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Crítica de Cells at Work! Code Black destacada - El Palomitrón
ANIME / MANGA CRÍTICAS REDACTORES

CELLS AT WORK! CODE BLACK: EL LADO MÁS OSCURO DEL CUERPO HUMANO

Fue en verano de 2018 —hace casi casi tres años— cuando debutaron en televisión esas células que revolucionaron no solo el campo de la animación en términos de acción y puesta en escena, sino a multitud de espectadores en pos de su narrativa y personajes. Hablamos de Cells at Work!. Una obra insignia, un título capaz de enseñarnos y, ante todo, una obra que consiguió divertirnos a través de las acciones que realiza nuestro cuerpo en su interior. Lejos de las aburridas clases de biología impartidas en multitud de institutos o universidades, la obra de Akane Shimizu se postuló como un título completamente necesario, un título que ya partía de un material previo excelente pero que fue su salto a la TV el que hizo de este una necesidad más primordial haciendo que incluso, a día de hoy en España, podamos disfrutar tanto de la serie animada como del manga original. Increíble es poco.

Pero no todo acaba ahí, pues como es tradición en Japón, cualquier producto medianamente popular obtiene ramificaciones; extensiones que en ocasiones no son más que un simple decoro o, como es el caso, incluso aportan una nueva perspectiva de la obra original. Así, Cells at Work! poco a poco se ha ido extendiendo con diferentes spin-offs, series creadas intencionadamente para un público u otro. Y es aquí donde debemos entrar para conocer cuál es la serie de la que hablaremos en las próximas líneas, pues lejos de convertirse en un producto pasajero, Cells at Work! Code Black es una obra igual de necesaria que su predecesora aunque, posiblemente, no tenga el mismo grupo de seguidores ya que, bien por su tono o por los temas que trata, se aleja del «cuquismo» absento de problemas para introducirse de lleno en un cuerpo enfermo. Un título cuyo producto homónimo está escrito por Shigemitsu Harada y dibujado por Issei Hatsuyoshi —aunque supervisado en todo momento por Akane Shimizu—.

Crítica de Cells at Work! Code Black glóbulo rojo - El Palomitrón

Un viaje diferente

Dejando de lado las plumas bajo las que recaen los títulos originales, la vuelta de Cells at Work! se ha producido por partida doble. Pues es ahora, en la temporada de invierno cuando podremos disfrutar tanto de la segunda temporada de CaW como de esta nueva ramificación de la franquicia. Dos trabajos complementarios que, aunque se coordinen en temporada e incluso día de emisión, cambian de perspectiva e incluso de estudio de animación. CaW sigue bajo el testigo de David Production, mientras que Cells at Work! Code Black se aleja del frenetismo y se deja caer en los hombros de LIDEN FILMS. Un estudio algo más cauto y sencillo pero que, a pesar de no ser excelente, nos está dejando con una adaptación realmente meritoria. 

Siguiendo con los cambios, Cells at Work! Code Black tampoco portará consigo al mismo elenco protagonista ni mucho menos. Nuevo cuerpo, células nuevas. Toca despedirse de la simpática glóbulo rojo 1146 y del portentoso leucocito AE3803 —y de las adorables plaquetas, no las olvidemos— para viajar, durante toda una temporada, junto a un novato glóbulo rojo de lo más simpático aunque tímido e introvertido y un elenco mucho más variado entre el que nos encontraremos células algo más recurrentes como el excitante equipo de glóbulos blancos. Porque sí, Cells at Work! Code Black nos presenta a múltiples personajes y personalidades, pero serán otra vez los grupos rojo y blanco los que protagonizaran, de una forma u otra, la serie. ¿Por algo son las células más abundantes de nuestro cuerpo, no?

Crítica de Cells at Work! Code Black battle - El Palomitrón

Es un elemento que en cierto modo se puede entender, sobre todo si tenemos en cuenta la representación de los otros personajes; células algo menos recurrentes o bacterias contra las cuales deberán luchar. Por ello, de una forma u otra, los glóbulos rojos y blancos serán los que más veamos en pantalla. Aunque en esta ocasión, al contrario que ocurría en CaW, los rojos pasaran a ser chicos y los blancos serán representados por mujeres. Un cambio de roles que a priori no importa en demasía pero que pondrá en tela de juicio el verdadero tono de la obra. Porque a pesar de ser más oscura y tratar temas de mayor calado a nivel corporal, no es necesario hacer uso de un fanservice barato para exponer al cuerpo de protección de tales formas; unas que exceden en tamaño y puesta en escena. ¿Entendible? Quizá. ¿Necesario? En absoluto. 

Entonces… ¿funciona esta nueva visión?

Si conseguimos dejar de lado la absurda sexualidad con la que se envuelve a determinados personajes, femeninos en su mayoría —tristemente—, Cells at Work! Code Black se convierte en una obra muy necesaria por diversos factores. Por un lado estaría el que nos transporta al campo del aprendizaje, pues independientemente de sus formas, no podemos obviar que este spin-off recoge muy bien lo creado en la obra original para enseñarnos nuevos aspectos del funcionamiento del cuerpo humano. 

Crítica de Cells at Work! Code Black personajes - El Palomitrón

Como decía al principio del texto, esta versión de CaW no edulcora nada en absoluto, muestra las realidades tal y como son. Por ello, el cuerpo en el que nos encontramos ejerce de arma, pero también aprieta en múltiples ocasiones su propio gatillo. Atentará contra vicios tales como el tabaco y el alcohol, y no solo veremos cómo actúa el cuerpo cuando introducimos esas sustancias en él, sino la reacción que tiene a lo largo del tiempo. También nos enseñará qué pasa si comemos mal, si nos excedemos con las grasas, si superamos los niveles de estrés «permitidos» o incluso qué ocurre dentro de nosotros cuando nos excitamos. La obra no tiembla ante ningún problema y me atrevería a decir que resuelve todos y cada uno de ellos de una forma más que satisfactoria. Quizá pueda resultar desagradable en algunas ocasiones —en cierto modo, es su intención y actúa como una advertencia frente al espectador—, pero también guarda un pequeño espacio para aliviar tensiones entre problema y problema. Espacios que incluso encontraremos en el propio cuerpo humano y en aquellos órganos que hacen un esfuerzo mayúsculo por intentar curar y reparar todo lo que nosotros destruimos.

Por lo tanto, Cells at Work! Code Black se convierte en un viaje bastante necesario para ver el destino y las consecuencias de vulnerar nuestra propia vida. Hechos que además se escenifican en sus propios personajes, pues lejos del buen rollo que se respira en Cells at Work! aquí nos encontramos con bastantes células rabiosas, cansadas e incluso groseras. Células que no hacen más que ser un espejo perfecto de las apodadas Black Company japonesas; empresas que no hacen más que explotar a sus trabajadores con largas jornadas de trabajo. Y al final, eso es lo que hacemos cuando exponemos a nuestro cuerpo a un ritmo de vida nocivo como poco. 

De esta forma, este título funciona como un arma de doble filo, pues no solo nos hará ver en primer plano los efectos de atentar contra nuestra salud constantemente, sino que nos permitirá asistir, de una forma u otra, a una explotación laboral que no debería existir —ni dentro ni fuera del cuerpo—. Una obra cargada de sátira y que, a pesar de su tono y puesta en escena, considero bastante necesaria; sobre todo analizando nuestro entorno y todos los acontecimientos que nos rodean. Es cierto que el trabajo de LIDEN FILMS se aleja bastante del resultado que consigue David Production, pero Hideyo Yamamoto (director) y Hayashi Mori (guionista) hacen que adentrarse en Cells at Work! Code Black se convierta en una necesidad cada semana y nos enseñan, aunque sea con realidades que no siempre gusta ver, que cuidar de nuestro cuerpo es incluso más importante que trabajar. Está claro que tener un medio con el cual poder alimentarse y sobrevivir es algo necesario, pero sin salud estás perdido. Así que, por favor, cuidaros, no os convirtáis en el protagonista humano de Code Black y sed responsables, con vosotros y con vuestro entorno.

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Marisol Navarro

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Publicista aficionada de las películas, las series y el cómic en general. No tengo un género preferido, pero todo lo gore me apasiona. Adoro viajar, y si algún día consigo ir a Japón, sin duda para el trayecto tendré preparada toda la obra de Sui Ishida.