EL EVENTO

Pamplona se vestía de gala este sábado para clausurar la 16ª edición del festival de cine documental más importante de España: el Festival Punto de Vista. Para ello, qué mejor que un lugar emblemático para todos los navarros y los amantes del cine documental: Baluarte, el palacio de congresos y auditorio de Navarra. Además de contar con la presencia de Manuel Asín (director artístico del festival) y demás miembros del equipo organizador, no quiso perderse esta cita la consejera de Cultura de la Comunidad Navarra, Rebeca Esnaola. Participativa durante toda la gala de clausura, pronunció un discurso en favor de todo lo que supone el festival para Navarra y para el mundo de la cultura.

Tras la entrega de premios por parte de los organizadores, la gala finalizó con la proyección del documental Charm Circle, una película que remueve sentimientos y parte de una realidad y de unas vivencias íntimas para, posteriormente, trascender y empatizar con los espectadores. En Charm Circle, Nira nos presenta a su familia a través de un divertido y a la vez dramático vídeo casero. Una propuesta imperdible.

PALMARÉS

Más allá de los asistentes y del emplazamiento de esta gala, el palmarés del festival destacó por su diversidad y por premiar a promesas valientes y cargadas de humanidad. Cierto es que todos los proyectos seleccionados por el festival están sobrados de valentía y humanidad, pero el jurado debía distinguir a algún documental que haya logrado alzarse por encima de la media y emocionar al público navarro, que, por cierto, ha sido muy numeroso. Así las cosas, el jurado otorgó el Gran Premio Punto de Vista a la Mejor Película, dotado con 10.000 euros, a Baleh-baleh, de Pascale Bodet. En palabras del jurado, la película es un magnífico y serpenteante diálogo que revela continuamente algo sorprendente; un diálogo que alcanza la visión del mundo circundante y en el que un perro llamado Joël, sin decir una palabra, acompaña como un interlocutor esencial y silencioso.

Por otro lado, el premio Jean Vigo a la Mejor Dirección, dotado con 5.000 euros, fue para Self-Portrait: Fairy Tale in 47KM de Mengqi Zhang. Según el jurado, en este proyecto los momentos milagrosos se acopian, y otros se desbordan debido a una invención desordenada y alocada. Una película realmente única que traza el camino de un nuevo tipo de cine democrático. Por su parte, el premio al Mejor Cortometraje, dotado con 3.000 euros, fue para To Pick a Flower,de Shireen Seno, y el premio Especial del Público a la Mejor Película, dotado con 1.650 euros, fue para 918 Gau de Arantza Santesteban, película de la que se ha hablado mucho y que hemos tenido la posibilidad de disfrutar. Por último, el Premio de la Juventud a la Mejor Película, dotado con 1.500 euros, ha ido también para Self-Portrait: Fairy Tale in 47KM de Mengqi Zhang, mientras que las Menciones Especiales del Jurado han ido para Evangelio mayor, de Javier Codesal, y para 918 Gau, de Arantza Santesteban.

918 GAU

Si ha habido una película que ha dado qué hablar a lo largo de este festival, esa película ha sido 918 Gau, de Arantza Santesteban. En 918 Gau, se narra la historia de Arantza, la directora de la película, que fue detenida y llevada a prisión en el 2007. De aquellos días conserva algunos recuerdos: las interminables vueltas por el patio, los campeonatos de natación, el periplo carcelario de Rasha… Tras pasar 918 noches encerrada, Arantza queda en libertad. A partir de ese momento, registra en una grabadora sus recuerdos y sus dudas, que se van desplegando a lo largo de la película a modo de una memoria fragmentada.

Lo cierto es que 918 Gau se reivindica como una propuesta novedosa, delicada y emocional. Sin seguir una estructura convencional, decide explorar lugares nunca vistos y hablarnos (desde el conocimiento) de sentimientos profundos. Todo ello lo hace con una templanza y una profesionalidad dignas de alabanza. Da la sensación de que el fenómeno de Arantza Santesteban no ha hecho nada más que empezar.

EVANGELIO MAYOR

Una propuesta muy distinta a 918 Gau es Evangelio Mayor, un documental que trata del envejecimiento en el contexto de las personas LGTBIQ+. El envejecimiento y los fenómenos que lo acompañan suelen quedar en la sombra de las representaciones visuales, que prefieren modelos jóvenes y saludables. Esta exclusión se agudiza cuando se trata de lesbianas, gais, transexuales y otros disidentes sexuales, cuyas imágenes suelen ceñirse a un reducido conjunto de estereotipos. Pero vejez o enfermedad (y el filme hace también memoria del sida) nos permiten a todos experimentar la fragilidad del cuerpo vivo y pensar luego los límites sociales y culturales que nos condicionan; además, edad y enfermedad ponen en juego la capacidad para enfrentar dichos límites, aspecto central de la creatividad humana. Evangelio Mayor afronta esta temática desde un punto de vista honesto y sincero, siendo destacables la emotividad y la cercanía que en todo momento mantiene con el espectador. Desde luego, es otra película que merece la pena ser vista y que confirma, una vez más, el buen ojo del Festival Punto de Vista para seleccionar proyectos diversos y reivindicativos. ¡Larga vida al Festival Punto de Vista!

Jorge G. Leguina