LA SOCIEDAD LITERARIA Y EL PASTEL DE PIEL DE PATATA
LOS ANTECEDENTES
Cuando Richard Curtis propuso a Mike Newell para dirigir Cuatro bodas y un funeral en 1994, se materializó la creación de un nuevo y exitosísimo género, el dramedy británico. Si bien Curtis continuó enriqueciendo dicho género (Notting Hill, Love Actually, etc.), Newell optó por dar el salto a Hollywood y diversificarse. Allí desarrollaría la notable Donnie Brasco, adaptación de la historia real del agente infiltrado Joe Pistone y tal vez la única película destacable en su periplo norteamericano.
Pasados los 90, mientras florecían producciones de época como Orgullo y prejuicio, Newell volvía a su Inglaterra natal para brillar con Harry Potter y el cáliz de fuego. Desde entonces, la balanza entre dramedy y época se ha equilibrado en el Reino Unido, llegando incluso a mezclarse en televisión con gran éxito (véase la gran Downton Abbey). Mike Newell parece haber tomado buena nota de la tendencia y nos ofrece en La sociedad literaria y el pastel de piel de patata su visión de este nuevo género.
LA PELÍCULA
Juliet es una joven escritora londinense que encuentra el argumento de su próximo libro en una carta que recibe de un desconocido desde Guernsey, una pequeña isla británica que había sido ocupada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
En un soberbio ejercicio de síntesis, el autor se sirve del prólogo para dotar al relato de un marco temporal, aclarar el porqué del larguísimo título y, sobre todo, presentar la bucólica isla de Guernsey. Estos primeros minutos son también utilizados para dejarnos claro que el tono de la película bailará entre el drama y la comedia, tal y como comentamos en la sección anterior.
Pasado el prólogo, ya en el tiempo presente de la historia, la protagonista y su entorno son introducidos de una forma tan edulcorada e irreal que hasta el Londres de posguerra tiene un aspecto luminoso. Por desgracia, todo lo que allí sucede, incluyendo las subtramas del pretendiente y del editor, tiene un carácter superficial y prescindible.
La madre del cordero de la película está en la isla de Guernsey. La exquisita dirección artística y la cuidada construcción de los dramas locales nos permiten recuperar el interés que el prólogo había sembrado y disfrutar de la poderosa trama principal. En conclusión, correcto dramedy de época con una gran ambientación que no termina de aprovechar el potencial de una gran historia.
ELLOS Y ELLAS
Sin salirse de su registro habitual (véanse Downton Abbey o Cenicienta), Lily James y su sonrisa permanente apenas alcanzan el aprobado. Estamos seguros de que la actriz podría haber profundizado mucho más en su personaje, que parece ser arrastrado por la superficialidad de su entorno inicial. Misma suerte corren Matthew Goode (que medio repite también su personaje de The Crown) y Glen Powell, atrapados en lo intrascendente.
Las cosas cambian cuando nos enfocamos en el pintoresco elenco de la isla de Guernsey. Cada personaje es un mundo, pero destacan la inesperada sensibilidad que desprende Michiel Huisman, conocido por su papel como Daario Naharis en Juego de tronos, y el magnetismo de Jessica Brown Findlay, a la que ya vimos en Downton Abbey y que va a más en cada nueva película o serie.
LA SORPRESA
LA SECUENCIA / EL MOMENTO
TE GUSTARÁ SI…
LO MEJOR
- El brillante prólogo.
- La isla de Guernsey, incluyendo su elenco y ambientación.
- La fuerza de la trama principal.
LO PEOR
- Peca de exceso de complacencia y azúcar.
- Las subtramas de los personajes de Londres. Puro relleno.
- Lily James, que parece tener solo un registro dramático.