NARCOS TEMPORADA 3: CALI COGE EL TESTIGO
Sin duda, Narcos puede considerarse como una de las ficciones flagship de la plataforma Netflix. El éxito de sus dos primeras temporadas fue innegable, y aunque no le faltaban cartas para conquistar a la audiencia de medio mundo (guion, montaje, ritmo, diseño de producción…), lo cierto es que el apabullante trabajo de Wagner Moura dando vida a Pablo Escobar terminó por trascender esta ficción sobre la lucha de la administración norteamericana contra el implacable cártel colombiano de Medellín. En un primer estadio en todo un catálogo de publicaciones en las redes, y de manera más avanzada incorporando la jerga del personaje (tonalidad incluida) a las conversaciones informales de los fans, lo que terminó por universalizar algunas expresiones («hijueputa», «verraco»…) que muchos hemos leído en charlas coloquiales por WhatsApp o incluso impresas en toda suerte de merchandising. Y todo esto, seamos sinceros y objetivos, ni pasa ni se consigue todos los días.
Así, la tercera temporada de Narcos llega con la difícil misión de colmar un severo nivel de expectativas. Y sí, la cosa pinta bien tras ver los primeros 5 capítulos (la mitad de la temporada), pero no todo es oro en Cali.
De Medellín a Cali. Luchando contra la Hidra
Netflix ha dejado claro ya varias veces que podríamos tener Narcos para una buena tanda de temporadas. La lucha contra los cárteles de la droga no solo es una tarea agotadora en recursos para las administraciones, sino también desalentadora, porque acabar con uno significa insuflar energía y poder a otros cárteles, amigos o enemigos. Esta nueva temporada se centra en la lucha contra el cártel de Cali, que ya se presentaba como uno de los cárteles enemigos de Pablo Escobar en las anteriores temporadas, y que en su trama también introduce otros nuevos como el de Ciudad Juárez, así que tampoco deberíamos descartar a priori una temporada que enfoque a los señores de la droga en México, otro país que por volumen (y proximidad) ha traído de cabeza a la administración norteamericana. Otra cabeza para la Hidra, al fin y al cabo.
La principal novedad que nos vamos a encontrar entre Medellín y Cali es el posicionamiento social del nuevo cártel. Mientras el de Medellín encontraba su poder en su proximidad con la sociedad más pobre de Colombia, el cártel de Cali ha inyectado su influencia en los círculos más altos de la sociedad colombiana. Sus líderes no son gente querida por el pueblo, son empresarios muy bien preparados que han construido un intrincado laberinto financiero para blanquear sus beneficios, y han diseñado un efectivo tejido de influencias en los círculos de poder.
Pero el escenario es el mismo: una Colombia totalmente vencida a la corrupción y resignada a servir de patio de operaciones para las agencias norteamericanas (CIA, DEA…).
Luz verde al thriller
Para esta tercera temporada, Netflix ha apostado por un formato narrativo mucho más cercano al cinematográfico, y la trama se presenta y se desarrolla a modo de puro thriller. Atrás queda ese estilo pseudodocumental que tan bien sentaba a la serie, y en esta nueva hornada de capítulos prima la acción, arrinconando cualquier conato didáctico que pueda situar al espectador en un contexto social o político, a excepción de tímidos apuntes de una voz en off.
En cualquier caso, esta pérdida de estilo no será obstáculo para que la temporada se digiera con la misma rapidez que las anteriores, y pese a que los dos primeros capítulos pueden resultar algo más flojillos de lo que uno esperaba, lo cierto es que pasado este umbral Narcos termina despegando de manera sobresaliente, devolviéndonos la serie que todos queremos ver. La tensión y los momentos que son marcas de la casa (ojo a esa secuencia en la que el objetivo es sacar a uno de los líderes del cártel de Cali, muy deudora en planteamiento de la vista recientemente en Sicario, de Denis Villeneuve) experimentan una subida de nivel a partir del tercer episodio, instalando de nuevo a la serie en cotas muy altas.
Viejos conocidos que serán los nuevos protagonistas
Otro de los aspectos que tener en cuenta en su nuevo planteamiento es la pérdida del retrato psicológico, especialmente si hablamos de los cuatro líderes de Cali. Ninguno se acerca al anteriormente mentado trabajo de Wagner Moura, y ninguno disfruta de un protagonismo magnético tan evidente en esta nueva función. Si algún espectador despistado podía llegar a desarrollar cierta empatía con Pablo Escobar por su carácter afable con el pueblo y por la humanización de sus decisiones en el guion de las anteriores temporadas, en este caso va a ser complicado que alguno de los nuevos villanos despierte nuestra simpatía. Su calculadora mente empresarial les aleja definitivamente de cualquier opción para la redención. Son villanos y deben ser cazados, cueste lo que cueste.
Y de eso se va a encargar el agente Peña, quizá lo mejor hasta ahora de la nueva temporada. Porque Pedro Pascal se enfrenta a este nuevo cártel sin Boyd Holbrook (actor que daba vida a su compañero Murphy), y aunque el vacío generado por la ausencia de su colega promete ser un obstáculo, Pascal no tarda mucho en adueñarse de la pantalla y dibujar con buen pulso el liderazgo de su personaje, aunque le va a costar un poquito más que a Heracles acabar con la Hidra de la cocaína. Y junto a su trabajo, merece la pena destacar la labor de Kerry Bishe (Grand Piano), que firma una interpretación estelar, dotando a su personaje de una fragilidad y una soledad realmente encomiable.
Fuerte presencia del talento español
Quizá para muchos uno de los grandes alicientes de esta temporada. Y no es para menos. Un gustazo poder disfrutar de una presencia española tan fuerte en esta nueva temporada. Alberto Ammann, Miguel Ángel Silvestre (en Netflix también Sense8) y Javier Cámara suponen un poderoso tridente dentro de la trama, y no solo por la importancia que cobran sus personajes, sino también por el buen hacer de la delegación española, a la que está por sumarse Tristán Ulloa, que aunque aún no ha aparecido, su participación se confirmó el pasado febrero (¿funcionará su personaje para presentar un nuevo cártel…?).
Lo que está fuera de toda duda es que la nueva temporada de Narcos sigue manteniendo un nivel altísimo en cuanto a entretenimiento televisivo se refiere. Adictiva como nos tiene acostumbrados, será raro que no os ventiléis sus nuevos capítulos en dos tandas, y como mucho. Solo nos queda ver qué pasa, y si por fin podremos disfrutar en alguna de las temporadas que están por venir el acercamiento de la serie a las costas gallegas, para nuestra desgracia vestíbulo sobre plano del tráfico de cocaína en Europa.
¿Ganas de Cali?
https://youtu.be/hoOFUP_m2z0
Alfonso Caro
1 COMENTARIO