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XV MUESTRA SYFY: DOMINGO, UNA DINO-DESPEDIDA POR TODO LO ALTO

El final de la XV Muestra SyFy llegaba. Una despedida que no podía ser de otra forma sino por todo lo alto, con una sesión matinal que nos ponía los pelos de punta, pues revivíamos un episodio que, por edad, no tuvimos el honor de vivir en su momento: poder ver una de las obras maestras de Steven Spielberg en pantalla grande. Se cumplen 25 años desde el estreno en 1993 de Jurassic Park, y niños y adultos maquillados como dinosaurios se encontraban preparados con muchas ganas en sus butacas para entrar en el Parque Jurásico y recibir a los Diplodocus con esa maravillosa banda sonora de John Williams, y su tema de bienvenida hizo que se nos saltaran las lágrimas: risas con los momentazos del niño impertinente con el doctor Alant Grant que no tiene «miedo» a los velocirraptores, las secuencias del doctor Malcolm, el momento gelatina, nervios con los velocirraptores con esa tensa escena en la cocina, aplausos para recibir al Tyrannosaurus rex… ¿Qué os vamos a contar que no sepáis? Gracias, SyFy, por reponernos esta joya en el cine.

I Am Not a Witch

La última tarde de la XV Muestra comenzaba en una larga fila donde el aire frío no cesaba, pero los fans del evento y la prensa hacían sus colas para coger el sitio perfecto. La directora de Zambia Rungano Nyoni llegaba con su I Am Not a Witch para mostrarnos una historia diferente. No nos fascinó por el tipo de películas que esperamos ver en la muestra, pero nos ha gustado. El largometraje se centra en acusar a una niña, Shula, de ser una bruja, y todo lo que conlleva en una aldea africana ese hecho, ya que la «amenazan» con convertirse en una cabra. Visualmente muy potente (debido a la fotografía de David Gallego y esas imágenes de las tribus cantando y las mujeres con los lazos para que no se escapen), te deja ver en qué terreno te estás moviendo y está llena de ideas claras que denotan la denuncia que su directora quería hacer con el filme: la mala situación en la que vive la mujer africana, con una brutal ausencia de libertad y respeto.

The Endless

Ya se preveían los aplausos con The Endless, la joya que ya pudimos ver en el 50 aniversario de Sitges. Justin Benson y Aaron Moorhead nos traían esa historia en la que dos hermanos, interpretados por los mismos directores, regresaban al culto del que huyeron de pequeños para hacer una visita a sus antiguos compañeros. Esta cinta, maravillosamente inspirada en el universo lovecraftiano, que como ya os comentamos nos recuerda en algunos momentos a la atmósfera de las cintas Coherence y La invitación, nos mantiene todavía mucho más «en vilo» que los títulos mencionados. Nos hace plantearnos demasiadas preguntas a las que, a medida que van pasando los 111 minutos de metraje, vamos obteniendo respuesta y entrando en el juego paranoico que estos maravillosos directores nos proponen.

Thelma

Terminamos la jornada con lo que fue un peliculón para nosotros en Sitges, que abarrotó el Cine Prado y que ha hecho lo propio con el Palacio de la Prensa. Thelma, el filme noruego de Joachim Trier que en Sitges se llevó el premio Especial del Jurado y a Mejor Guion. La historia parte de la siguiente premisa: una chica llamada Thelma, muy poco corriente debido a que se pasa la vida constantemente preguntando a Dios la razón de por qué la ha hecho así, tiene unos poderes que no es consciente de que tiene y, puesto que no los sabe controlar, se le irán avecinando algunos problemas que no sabrá solucionar. Las dudas de cualquier adolescente, la relación que comenzará con una compañera y sus emociones, que ya de por sí son muy intensas, se agravarán por todo lo que lleva la joven a sus espaldas, mostrando lo peor de ella. Una película original, dramática, con elementos del género y una muy elegante fotografía de Jakob Ire que irá encandilando al espectador paciente, que se quedará más satisfecho durante toda la película.

SyFy, gracias un año más (este ya el decimoquinto) por dejarnos tan contentos en una Muestra en la que hemos podido reír, emocionarnos y comentar sin miedos en esa maravillosa sala 1. Y es que el Mandanguer nace, no se hace. Este sentimiento de que, aunque haga sol, llueva o nieve, hay que estar ahí al pie del cañón con el cine de este género, no todo el mundo lo tiene…

María Páez

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Periodista que considera que para ser una verdadera cinéfila tienes que ser una 007, con licencia para devorar todo el cine. Eso sí, prefiero quedarme atrapada en una cueva con Michael Myers, el payaso de It, Chucky, y la niña de El exorcista que en un palacio con princesas de cuento.