EL CINE EN CASA: LAS CRÓNICAS DE BLANCANIEVES. EL CAZADOR Y LA REINA DEL HIELO
Tras el éxito de Blancanieves y la leyenda del cazador en 2012, dirigida por Rupert Sanders (Ghost in the Shell), Cedric Nicolas-Troyan toma el testigo para llevar a cabo una secuela en la que la Reina de las Nieves eclipsa a Blancanieves. Nicolas-Troyan, encargado de los efectos especiales de la película de Sanders, centra su ópera prima como director de cine en el cuento de Hans Christian Andersen, «La reina de las nieves».
Repiten en esta segunda parte Charlize Theron (Mad Max: Furia en la carretera) como Ravenna y Chris Hemsworth (Cazafantasmas) como Eric, el cazador. Se suman a la aventura dos poderosas mujeres: Jessica Chastain (Marte) como la guerrera Sara, un amor que el cazador creía perdido, y Emily Blunt (Sicario) como la fría y vengativa Freya, la Reina de las Nieves. Con el mismo tipo de entretenimiento de la primera entrega, el dúo de malvadas que representan las dos hermanas podría haber sido el eje de la trama. Sin embargo, todas sus escenas se ven sesgadas en beneficio de una historia de amor entre Eric y Sara, así como un intento de escenas cómicas interpretadas por enanos. Desaprovechado el talento de las dos villanas para ensalzar el mismo cuento de siempre, cuyo esquema sabemos de memoria y que incluso Disney ha modificado en los últimos años.
LOS EXTRAS
Escenas inéditas (08:35)
La gran parte de estos ocho minutos son escenas de la reina Freya, los cuales hubiesen favorecido la construcción de una gran villana. En especial, hay un juego de ajedrez entre las dos hermanas, Freya y Ravenna, en el que se hace visible el poder y la maldad de las hermanas. Existen también algunas escenas relacionadas con la aventura de Eric, Sara y los enanos, totalmente prescindibles para el desarrollo de la historia.
Escenas cómicas (09:20)
En este caso, las tomas falsas revelan un gran problema en el rodaje de la película: la presencia continua de aviones sobrevolando las localizaciones del rodaje. Este percance les obliga a cortar diálogos e interrumpir grandes escenas por el molesto ruido, sobre todo en las escenas de Emily Blunt. El resto son una sucesión de escenas plagadas de errores y caídas, lo normal en este tipo de material, aunque siempre es gracioso ver qué hay detrás de la perfección que vemos en pantalla.
Vestida para matar (05:51)
Quizás es el material adicional más novedoso e interesante, enfocado al trabajo de diseño de vestuario de Colleen Atwood. Ganadora de tres Oscar por el diseño de vestuario de Chicago, Memorias de una geisha y Alicia en el País de las Maravillas, es, además, la diseñadora de casi todas las películas de Tim Burton. Collen cuenta y detalla la elaboración del vistoso y preciosista vestuario de las dos reinas: los materiales, los colores negro y dorado para Ravenna, los azules y blanco para Freya. No es solo cuestión de vestimenta, pues los colores de su vestuario y maquillaje reflejan la personalidad de cada una: Ravenna, densa y poderosa, como la brea y el oro derretido que suele acompañarla, y Freya, la fría fragilidad del hielo y el cristal.
El amor lo puede todo (05:44)
El eje central de la película es el amor, que puede con todo mal, beneficia al que lo siente y perjudica al que lo rechaza. Para resaltar la necesidad del amor y el buen rollo, estos casi seis minutos muestran la amistad y buenas vibraciones que hubo en el rodaje entre el equipo y los actores. De este modo, dejan claro que este tipo de emociones benefician un rodaje, más allá de ser el propósito y la moraleja de la película.
Entretenimiento justo es el que nos muestra Las crónicas de Blancanieves: El cazador y la reina del hielo, en la que debemos confesar que no echamos de menos a Blancanieves. Las villanas despliegan todas sus capacidades, y tanto el vestuario como los efectos especiales generan un juego preciosista que evita que apartemos los ojos de la pantalla. La trama es por todos conocida, pero eso no tiene por qué desvirtuar esta historia bien interpretada. Sin embargo, a muchos nos hubiese gustado una historia única para las reinas malvadas del reino.
Lorena Rodríguez