CINE ESPAÑOL DIRIGIDO POR MUJERES I: UNA INTRODUCCIÓN
Hace unos años que observamos en el cine español uno de los sucesos más importantes de la historia de nuestro cine. Acostumbrados a un panorama dominado por una industria masculina donde directores hombres copaban toda la cartelera pese a las carreras tan consolidadas de buenas directoras como son Isabel Coixet e Icíar Bollaín, una estela de mujeres directoras se abrió paso en nuestro país, aportando aire fresco y abriendo las ventanas con nuevas ideas y perspectivas. Pese a que el cine español siempre ha gozado de buena salud, esta nueva oleada de mujeres cineastas ha abierto las puertas a nuevas formas de hacer, de rodar y de pensar una película que anteriormente no teníamos a causa del patriarcado que también dominaba el audiovisual español.

Hemos de viajar a los 90 para encontrar las primeras películas de Isabel Coixet, pero también las de Icíar Bollaín, dos de las directoras más importantes de nuestro cine. Si nos remontamos mucho más atrás en el tiempo recordaremos a Pilar Miró. El caso de ambas, con sendas carreras asentadas y consolidadas en el panorama cinematográfico español, es uno de los pocos casos de mujeres directoras en España hasta hace pocos años, un erial donde se adentraron poco después, ya en los 2000, Daniela Fejerman con A mi madre le gustan las mujeres y una década más tarde Paula Ortiz con sus primeras películas, tales como De tu ventana a la mía o Al otro lado del río y entre los árboles. La misma Paula Ortiz estrenó en 2015 La novia, una relectura de Bodas de sangre, de Federico García Lorca, en plena oleada feminista que anticiparía todo lo que acontecería después: el punto de vista femenino para narrar la historia, la mujer como eje central del relato, los temas femeninos, pero que son universales, como el compromiso, la comunidad o la familia para entender cómo nos constriñen en vida, etc. Paula Ortiz estaba a punto de abrir todas las puertas del cine español a esta hornada de directoras de las que estamos hablando, pero fue otra película diminuta, minúscula y enorme a la vez que apareció en nuestras carteleras la que inauguró una de las etapas más prolíficas que ha tenido el cine español.
Estiu 1993 fue estrenada en 2017 y su directora, una desconocida Carla Simón, sorprendió a propios y extraños con el relato de una España noventera y de una niña recién llegada a casa de sus tíos, que ejercerán a partir de entonces de padres. La película, sorpresivo evento cultural de ese año, no sólo dialogaba con nosotros como espectadores y nos obligaba a mirarnos a nosotros mismos, sino que tendía puentes con otras historias y temas igualmente necesarios como la epidemia del VIH, el valor de la familia, el crecimiento emocional acelerado ante circunstancias dramáticas de la vida o el situar las emociones en el centro del relato, entre muchos otros subtextos. Estiu 1993 fue un éxito inmediato y un clásico instantáneo de nuestro cine. No sólo catapultó la carrera de Carla Simón, sino que abrió las puertas a una generación de directoras que no han parado de crear películas que han revitalizado nuestro cine.

A través de esta serie de artículos veremos cómo las diferentes directoras que han poblado la pantalla en los últimos años han llenado las carteleras de temas anteriormente arrinconados como son la maternidad, la familia, la sexualidad femenina o el género; pero también han ampliado el lenguaje fílmico con temas de actualidad llevados a la gran pantalla como son la memoria histórica, la precariedad, la migración o el ámbito rural como espacio de la acción.
Subidas a lomos de un movimiento feminista que traspasó el país hace unos años, estas directoras han cambiado totalmente la mirada del cine español hasta convertir lo autoral en pura orfebrería que llena salas enteras. Junto a sus compañeros hombres, se han deslocalizado los espacios de nuestras historias hasta arrancar la acción de Madrid y llevarla a todo el territorio español con sus correspondientes idiomas. Reconocemos ya el nombre de guionistas consolidadas como Isabel Peña (As Bestas, Apagón) o Clara Roquet (Las largas sombras, Galgos), pero también una nueva mirada femenina más íntima y, a la vez universal, en un cine dirigido por hombres, como en películas tales como Una vez más (Guillermo Rojas, 2019) o Sólo una vez (Guillermo Ríos Bordón, 2021), además de series como Antidisturbios (Rodrigo Sorogoyen, 2020) con su deconstrucción total de la masculinidad o La mesías (Javier Calvo y Javier Ambrossi, 2023) y su voladura descontrolada de la familia.
Aparte de los premios nacionales, tales como San Sebastián, Málaga o los Goya, recogidos por toda esta ola de cine en clave femenina, este nuevo cine nos ha regalado un Oso de Oro por la segunda película de Carla Simón, Alcarràs (2022), elevando el cine español a una categoría que muchos cines allende las fronteras desearían para sí. El cine español vive una época prolífica gracias a una comunidad de directoras que ha sabido reescribir el relato con una letra distinta. En ellas nos vamos a centrar en los próximos artículos sin olvidar que la paridad en el séptimo arte español todavía está lejos de conseguirse y que, pese a haber roto el techo de cristal, todavía hay un mundo que hay que luchar para que podamos hablar a la par tanto de hombres como de mujeres tras las cámaras en España.
Javier Alpáñez