DEATH NOTE
Por todos es conocido el auge de las plataformas de vídeo bajo demanda como Netflix, HBO o Filmin. Si hablamos de la primera, observamos como su estrategia de contenidos está priorizando el contenido propio en contraposición del de terceros. La compañía ha dejado su sello de identidad en series como Stranger Things o Por trece razones, logrando éxitos impensables. Recientemente también hemos visto como se atrevía con la adaptación animada de Castlevania, icónica franquicia de videojuegos. Ahora le llega el turno a una de las adaptaciones más temidas por los fans de la obra de Tsugumi Oba: Death Note.
Sabíamos que la tarea que tenía por delante Adam Wingard (Outcast, Tú eres el siguiente) era complicada. Conseguir condensar los 37 capítulos del anime en un metraje de poco más de hora y media era imposible. Por esta misma razón, el director ha escogido ciertos elementos de la obra para ofrecer su propia visión de la misma. Una visión muy norteamericana de los hechos y un tanto confusa, tanto para los nuevos como para los ya conocedores de Death Note.
El auténtico problema de esta adaptación reside en la incapacidad del director de dirigirse a un público acertado. Es muy probable que este filme confunda a los no conocedores de la obra, pero también lo hace con los más expertos, ya que a pesar de ver en pantalla muchos de sus elementos originales, los desvirtúa hasta tal punto que pierden totalmente su esencia. Por otro lado, el ritmo frenético y sin pausa de este largometraje es otro de sus puntos flacos. En apenas hora y media se intenta condensar gran parte del argumento de la obra de Tsugumi Oba, resultando confuso y difícil de seguir, sobre todo para los recién llegados. Aun así, la premisa principal se mantiene intacta. Un misterioso cuaderno titulado Death Note cae a nuestro mundo y llega a manos del estudiante Light Turner. Cualquier nombre escrito en él será víctima de una muerte segura, un poder nada fácil de controlar.
El trío protagonista está formado por Light (cambiando el apellido Yagami por Turner), Mia (Misa en el manga) y L (una versión afroamericana y muy opuesta del original). También aparece el mayordomo de L, Watari, así como Ryuk, el shinigami propietario del cuaderno sobrenatural. Como hemos dicho, los elementos están ahí, pero su trato es injusto. Light no es la brillante mente detrás de Kira, ni tampoco L es el enigmático y carismático detective que acecha a Light constantemente. El continuo duelo mental entre Kira y L es el pilar fundamental de la serie, pero en la adaptación de Netflix no se consigue llevar como es debido.
Death Note se nutre de una ambientación muy adolescente y americanizada para plasmar su argumento, algo que puede chocar a los seguidores de la obra japonesa, cuya visión dista mucho de esta. Este espíritu teenager se ve acrecentado por el romance entre Light y Mia, algo muy distinto a lo que vimos en la obra de Tsugumi Oba. Otra puñalada más.
El toque sobrenatural corre a cargo del shinigami Ryuk, interpretado por Willem Dafoe (John Wick). Sin embargo, sus apariciones son escasas y con poca carga narrativa. Creemos que desde la dirección del filme se le ha querido dar un toque de terror a sus escenas, ofreciendo un resultado para nada acertado.
La interpretación de la gran mayoría del elenco de personajes de la película no ayuda a que esta sume puntos. Light Turner, interpretado por Nat Wolff (Bajo la misma estrella), es una de las actuaciones que menos nos ha gustado. El actor no logra darle los matices a un personaje muy carismático, además de ofrecer una visión del mismo un tanto infantil y cobarde. El detective L, interpretado por Keith Stanfield (Déjame salir), tampoco nos brinda un papel muy destacable. Aunque su actuación sea mejor que la de sus compañeros de reparto, lidiar con una visión tan opuesta al personaje original no le hace ningún favor. Por último tenemos a Mia, interpretada por Margaret Qualley (The Leftovers), que al igual que ocurre con L debe pugnar con una versión bastante diferente de la original y que tampoco ayuda a que su personaje sea memorable.
La adaptación de Death Note de Netflix es un filme con pocas luces y muchas sombras. Si hay que resaltar algún aspecto positivo de la película, estos serían la fotografía y su banda sonora. Sin llegar a ser un espectáculo, los planos y la ambientación conseguida se asemejan, salvando las distancias, al original. Las luces de neón son un recurso utilizado y muy vistoso que resaltan los planos nocturnos. Por su parte, la BSO cumple sin más, ofreciendo un conjunto de temas en sintonía con los compases generales de la obra.
En conclusión, esta adaptación de Netflix tiene muchas carencias. La dirección y el guion no están a la altura, ofreciendo un producto que no cumple con las expectativas (para aquellos que tuvieran claro) y podría pasar como uno de los peores productos de Netflix hasta el momento.
LO MEJOR
- La fotografía y la escenografía de la película.
LO PEOR
- La desvirtualización de los personajes principales respecto a la obra original.
- La pésima actuación del elenco de la película.
- El ritmo frenético del filme.
- Su dirección y guion.
Edu Allepuz
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no sigue en ningun momento las partes mas importantes de la serie animada de death note, a cualquier que conozca la serie animada se le va a hacer una ofensa
Totalmente de acuerdo. Death Note como adaptación del manga es nefasta, pero como película también lo es. ¡Gracias por el comentario!
Esa película como tal es un insulto, por suerte existe Dragon Ball Evolution, para que Death Note no sea la peor adaptación del anime por todos admirado.
totalmente, sino fuera por dragon ball evolution, seria la peor adaptacion
Muy acertada la crítica!