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ANTOLOGÍA DE INIO ASANO, ENTRE LA GENIALIDAD Y LO MUNDANO

Coger el tren cada día es, la mayoría de las veces, una tortura. Una formalidad a la que te acabas acostumbrando e incluso encontrando ciertos puntos positivos. El mío, lo reconozco, es el flujo de gente. Quizás porque Barcelona es una ciudad lo suficientemente grande como para ver todo tipo de personas en un espacio tan reducido. Casi como un choque constante de culturas.

Aunque no es una costumbre a la que preste demasiada atención, me gusta tomar nota mental de los estilos que se cruzan en los pasillos subterráneos. Pensar en que puede haber detrás de cada persona. Detrás del hombre que sigue leyendo su libro mientras camina los abarrotados pasos, de la chica que lleva a su espalda la funda de una guitarra.

Fragmentos de un mundo gris

Con Asano me pasa algo similar. Siento que esa visión es casi como un aspecto implícito de su autoría. La idea de observar a una persona y construir toda una historia a través de nada más que un estilo. Una idea que plasma a lo largo de su antología y que toma forma en cada una de los trece relatos que contiene.

El olor de verano mata dos veces a la chica mágica

No es una particularidad nueva, por supuesto. Pocos se enfrentan al autor sin conocer antes su trabajo y si Buenas noches Punpun no es un gran ejemplo, siempre puedes verlo reflejado en Solanin, Reiraku o —mi preferida en estos términos— Dead Dead Demons Dededede Destruction. Es un reflejo social que las tantas de las veces se siente capaz de romper con la realidad y buscar más allá de la misma. Encontrarse con una ficción que no sirve sino para acentuar los hechos más mundanos de sus historias.

Como decía, su antología es una síntesis de ello. Si bien, como es evidente, no trabaja con la misma profundidad que lo hacen sus obras habituales, parece que cada uno de los relatos cuenta con un pequeño fragmento de su magia. Posiblemente el suficiente para hacerlos destacar en un espacio tan breve y fugaz como el que presenta.

Y quizás sea esa parte de su magia. Como si de un fotógrafo se tratase, capaz de inmortalizar un instante que tiene la fuerza de toda una historia. Son estos pequeños fragmentos que, de una forma u otra, todos hemos vivido alguna vez pero siempre acompañados de ese tono amargo tan propio del autor que no pretende negar la emocionalidad de sus relatos, sino ensalzarlos rompiendo con el romanticismo al que suelen hacer referencia.

El hombre suave

Un reencuentro con un antiguo amor que no sirve sino para demostrar cómo su protagonista sigue estancada en su vida. Una muestra de cariño que no consigue curar la soledad. Incluso la idea de no tener donde aferrarse y ver cómo tu vida escapa de tus manos irremediablemente, sin fuerzas para ponerle solución.

«Y a pesar de todo, sigo siendo una persona». (Tempest)

Son conceptos con los que Asano ha jugado siempre y a los que, aún a día de hoy, y tras pasar por su antología, me hacen dudar. ¿De qué habla Asano cuando habla del suicidio? ¿De qué habla cuando habla del amor? Sus historias son siempre abiertas a la interpretación, incluso aunque vengan acompañadas de valores personales. Y esta entrega es dueña de ello. De la duda y el hecho de aguantar las páginas durante unos segundos, incapaz de pasar al siguiente relato sin darle forma propia al anterior.

Tempest

Un arma de doble filo, que tiende puentes con sus lectores a la vez que levanta muros. Algo que de identifica con el hecho de querer conectar con cada relato. De sentir todos y cada uno de sus puntos sin saber realmente que es lo que sentía la persona que hay tras ellos. Es mágico, a la vez que obtuso, porque es una obra de introspección y reflexión que invita a ahondar en una psique que parece tan cercana que su distancia acaba por ser resultar en una sorpresa tangible.

En su epílogo, Asano, resume que le llevó a escribir cada una de sus historias. Y es en este punto donde entiendes que El olor de verano mata dos veces a la chica mágica no tiene más trasfondo que el que plantea. Y que Tigres y leones quizás no es una apología a los conflictos armados, sino que nace únicamente de una etapa en la que se aficionó a los First Person Shooter y las películas de corte bélico. Entonces, ¿no representan nada sus historias?

Pero resulta que Tigres y leones es la precursora de DDDD. Si bien, no comparte demasiado contenido, más allá de su trasfondo es gracioso como Ouran y Makoto (también Kadode en algunos paneles) son unas grandes aficionadas a los FPS. Y resulta que la historia de la chica mágica no dice mucho más de lo que representa, pero Asano simplemente quería inspirarse en una chica la que conoció que, como ella, parecía ser incapaz de sentir nada. Quizás, solo quizás, su antología no necesite representar nada para que sus historias sean valiosas.

Tigres y leones

Es confuso, sí. Pero es que la propia antología lo es. Asano parece confuso consigo mismo. Así es la vida. Y así la plasma. Sería más incoherente que sus obras no estuvieran marcadas por la confusión. No quiero entrar en detalles sobre sus relatos —no podríamos hablar de ellos sin destriparlos— pero la obra cuenta con historias particulares como Nochevieja, que escribió para un especial sobre el tabaco y El hombre suave (una preferida personal), que surge de un web manga promocional de una marca de bebidas. Y, pese a ello, ambas resultan tan notables como el resto de fragmentos. Es, de nuevo, una capacidad sobrehumana de realizar una radiografía al mundo que le rodea para canalizarlo sobre el papel.

Hay más, y Tempest es una idea distópica que asusta tanto como marca en un sentido emocional. La monstruosa Retchan se atreve a hablar, por lo bajo, del bullying y extrae conceptos tan reales como espinosos de las relaciones estudiantiles. Girasoles y Luces antibichos son quizás sus entregas más afiladas y frías. Quizás son esas historias que parecen desestabilizar la obra. Pero no tanto por su contenido sino por lo doloroso que resulta asomarse al abismo.

¿Y que sería una entrega de Asano sino esa muestra fría y oscura? Un puñetazo de realidad que, aunque quizás se encuentre desprovista de segundas intenciones y pueda resultar confusa, no deja de ser un extracto de la realidad y sus particularidades. Chascarrillos que no le restan importancia a una antología que no pretende abrir su corazón, sino mostrarnos los de tantas y tantas personas que quizás hayan cruzado caminos con nosotros alguna vez.

Girasoles

La antología de Inio Asano llega de manos de Norma Editorial, quien se ha establecido como principal hogar del autor en nuestro territorio y que ya nos adentraba en sus relatos con el reciente Un mundo maravilloso. Uno de los lanzamientos con los que coronar el XXVI Manga Barcelona y que, por desgracia, ha quedado fuera de juego, pero con el que la editorial ha querido obsequiarnos de igual forma, con o sin evento.

Una obra que nos llega a un precio de 12,95 euros, un total de 306 páginas (dos de ellas a color) y en formato A5 (14,8 x 21cm) y, como es habitual, con una edición rústica con sobrecubierta. Un notable formato en su relación calidad precio y que nos acerca a este maestro de la cotidianeidad con una perfecta traducción de Marc Bernabé, capaz de acercarnos un poco más a la obra gracias a su adaptación.

Óscar Martínez

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Escribo más que duermo. Ávido lector de manga y entusiasta de la animación japonesa. Hablo sobre ello en mi tiempo libre.