Lo bueno, si breve, dos veces bueno y de eso la productora Cuerdos de Atar y Amazon Prime Video saben mucho porque, por segunda vez consecutiva, lo han vuelto a hacer. Después de anotarse un tanto con el documental El Desafío: ETA, la plataforma en streaming vuelve a repasar la historia del terrorismo con El Desafío: 11M, un documental de cuatro episodios en el que se desgrana la investigación policial y consecuencias del peor atentado terrorista en la historia de España y Europa. 

Estrenado el pasado día 11, coincidiendo con el aniversario de la masacre, Amazon Prime Video se suma a una apuesta que también han hecho otras plataformas como Netflix con su documental 11 M. Pero aquí no estamos para comparar productos y opinar sobre que plataforma ofrece mejor contenido, ya que no se trata de un material de entretenimiento frívolo, ni resulta divertido de ver. Las imágenes que se suceden en los 40 minutos de duración de cada capítulo dejan un reguero amargo en el espectador, una sensación de vacío en las tripas y el recuerdo lacerante de algo que sucedió hace ya 18 años pero que se revive como si fuese ayer.

El día de la infamia 

El 11 de marzo de 2004 pasó a la historia como el día de la infamia. Entre las 7:36 y la 7:39 de la mañana se produjeron 10 explosiones en cuatro trenes de cercanías provenientes de Alcalá de Henares. El resultado de aquellos viles actos fueron 193 muertos y más de 2000 heridos.

Lo infame de aquellos atentados fue el ataque directo a la población, la intención de herir a la ciudadanía. En los trenes de cercanías aquella mañana no viaja la élite, los que dominaban el país. Viaja el trabajador medio, el universitario, el chaval en edad escolar.

Sin embargo, y aunque resulte irónico, no solo fueron los terroristas los que se colgaron el cartel de infames aquella mañana. Carlos Agulló, director del documental, se encarga de rotular el adjetivo en la frente de los políticos que por aquel entonces copaban los informativos. Y no escatima en detalles, ni tiene pelos en la lengua. En cada episodio rostros de figuras de la política como los del entonces presidente del gobierno, José María Aznar o Eduardo Zaplana mantienen en una soberbia casi de acero la justificación de sus acciones de señalar a ETA como responsable de unos crímenes que, por primera vez en la historia de nuestra democracia, no habían cometido, cuando ya existía otra línea de investigación que cobrabra fuerza. ¿Y sobre la invasión de Irak y la posible causa efecto? en palabras de Zaplana «Nada que ver». 

Desfile de contradicciones 

Tejiendo una red con manos de hierro, Agulló sienta a los ex directores de los diarios más importantes del país. Pedro J. Ramírez, José Antonio Zarzalejos y Jesús Cebério dan testimonio de lo que se vivió en las primeras horas tras los atentados en las redacciones de El Mundo, El ABC y El País. Todo coinciden en lo mismo, en las llamadas incesantes desde la presidencia del gobierno recalcando una y otra vez que el autor material de los hechos era ETA.

Y en una línea similar sucede con las fuerzas y cuerpos de seguridad. Un abatido Jorge Dezcallar, ex director del CNI en la época, afirma con sinceridad que se sintió manipulado y apartado en todo momento de las reuniones que tuvieron lugar en la cúpula del gobierno. Mientras que Javier Zaragoza, ex fiscal jefe de la Audiencia Nacional y Jesús Sánchez Manzano ex comisario jefe de los TEDAX, reafirman la autoría islamista haciendo alusión al tipo de explosivo que hallaron en las mochilas que no llegaron a estallar en los trenes.

Haciendo un repaso exhaustivo por la historia de las primeras células islamistas en España, El Desafío: 11 M, se centra en reafirmar la autoría del atentado puesto en tela de juicio desde la mañana del 11 de marzo de 2004. Por orgullo de algunos, por falta de humildad o simplemente porque hay lugar para una teoría y conspiraciones en todos los acontecimientos de gran calibre. Lo cierto es que las encrucijadas de acusaciones siempre dejan víctimas colaterales, como la mujer de Rodolfo Ruiz ex comisario jefe del distrito de Puente de Vallecas que finalmente acabó suicidándose y a la que se podría contabilizar como la víctima 194.

Sin morbo y con precisión

Pasa a menudo que, cuando se trata un acontecimiento en el que la herida emocional es profunda y las vidas truncadas superan lo humanamente soportable, se tiende a caer en el morbo. A regodearse en el drama de las familias, a meter el dedo en la llaga, a convertir en circo mediático la tragedia y a seguir la estela televisiva que iniciaron algunos periodistas con el caso Alcásser.

Para alivio de los espectadores, en El Desafío: 11 M, no hay sermones lacrimógenos, ni dedos retorciendo la herida de madres que perdieron a sus hijos, ni tampoco un protagonismo hecho desde el sadismo a la historia personal detrás de cada víctima. Se trata de un recorrido por los hechos judiciales y la investigación, un viaje a un momento de nuestra historia reciente que dividio al país, una doble lectura de la forma en la que se hizo política del terrorismo. Todo ello dejando a un lado la práctica de convertir el dolor en algo pornográfico. Y menos mal. 

Pese a ello Carlos Agulló invita a la reflexión final, dejando en evidencia lo asqueroso que fueron los partidos y sus líderes, tanto Aznar como Zapatero que, mientras estaban los cadáveres aún en el interior de los trenes, solo pensaban en el éxito electoral de su partido y en el número de sillones que podrían ocupar en el Congreso de los Diputados.

Amazon Prime Video nos ofrece una radiografía de la podrida y repulsiva clase política española, de la manipulación mediática, del primer mensaje viral en la primitiva era de las redes sociales con el famoso SMS “Pásalo”, del dolor de los que sobrevivieron a la tragedia y de la falta de escrúpulos y de vergüenza de los que se siguen alimentando de ella. 18 años después, respeto y memoria siempre.

Claudia Banqueri