¿POR QUÉ LAS SERIES ESPAÑOLAS NO FUNCIONAN COMO ANTES?
Nuestra ficción televisiva no pasa por sus mejores momentos. Las series nacionales parecen vivir un proceso inverso al de las películas. Justo cuando llevamos tres años consecutivos con una película española como la más vista del año y manteniendo una aceptable cuota de pantalla (muy mal repartida, eso sí), a los nuevos estrenos en televisión les cuesta atraer la atención del público y, si lo consiguen, rara vez la mantienen.
Desde septiembre de 2015 se han estrenado 10 series de prime time en España. De ellas, 5 no han pasado de su primera temporada (La embajada, Buscando el norte, El hombre de tu vida, Reinas y Pulsaciones, estas dos últimas aún por confirmar pero con desastrosos datos de audiencia), y otras 2 se han despedido tras emitir la segunda (Olmos y Robles y Mar de plástico, la primera por falta de espectadores y la segunda por decisiones creativas). A la lista hay que sumarle Carlos, Rey Emperador, que se planteó para una sola temporada pero cuya audiencia fue en picado desde el estreno; iFamily, que llegó a nuestras pantallas hace solo unos días ante un bajísimo 8,7 % de share; y Sé quién eres, que aunque tiene datos aceptables está planteada como serie autoconclusiva de una única temporada. Además, tanto Víctor Ros como Bajo sospecha y Vis a vis tuvieron que echar el cierre en sus segundas temporadas por perder audiencia respecto a las primeras.
¿Qué ha pasado para que los espectadores se acerquen menos al que hasta hace poco era el género estrella del prime time? Cada vez que publicamos contenido relacionado con malos datos de audiencia de alguna serie nuestros seguidores en redes sociales suelen coincidir en dos aspectos que podrían influir en la situación actual de las series en abierto: el horario y la publicidad.
Ficción en abierto sin publicidad, ese oxímoron
¿Pero son realmente horario y publicidad los principales hándicaps para que una serie no funcione? Podría ser si la situación fuese más generalizada, pero aquellas series que mejor han funcionado en los últimos años (El Príncipe, Velvet, La que se avecina, Allí abajo y Cuéntame) suelen comenzar a la misma hora que el resto, alrededor de las 22:45 de la noche. Excepto Cuéntame, emitida en TVE, las otras 4 tienen tantas o más pausas publicitarias que aquellas series que no han conseguido renovar.
TVE trató el año pasado de adelantar su prime time a las 22:15. Teniendo en cuenta que es la tercera cadena más vista por detrás de Telecinco y Antena 3, la decisión no pudo tener peores resultados: sus series perdieron espectadores y cuota de pantalla. El espectador se ha habituado a ver programas de entretenimiento (El hormiguero, First Dates, El intermedio) en el primer prime time y, sin una decisión unánime por parte de todas las cadenas de televisión, parece imposible conseguir que el horario de máxima audiencia finalice antes de la medianoche.
Si algunas series atraen a más de 4 millones de espectadores empezando a las 22:45 y con hasta cuatro pausas publicitarias, ¿qué falla con el resto? ¿Simplemente no gustan?
La televisión está cambiando, el espectador también
Parece imposible que tras la implantación de la TDT y el aumento de las plataformas de contenidos bajo demanda (VOD) una serie reúna al mismo tiempo a 8 millones de personas, como en su día hicieran Los Serrano o Aquí no hay quien viva. El espectador cada vez tiene más opciones para ver sus series favoritas pero, de momento, solo la emisión lineal cuenta para las mediciones de audiencia. Es llamativo el caso de Sucesor designado en Estados Unidos. Los sistemas de medición Live+3 y Live+7, es decir, la suma de la audiencia que ve la serie en su emisión lineal más la que la ha visto en los tres y siete días posteriores, determinan que esta serie protagonizada por Kiefer Sutherland (emitida en España a través de Netflix) ha llegado a aumentar hasta un 80 % sus espectadores en los visionados posteriores a la emisión lineal. Estas mediciones son imprescindibles para conocer el alcance real de cualquier producto y son tenidas en cuenta para seguir produciéndolo. En España permanecemos varios pasos por detrás, algo de lo que se queja repetidamente en redes sociales Javier Olivares, creador de El Ministerio del Tiempo.
Sé quién eres, el último estreno en ficción de Telecinco, está disponible al día siguiente de su emisión en Mitele y HBO España. Su audiencia oscila entre el 13 y el 15 % de cuota de pantalla y entre los 2,5 y los 3 millones de televidentes, aproximadamente. ¿No sería más preciso conocer la suma de espectadores de los capítulos a una semana de su estreno para valorar con más exactitud el éxito de la serie?
Lógicamente, los nuevos modelos de consumo están alterando la forma de ver televisión. Esto afecta principalmente a la ficción, que no necesita de la televisión lineal para generar boca a boca. La televisión en abierto tiende a quedar como un contenedor de entretenimiento, información en directo y eventos deportivos. El directo será lineal y el contenido enlatado se consumirá bajo demanda.
¿Esto significa que la ficción no puede generar eventos? Todo lo contrario. Precisamente el final de Velvet, con sus quince minutos teatralizados y emitidos en directo, dan una pista de por dónde deben ir las estrategias de las cadenas en abierto para mantener la atención de los espectadores hacia sus series. Otras tácticas como el estreno multicanal también han dado buenos resultados a Mediaset y Atresmedia.
La ficción que perdura
Hay géneros que funcionan mejor en la televisión lineal y que se pueden eternizar más que otros. Nuestras cadenas privadas llevan varias temporadas abusando del thriller, no siempre con buenos resultados. Las comedias y las series procedimentales atraen a más espectadores en Estados Unidos y tienen vidas mucho más largas. En España, a excepción de Cuéntame cómo pasó (una institución de nuestra televisión), las comedias La que se avecina y Allí abajo son las dos series más vistas y veteranas en las privadas. Solo nos queda crear nuestra NCIS o nuestra Mentes criminales para calcar el patrón norteamericano.
Otra forma de ficción-evento es la producción de miniseries y tv movies. Aquí nuestras cadenas están entendiendo más la tendencia, tratando de producir series con final cerrado (la propia Sé quién eres) y de pocos episodios que resultan más fáciles de promocionar. El pasado mes de diciembre, la polémica Lo que escondían sus ojos se convertía en un éxito para Telecinco, que llevaba un año sin estrenar ficción.
Lo que está por venir
La ficción es mucho más cara de producir que el entretenimiento. Ya no volveremos a ver tres o cuatro series nacionales simultáneamente en el prime time semanal de una cadena privada. En el ambicioso plan de producción de Movistar+ (La peste o Félix, entre otros proyectos) encontramos las mayores esperanzas de encontrar ficción más compleja y arriesgada.
Por su parte, las cadenas generalistas han encontrado en la coproducción una solución para seguir engendrando series. Netflix puede resultar más aliada que enemiga para sacar adelante proyectos que, de otra forma, serían económicamente inviables. Este es el caso de La catedral del mar y la tercera temporada de El Ministerio del Tiempo, que se han financiado de este modo.
Evidentemente, no existe una fórmula mágica para producir series de éxito. Una mala promoción o la elección de un mal día de emisión pueden acabar prematuramente con la vida de una serie, algo que ha sucedido con bastante asiduidad en nuestra televisión.
Nuestros hábitos cambian con la televisión y la televisión cambia con nuestros ámbitos. El consumo de ficción en España se encuentra en un proceso de transformación que está alterando nuestra forma de visionarla. Primero fueron las series internacionales y, paulatinamente, será la producción propia la que acabe convirtiéndose en una excepción en la televisión comercial en abierto. De una TVE sumida en un profundo estado de mediocridad depende la complicada tarea de mantener series de calidad en abierto y con una visión a largo plazo.
Fon López