medio de un grotesco terremoto que asola la ciudad de Tokio e intentarán por todos los medios sobrevivir a los mortales efectos del fenómeno. Lejos de la efusividad de Lu Over the Wall o la entrañable Ride Your Wave, Masaaki Yuasa nos traslada junto a Japan Sinks para contarnos una historia de vida y muerte, de encuentros y desencuentros. Una historia que mostrará la realidad de la muerte, pero también la esperanza y fuerza necesarias para creer en un futuro, para sobrevivir. Un relato que acompasa nuestra realidad y nos ofrece una ventana para respirar y, sobre todo, para creer en un mañana por muy incierto que sea el día a día.
Hablar de vida o muerte nunca es sencillo, los extremos no solo son. Pero hay relatos que encarnan ambos verbos, y este es uno de ellos. La nueva obra de Masaaki Yuasa y Pyeon-Gang Ho, los directores principales del proyecto y la serie, nos traslada a una Japón aparentemente normal. A una Japón repleta de vida e historias que contar. Pero a los minutos de empezar, cuando la obra te ha situado frente a sus personajes principales y te ha conseguido transmitir cómo y porqué viven, es cuando embiste con toda su fuerza y convierte en polvo prácticamente todo lo que habíamos visto escenas atrás. Un terremoto es el detonante del caos pero también el motor que activa la serie.
Siguiendo los pasos de Ayumi, la hija mayor de los Muto, emprenderemos el viaje de Japan Sinks. Una primera travesía marcada por la angustia y la incertidumbre. Ayumi no sabe dónde y cómo pueden estar sus padres y su hermano, pero decide ir en busca de ellos cueste lo que cueste. Literalmente. La obra demuestra con esta primera toma de contacto que no teme en contar los desastrosos efectos de un terremoto, por lo que no deberemos sorprendernos al ver una y una otra vez a la muerte frente nosotros. Una presencia que no es afín a nadie pero que, desgraciadamente, está más presente de lo que pensamos. Así, entre tonos grises y una Japón bastante fracturada, Ayumi consigue reunirse con toda su familia. Una escena que deberemos guardar en nuestra memoria para siempre porque, me temo, poco durará en pantalla.
Hasta siempre, Tokio
Sin entrar en materia de spoilers, la reunión de la familia Muto es el siguiente punto clave de la obra, pues tras ello se inicia la segunda etapa de la narración copando esta la mayor parte de la serie y, por ende, de la travesía. De esta forma, Japan Sinks se divide en un total de tres etapas, por así decirlo, en las que constantemente la vida luchará contra la muerte siendo esta segunda la vencedora total. Para amenizar ese segundo tramo del que hablaba, la serie reúne a sus protagonistas con una serie de personajes que, de mayor o menor forma, complementarán sus perfiles y ayudarán a realizar ese viaje hacia ninguna parte. Un periplo que cuenta con paradas un tanto innecesarias y latosas pero que en su mayor parte logra conmover al espectador y situarlo ante la desolación que supone un hecho como el hundimiento de tu propio país.
Haciendo uso de las diferentes etapas del viaje e incluso de las propias historias de esos personajes que tildamos como secundarios, la obra empatiza con multitud de situaciones cercanas a nosotros. Japan Sinks 2020 baila constantemente con la muerte, pero será entre sus pasos cuando de una bocanada de aire e incluso consiga hacernos sonreír, por poco que sea. Quizá su forma de narrar los hechos o cómo enfatiza en los personajes nos deje en ocasiones un tanto fríos o desencajados, pero será en los detalles y en los propios matices de los personajes donde encontraremos el auténtico valor de la obra. Es cierto que Japan Sinks 2020 no es perfecta en su totalidad, pero la vida está llena de imperfecciones y Yuasa no teme en mostrarlas y hacer de ellas los ejes sobre los que rotará su proyección.
Una proyección que, tras superar un primer tramo repleto de incertidumbre y un segundo caracterizado por un viaje cuanto menos angustioso, llegará a una tercera parte que preferimos dejar en silencio para preservar su sorpresa. Una que, sin llegar a citar nada de la misma, podemos asegurar que cierra con creces una historia que tiene por bandera una Japón hundida. Una despedida que contempla el sufrimiento, pero también la esperanza de un nuevo futuro. De esta forma llegamos al final de la travesía del relato de Sakyo Komatsu siendo Japan Sinks 2020 una adaptación más que loable. Un trabajo muy a tener en cuenta que consigue hablarnos de tú a tú mostrando, a través de los ojos de una familia, los improperios de un desastre natural como el cataclismo de una Japón repleta de vida.
Renacimiento
Como decía al principio del texto, a veces una serie, una película o incluso un libro se ven envueltos por los sucesos que acontecen cuando los consumimos, pero Japan Sinks no solo se ha visto asolada por la presente situación que acecha al mundo entero, sino que parece haber sido creada para ser contada en este preciso instante. Uno en el que todo desfallece, las vidas se disipan como el polvo en el ambiente y las esperanzas reclaman formar parte de nuestro día a día. Luchar contra lo imposible es una tarea hercúlea pero son este tipo de ficciones, este tipo de historias, las que te empujan a combatir en esta carrera en pos de la vida. Un camino repleto de obstáculos que debemos abatir sea como fuere con todas nuestras fuerzas.
Y hablando de fuerzas, pasamos al último punto de esta historia. Su creación. Son múltiples las lecturas que se han hecho ya del nuevo trabajo de Yuasa, uno que en todo momento se ve acompañado por los esfuerzos de Pyeon-Gang Ho, pero que parece quedar en el olvido por la estela que acompaña al primero. Por lo tanto, teniendo en cuenta este matiz y lejos de las palabras despectivas o impropias que ya se han publicado de este trabajo, me temo que en esta ocasión nado a contracorriente para aplaudir este proyecto. Uno que a pesar de ser imperfecto y contar con algunos puntos cuestionables, funciona realmente bien y logra contar su propia historia. Una que sucede de forma muy paralela a nuestra realidad y que nos ofrece múltiples mensajes para afrontar nuestra nueva normalidad. Porque nos guste o no, este tipo de sucesos cambian por completo nuestra forma de vivir, y al igual que los supervivientes del hundimiento de Japón deberán rehacer sus vidas, nosotros deberemos actuar en pos de la seguridad global.
Así, Japan Sinks 2020 cumple con su propósito y cierra una etapa en la carrera de Masaaki Yuasa siendo la última serie que veamos en bastante tiempo con su firma a expensas del último largometraje pendiente de salir. Una carrera marcada por múltiples obras y puntos que destacar siendo la narración y el estilo visual los aspectos más predominantes del director nipón. Quizá Japan Sinks sea su trabajo más duro hasta la fecha superando incluso a la brutal Devilman Crybaby, pues aquí la fantasía no tiene cabida y son las propias vidas humanas las que entran en juego. Uno en el que además de dejar de lado cualquier quimera se juega con una animación que, a pesar de portar la impronta de Yuasa, cambia su ritmo y apuesta por lo estático más que por el movimiento más puro. Una decisión que, junto a elementos como la paleta de colores empleados, los diseños de personajes y la fantástica banda sonora de Kensuke Ushio (A Silent Voice, Boogiepop and Others), hacen de Japan Sinks 2020 uno de los trabajos más serios y completos del director hasta la fecha siendo, como hemos citado en diversas ocasiones, una propuesta imperfecta. Apostar por Japan Sinks es apostar por la realidad y sus consecuencias, pero también por ese grito frente a una esperanza real, una esperanza capaz de guiarnos hacia nuestra propia libertad.
Marisol Navarro
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