El Palomitrón

Tu espacio de cine y series españolas

CINE ENTREVISTAS REDACTORES

HABLAMOS CON ÓSCAR AIBAR, DIRECTOR DE EL SUSTITUTO

Óscar Aibar lleva en la industria audiovisual desde la década de los 90. Destaca su labor como director de cine con películas como Platillos volantes (2003) o El gran Vázquez (2010), pero también ha sido guionista de cómics y ha publicado tres libros como escritor. Lleva desde 2012, año el que también estrena su película El bosque, trabajando como director en Cuéntame cómo pasó. Ahora, tras casi diez años sin presentar nada en las salas de cine, vuelve con El sustituto, un thriller basado en hechos reales en el que el protagonista descubre una comunidad de ancianos nazis que viven sus últimos días disfrutando de la Costa Blanca.

P: Han pasado prácticamente 10 años desde el estreno de tu anterior largometraje, El bosque (2012). ¿Por qué vuelves ahora con este proyecto, cómo surgió y qué es lo que te interesa de él?

O: Las películas cuestan mucho de hacer y levantar en este país. Las que he contado son las historias que me han impresionado, las que cuento a mis amigos en las cenas, las que siempre repito, y esta es una de ellas. La idea para El sustituto surgió hace 10-15 años con una foto que veo en un bar de Calpe en la que aparecen seis personas vestidas de la Segunda Guerra Mundial y me cuentan que no son actores, si no que son los alemanes que viven en Denia. En ese momento se abre para mí la caja de Pandora y me meto en una historia que me acabó obsesionando.

En el rodaje he conocido a gente de Denia que lleva años volcada en esta historia, haciendo fotos con un teleobjetivo por encima de vallas y yendo a los archivos a buscar registros de propiedad. Esto está tan bien ocultado por la inteligencia franquista que es muy adictivo el empezar a tener información, pero hasta ahora era un tema bastante tabú.

P: En la película, la historia se cuenta como si fuera un flashback, un recuerdo de Eva, el personaje de Vicky Luengo, aunque luego el protagonista de la historia sea claramente Andrés Expósito (Ricardo Gómez). ¿Por qué has decidido hacerlo de esta manera?

El sustituto tiene una carpintería clásica de thriller, un género que me gusta (es el western moderno). Dentro del thriller el personaje de Ricardo Gómez es el clásico hombre solitario. Tiene un conflicto moral en el centro de la historia, ya que, por accidente, no está en el lado correcto de los acontecimientos. Entonces tiene que enmendarlo al mismo tiempo que va descubriendo que ese pueblo apacible en el que no pasaba nada es todo lo contrario.

Cuando estaba escribiendo esta estructura tan clásica me di cuenta de que era necesario crear un puente con el mundo actual porque la reinterpretación de la historia que está haciendo la extrema derecha ahora en Europa es bastante peligrosa. Es por eso que el flashback me sirve, de manera muy circunstancial en la peli –es poco metraje pero creo que muy potente– para incluir a la gente de 20 años que no ha vivido la Transición y que no conoce la historia reciente. De esta forma les hablo de los peligros de la banalización de la reinterpretación de la Historia.

Rodaje El sustituto
Óscar Aibar y Ricardo Gómez en el rodaje de El sustituto

P: Como dices, al contar todo como un flashback, relacionas el pasado con el presente. Al final de la película Eva dice, ya en la actualidad: “luego ganaron los rojos y todo el mundo decía que llegó el cambio, pero yo no lo veo”. ¿Crees que ha habido cambio? ¿De qué manera crees que el pasado nos afecta ahora?

O: La peli la sitúo en el 82 porque es un año muy importante. Además de ser el último año en que tocó la banda municipal en el cumpleaños de Hitler, estábamos a seis meses del golpe de Estado de Tejero e iba a ganar, después de 50 años, un partido de izquierdas las elecciones. Mientras tanto, en los mundiales España estaba intentando dar una imagen de algo que no era: un país organizado, democrático… Para toda la gente represaliada eso era la hostia, era como que España iba a cambiar. Yo no me mojo ahí, dejo al espectador, como autor, que diga si eso le decepcionó, si la izquierda española que tomó el poder luchó por las libertades y si las consiguió o no.

El puente con la actualidad lo hago porque la semana pasada fue elegida concejala del ayuntamiento de Roma la nieta de Mussolini, el inventor del fascismo. En Francia y Alemania, la ultraderecha está empezando a ir para arriba y aquí, sin ir más lejos, los mítines de esta gente cada vez tienen más apoyo. Por eso para mí era inevitable hacer ese paralelismo.

P: Esta forma de contar la historia deja claro que si hay otro protagonista a parte de Andrés, ese es Eva. Llama la atención que, a pesar de localizar el relato a principios de 1980, el personaje que encarna Vicky es una mujer más libre de lo que muchas eran por aquella época. ¿Por qué?

O: Recuerdo muy bien la época de la Transición. En aquel momento el acceso a las carreras universitarias y a los cargos ejecutivos o de mando eran para las familias de los vencedores (sus hijos y nietos). En la película, ambos personajes son gente humilde, uno ni siquiera tiene pasado ya que no tiene familia (Andrés), pero por circunstancias accidentales ambos deben ser titulares: ella tiene que ser médico responsable de la planta de un hospital y él inspector en activo. Él es un hombre de acción, no lo resuelve de manera dialéctica sino haciendo las cosas y ella de una manera bien diferente.

Recuerdo esas dos mujeres que había en la España de esos años. En mi clase, un porcentaje de ellas eran muy machistas porque les habían inculcado, como a todos, el machismo de la época. Sin embargo, había unas flores en mitad de todo eso que eran mujeres muy libres, muy valientes, que se enfrentaban a todo y que tiraban para delante aún siendo pobres, que era mucho más difícil todavía. Eva es un poco así, una tía que ha tirado para delante y que se ha enfrentado a todo. Era un raro espécimen de la época, pero existía.

óscar aibar

P: Para finalizar: ¿tienes en mente algún proyecto próximo, o tendrás otro parón?

O: Bueno, el parón vino porque tengo que ganarme la vida. Al ser director de cine no siempre puedes vivir de tus historias, de las que tú escribes o generas. Al final lo conviertes en un oficio: rodar todos los días la historia de otras personas haciéndolo lo mejor que puedas.

En realidad este parón no ha sido tal, he seguido trabajando y llenando libretas de proyectos, pero hasta que no he tenido uno lo suficientemente potente no he querido salir. Le tengo mucho respeto al cine y a la literatura, así que si escribo un libro o hago una película me tiene que llenar mucho. Si me llega otra historia, intentaré levantarla. Es un vía crucis, pero tiraré hacia delante. Mientras esté vivo, no me voy a retirar.

Alejandro Pazó

¡No olvides dejar aquí tu comentario!

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.