EL BAR

A estas alturas, el espectador debería estar bien prevenido sobre lo que con toda probabilidad va a encontrar al acudir a ver una película de Alex de la Iglesia: altas dosis de comedia absurda, un buen puñado de situaciones límite y un creciente caos que acaba adueñándose del relato hasta acabar estallando en un alegre desmadre. El bar no es menos y recoge con orgullo todas esas señas de identidad del director bilbaíno. En ella, un grupo de personas de lo más heterogéneo se ve confinado al interior de una típica tasca madrileña al verse envuelto en un misterioso ataque que tiene lugar en el exterior. La acción, a excepción de los minutos iniciales y los finales, se desarrolla entre las cuatro paredes de ese bar, donde los personajes se ven obligados a lidiar con la amenaza que viene de fuera y la que se vive en el interior, donde el miedo y la desconfianza acaban revelando la verdadera naturaleza de cada uno de ellos.

El impecable reparto, repleto de viejos conocidos de la filmografía del director, se las arregla para que el humor aflore incluso en los momentos de mayor tensión. Desde un Mario Casas hipster que vuelve a ofrecer su mejor versión hasta una Carmen Machi que demuestra por qué es una de las actrices más fiables del panorama español, pasando por Terele Pávez, Blanca Suárez o Secun de la Rosa. Todos los actores cumplen y brillan, repartiéndose el protagonismo y aprovechando sus intervenciones para sacar a relucir su vis cómica y su capacidad para aguantar el tipo incluso cuando aquello deriva en un espectáculo parecido al «sálvese quien pueda».

En cualquier caso, en un momento en el que el thriller español goza de un estado de salud impecable, se agradece (¡y mucho!) el sello De la Iglesia, ese que sabe dotar a la acción de humor y esperpento, de una desvergonzada locura que contrasta, para bien, con la seriedad casi ceremonial de otras propuestas nacionales. La fórmula, con sus aciertos y sus errores, funciona y seduce.
LO MEJOR:
- La alocada premisa inicial.
- La entrega de los actores, que se dejan llevar por el disparate y se lo pasan en grande.
LO PEOR:
- Que el tramo final se parezca más a una película de supervivencia que al thriller cómico que prometía ser.
Álex Merino