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UNA APROXIMACIÓN AL CINE DE ANDRÉI ZVYAGINTSEV (V): LEVIATÁN (2014)

“En Rusia todo pequeño oligarca es una copia de los grandes poderes”, Andréi Zvyagintsev

Si en el primer artículo de esta serie habíamos escrito brevemente sobre quién es Andréi Zvyagintsev, en el segundo sobre su primera película, posteriormente sobre su segunda película y finalmente, en un cuarto artículo, acerca de su tercera película realizada, en este artículo trataremos sobre su cuarto trabajo, la película Leviatán, que casualmente ya tiene su artículo en esta misma página web. En esta ocasión, sin embargo, abordaremos la película desde otro punto de vista.

El Estado Ruso está presente en toda la filmografía del director ruso, bien de una forma tenue como en sus primeras películas o descaradamente abierta como en el caso de su cuarta obra. Leviatán (2014) se ha convertido por derecho propio en una de las mejores películas del director. Fue ganadora del Premio al Mejor Guion en Cannes en 2014, Globo de Oro a la Mejor Película Extranjera en 2015, nombrada Mejor Película del 45 Festival Internacional de Cine de la India y, contra todo pronóstico, compitió en la categoría a mejor película extranjera en los Óscar de 2014, aunque no lograra la estatuilla, pero consiguiera asentar el nombre de su director entre la comunidad cinéfila. Tratando sobre un caso de corrupción en su Rusia natal, la película levantó ampollas en todo el país y la polémica se retransmitió de forma mundial. Provocaba demasiado escozor en la Rusia de Putin. Su director llegaría a afirmar que Rusia era una simulación democrática y la polémica hizo el resto.

El argumento, inspirado en el Libro de Job, de la Biblia, es sencillo, pero universal como la historia de cualquier ser insignificante que decide enfrentarse al Estado. Un pequeño trabajador de un pequeño pueblo de Rusia recibe un día una orden de desahucio por parte del ayuntamiento. Maniatado a causa de la podredumbre del gobierno caciquil local y sin capacidad para hacer nada, el propietario decide contactar a un amigo suyo de Moscú que lo ayudará y asesorará para evitar que el alcalde se haga con esa parcela y lo eche de su casa. La razón por la cual el alcalde quiere hacerse con ese trozo de tierra es desconocida, pero el mecanismo burocrático que pondrá fin a la vida de su familia en esa casa se pone en marcha y avanza mientras la familia y su allegado intentan buscar soluciones a un problema que parece inevitable.

Es Leviatán (2014) la película que mejor retrata la verdadera cara bicéfala del estado, representadas estas por la Iglesia y por el poder político, quienes de forma sutil consiguen sus propósitos de forma unánime, por encima incluso de los propios deseos y las propias vidas de los ciudadanos a los que deberían servir, evidenciando con ello la corrupción intrínseca que late en todas las estructuras estatales de la sociedad rusa. Quizá sea esta película la que mejor explica lo que entiende Zvyagintsev por Rusia y lo que significa la política de su país: una gran organización de intereses que opera controlando los resortes del estado para lucrarse, a pesar de que ello pueda llevarse por delante las vidas de sus propios ciudadanos. Demasiado explícita: Al ministro de cultura ruso no le gustó la película y le cortaron las ayudas estatales para realizar cine.

Podemos ver en esta película otra característica que se repite de forma similar en todas sus películas. En toda la filmografía de Zvyagintsev el Estado actúa como director invisible de la vida de todos sus ciudadanos, casi como un personaje más que nunca llegamos a ver, pero que se palpa en cada uno de los planos, pero ese estado, aunque muchas veces se nos representa lejano y ajeno, se encarna siempre en los personajes masculinos, quienes representan el patriarcado y la autoridad de lo que Rusia es hoy en día. El personaje masculino en la obra de Zvyagintsev será siempre la encarnación del estado y dicha encarnación nos servirá para comprender qué entiende el director ruso como tal, ya que es él el único que toma las decisiones en todas sus películas, por encima incluso de los deseos de sus propias familias.

En todas sus películas el padre representa la autoridad, que, a su vez y tal como hemos dicho, es también la representación de la autoridad del estado. En sus dos primeras películas, El regreso (2003) y El destierro (2007), todas las acciones pasan por la autoridad paterna, y lo mismo ocurre en Leviatán (2014), donde la autoridad del estado se representa, además, en la figura del político local que amenaza con derrumbar la casa de la familia como ejemplo de un estado que no conoce límites. Es en Elena (2011) donde por primera vez contemplamos a un personaje paterno masculino derrumbándose y, de ser una figura de autoridad, al igual que el estado, se acaba convirtiendo más en una figura en decadencia que busca su lugar entre las ruinas de lo que un día representó.

Javier Alpáñez

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